La pandemia sigue estando detrás de la llegada de nuevos habitantes al medio rural de la provincia de Soria. Personas que abandonan las grandes ciudades y se instalan en pequeños núcleos poco poblados, dando un giro a sus vidas. En La Cuenca encontramos el caso de Ana Bosch, valenciana que ha dejado atrás el estrés propio de una directiva nacional de una entidad financiera, para hacer realidad la "idea romántica" de cambiar de rumbo.

El año pasado decidió alquilar una casa rural de este bello municipio y convertirla en hotel con encanto, que acaba de abrir con la categoría de cuatro estrellas. "Yo era una esclava del trabajo, no me daba cuenta y no paraba", reconoce.

Ahora vive junto a su madre y su hija de 3 años y ha puesto en marcha este negocio que le permite disfrutar de la vida: "ves que un día pasa, le notas los minutos, le notas las horas, disfruto de mi hija... te das cuenta que antes no vivías sino que pasabas el tiempo".

"La idea bucólica que tenemos todos los que vivimos muy estresados, viajamos mucho y no tenemos tiempo para nosotros, de tener una casita rutal, una bodega... Es una idea con la que siempre fantaseas", comenta. Una fantasía que se ha hecho realidad a pesar de la falta de ayudas: "se me han denegado absolutamente todas, algunas de ellas por bastante incongruencia, porque llevaba menos de un año viviendo aquí, pero si vamos a llenar la España Vaciada, las ayudas son para que vengamos, ¿no?".

Sí ha tenido más facilidades para poder escolarizar y transportar a su hija en Camaretas, Golmayo, municipio al que pertenece La Cuenca. 

Poder dedicar tiempo a Ariadna ha sido crucial para que esta valenciana que se define como "nómada" se establezca al menos por un tiempo en el epicentro de la despoblación que representa la provincia de Soria.