El relevo a la tercera generación en el hotel de Langa

A.P.L.
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El joven Adrián berlanga se pone a los mandos del hotel Ribera de Langa puesto en marcha por sus abuelos

El relevo a la tercera generación - Foto: E.G.M

Con tan solo 22 años, Adrián Berlanga Carrasco se ha sumado al negocio hostelero que pusieron en marcha sus abuelos, Ángel y Juana, en torno a 1979 y que ampliaron sus padres, Gemma y César, en 2012. Así que se ha puesto al frente del bar y del hotel Ribera de Langa con mucha ilusión al ser la tercera generación y el apoyo de su familia para dar este paso e impulsar el negocio de la hostelería en la localidad.

Adrián, César y Gemma nos reciben en el bar-restaurante Carrascal, que cuenta con un hostal de siete habitaciones en la planta de arriba (antiguamente eran dos plantas). El joven nos cuenta que cuenta que cuando abieron sus abuelos maternos el establecimiento pasaba por allí la N-122 y «había mucho movimiento» en el restaurante y «la gente se quedaba a dormir». También allí se hospedaron muchos médicos que habían terminado la carrera y tenían como destino los pueblos de los alrededores, añade César. Le pusieron el nombre de Carrasacal, un popular y extenso paraje de Langa y también en relación con Carrasco, el apellido de esta familia langueña. Después fue su hija Gemma la que se hizo cargo del negocio con su marido César, de San Leonardo de Yagüe. 

Ahora en el bar Carrascal sigue siendo típico el pincho de oreja los domingos y entre semana ofrecen un menú del día de rica comida casera. Sin embargo, padre e hijo renocen que no hay mucha costumbre de alternar en Langa, una situación que ha empeorado con la pandemia. «Aunque Langa es una localidad maja, de 600 habitantes y con todos los servicios, la población está muy envejecida», comenta el joven. Sin embargo, sí que el turismo en torno al vino de la Ribera del Duero, el románico y el Camino del Cid sí que es una oportunidad, sobre todo en los meses que hace buen tiempo y «en agosto y Semana Santa». La Autovía del Duero es positiva para mejorar la circulación, pero por otra parte aísla a los pueblos, comenta su padre comparando la marcha del negocio hace años con la actualidad, al pasar de cinco empleados a uno.

experiencia. A Adrián le tira la hostelería. «Es lo que he mamado desde pequeño», nos dice mientras recuerda esos momentos tras la barra desde niño y cuando salía del instituto y ayudaba a su padre a poner los cafés. Tras una época trabajando fuera y de rebeldía, decidió sumarse al negocio y en junio de 2022 abrió la cafetería Ribera de Langa. Espera que el hotel comience ya a recibir bastantes visitantes a partir de marzo y quiere abrir el comedor en breve. Para sus padres es un orgullo que se haya incorporado al sector, aunque también les hubiera gustado que estudiara, pero sobre todo lo es para su abuelo Ángel. Todos ellos le ofrecen muchos consejos y le dicen que es muy sacirficado, «que cuando todos están de fiesta tú tienes que estar trabajando».