De profesión, detective privada

Nuria Zaragoza
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Soria Detectives L.T. comenzó su actividad en la provincia hace ya tres años, y no le falta trabajo. Accidentes laborales, de tráfico, bajas fingidas, temas de seguros y de familia copan su agenda. La profesión real, lejos de los mitos del cine

De profesión, detective privado

Sobre la mesa de su despacho tiene una pequeña videocámara. Es su herramienta de trabajo básica, su principal aliada junto con el coche, desde donde hace buena parte de los seguimientos. Sobre la mesa no hay mucho más, ni un solo documento que pueda desvelar detalle alguna de los trabajos que ahora tiene entre manos. El anonimato y la discreción son clave. Porque María (nombre ficticio) ejerce como detective privado en Soria. 

No lleva gabardina, ni lupa, ni se esconde tras un periódico con dos agujeros a la altura de los ojos. Lejos de ese ideal literario o cinéfilo, esta Sherlock Holmes soriana abre a El Día de Soria las puertas de su empresa, Soria Detectives L.T., para explicar, desde dentro, las claves de una profesión que, quizá por desconocimiento, sigue estando muy idealizada. Una profesión «muy dinámica», nada monótona, con su punto de «tensión», y donde la discreción y la prudencia son básicas. 

María no es una paparazzi ni tampoco una espía. Tampoco una hacker.   Su trabajo es mucho más completo, y para poderlo ejercer exige un título universitario, así como la homologación por parte de la Dirección General de la Policía. Ella se preparó en la Universidad de Salamanca tras años de experiencia en el sector de la seguridad privada. Acumula ya tres años ejerciendo como detective en la provincia y, aunque admite que «hay épocas», asegura que de momento no le falta trabajo.

fraudes, custodias... «Llevo temas muy variados. El grueso de mi trabajo se centra en accidentes laborales, temas de seguros, accidentes de tráfico, bajas fingidas... Por ejemplo, alguien que ha tenido un accidente y dice que está fatal de las cervicales y luego le ves que conduce y gira la cabeza sin problemas, que hace ejercicio, que va a hacer la compra y coge pesos... Luego, temas de familia, custodias, herencias... donde en ocasiones hay que demostrar, por ejemplo, que una parte miente o no dice la verdad sobre algunas propiedades, sobre donde vive y con quién... A partir de ahí, te pueden llamar para infidelidades o cosas de lo más raro que te puedas imaginar, pero eso es una parte muy minoritaria de mi trabajo. Muy muy minoritaria», insiste. Ese es también uno de los falsos mitos que rodea la profesión.

Porque, lejos de lo que a veces se piensa, no todo es susceptible de ser investigado por un detective privado. Hay unos límites profesionales, y también éticos. Para poder contratar sus servicios debe haber «una causa legítima», que queda reflejada en el contrato que firman ambas partes. Y, cuando se inicia la investigación, «no debes meterte más allá de lo que es tu competencia», matiza. «Cuando firmas el contrato con el cliente, firmas el motivo. Y tu trabajo se centra en investigar y demostrar eso, nada más. A veces un cliente se piensa que tiene derecho a saber todo de la otra parte. Yo no me meto en su vida, hay que tener clara la línea de trabajo y no sobrepasar los límites», subraya.

El filo a veces es tan fino que resulta complicado determinarlo, pero María lo deja claro de partida. El detective privado no puede llevar a cabo investigaciones sobre delitos perseguibles de oficio -«hay parte que solo puede investigar la Policía y, si en el ejercicio de nuestra función, nos encontramos con un delito, automáticamente debemos ponerlo en manos de la Policía»-. Tampoco, utilizar medios que atenten contra el derecho al honor, la intimidad personal o familiar, la propia imagen o el secreto de las comunicaciones. Por ejemplo, no puede pincharle el teléfono o grabar en la intimidad de su casa. 

no acosar al investigado. Pero, más allá de la ley, hay otros aspectos: «No puedes acosar a las personas ni violentarlas», recalca la responsable de Soria Detectives L.T., que insiste en la necesidad de «ser discreto». «Yo no he sentido miedo nunca  pero, si ves que la situación se complica, es mejor retirarte, irte más lejos y meter más zoom -aunque la imagen no sea tan nítida-, dejarlo para otro día... Si la persona se siente investigada, es mejor dejar distancia». Alude con ello a uno de los aspectos básicos de su trabajo, el seguimiento de la persona investigada, los denominados ‘plantones’. «Las jornadas de vigilancia intensiva sí que existen, eso no es mito», apunta entre risas esta profesional, que reconoce que esa parte del trabajo es «muy sacrificada» ya que «no entiende ni de horarios ni de vacaciones…». Su videocámara es básica en este punto para obtener las pruebas que luego podrá presentar ante el juez «en calidad de testigo». «Hay veces que tú lo que quieres es demostrar que una persona está entrando y saliendo de un sitio y puede ser que, justo en el momento en que sale, pasa una furgoneta por medio y no te deje capturarlo. Ypuedes llevar horas allí y no conseguirlo», ejemplifica. Son muchas horas de espera «porque nadie te dice a qué hora va a ocurrir», mucha «tensión» también, y nada de monotonía, puntualiza. 

Al trabajo de calle se suma el de oficina. Internet, las redes sociales, el móvil... nos hacen hoy en día mucho  más visibles...