El paso decisivo de la nueva Ley 'mordaza'

Agencias
-

La reforma avanza en su tramitación bajo la amenaza de quedar bloqueada por las discrepancias que mantienen los grupos

La norma fue aprobada en 2015 con mayoría absoluta por el entonces Gobierno del PP. - Foto: EFE

La reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida como Ley mordaza, afronta esta semana un paso decisivo en su tramitación con más de 40 cambios pactados por la mayoría parlamentaria pero con las mismas cuatro piedras que los grupos no han sido capaces de despejar del camino y que están a punto de frustrar la llegada a la meta de la nueva norma: las faltas de respeto a la autoridad, la desobediencia y resistencia, el material antidisturbios y las devoluciones en caliente.

El pasado 1 de febrero la iniciativa conseguía no quedarse atascada en la ponencia y, gracias al apoyo de ERC, el informe del bloque favorable a la modificación -PSOE, Unidas Podemos, PNV, ERC, Junts y Eh Bildu- lograba pasar a la Comisión de Interior, donde se debatirá mañana y podrán incorporarse más retoques.

Que la reforma supere también este penúltimo paso y llegue al pleno del Congreso se antoja complicado por el momento, pues los cuatro puntos nucleares que no se han tocado condicionan el respaldo necesario de ERC, Junts y EH Bildu, ya que el proyecto solo puede salir adelante con 176 síes.

Fuentes socialistas reconocen que el acuerdo es «muy difícil». Argumentan que han sido «generosos» con las reivindicaciones de ERC, EH Bildu y Junts, expuestas a lo largo de medio centenar de reuniones, pero dejan claro que no están dispuestos a desproteger a las Fuerzas de Seguridad con la prohibición de las pelotas de goma o con desvirtuar la autoridad de los agentes en materia de respeto y desobediencia. «Hemos avanzado mucho en la protección y ampliación de derechos fundamentales para los ciudadanos como el de manifestación y expresión. Sería una pena que la ley encallara», lamentan.

A este análisis se suman Podemos y PNV, que también se han afanado en explicar el trabajo «titánico» realizado junto con los otros tres partidos para conseguir una nueva ley que, en su opinión, ha borrado los aspectos que la rebautizaron como mordaza.

Por esta razón, ven con algo más optimismo que salga adelante. Para el portavoz de la formación morada en la tramitación de la reforma, Enrique Santiago, es el «momento definitivo» para que cada grupo deje claras sus prioridades y asuma con «responsabilidad» su decisión.

En el PNV, impulsor de la proposición de ley, tildan de «ridículo» el empeño de algunos. «Para nadie va ser el cien por cien de como quisiera la futura ley, pero hay que saber dónde se está», apostillan.

No lo ven así quienes no ceden de momento con el argumento de que precisamente los aspectos más lesivos, como son las multas por faltas de respeto a los policías, quedan intactas.

De hecho, en ERC indican que esperan que haya alguna propuesta nueva que «incentive» su voto, pero avisan de que la reforma puede «morir» en comisión.