Miguel López, el niño prodigio del golf soriano

S. Recio
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Con solo 12 años, Miguel López ya compite a nivel nacional con jugadores de golf de categoría juvenil. El soriano ya apunta a ser un referente en un deporte que lleva practicando toda su vida

Miguel López, el niño prodigio del golf soriano

En el primer campeonato puntuable del circuito juvenil de golf de Castilla y León y Extremadura, un soriano de tan solo 12 años sorprendía a los asistentes al campo cacereño de Isla Valdecañas. Todavía en edad alevín, conseguía alcanzar la sexta posición con rivales que tenían hasta cuatro años más que él. Se trata de la joven promesa, Miguel López.

Descendiente de familia de golfistas, ve como algo natural este gran resultado. «Las condiciones del campo eran muy buenas y desde el principio me sentí muy cómodo», asegura con un discurso que mezcla la inocencia de la edad con la humildad del que compite para divertirse. «Aunque sean más fuertes aquí la distancia no importa», analiza. «Lo mismo da hacer 400 metros de salida si luego necesitas 11 golpes», afirma. Lo hace mientras lanza la bola a unos 200 metros. «Con seis golpes el resultado es el mismo». Así de fácil.

Habla del golf como quien respira, con la naturalidad de vivir un deporte que ha conocido desde que apenas podía andar y con la convicción de poder hacer algo grande. «Este año me gustaría acabar con un hándicap 6». A menor número más nivel. «No hay nadie de mi edad que ahora esté en esa categoría», sentencia este deportista. La mirada denota ambición, pero también seguridad en que lo puede conseguir. 

Un juego. Apenas podía pronunciar la palabra golf y Miguel López ya acompañaba a su padre al campo. «Tenia dos años e iba en el carro para verle jugar», recuerda. Tiene una muy buena memoria y entonces ya comenzaba a preguntar aspectos del juego y por supuesto, a probar. «Con tres años ya hacía nueve hoyos», cuenta con una sonrisa que le delata. Sabe que no es normal esa pasión por el golf a esas edades.

Era entonces su pasatiempo favorito. Aunque practicaba también la natación, el momento favorito del día era ir al verde. «Me gusta mucho dar paseos y estar en plena naturaleza», comenta. Pasaba el tiempo y con cinco años entraba en la escuela a las órdenes de Álvaro Berná. Desde el principio detectaron algo diferente en ese pequeño. A los 9 años ya competía.

Mentalmente es una roca. «En la escuela me enseñaban a saber salir de problemas o tirar hacia adelante en los malos momentos», cuenta el golfista. Una preparación que ya tenía de base y que se refleja en una manera de trabajar y competir que suele garantizar resultados. «Esto es simplemente hacer lo mismo que entrenando», narra mientras juguetea con un chicle en la boca. Se nota que se divierte en ese entorno, incluso en un momento en el que se enfrenta a su primera entrevista. «Me lo estoy pasando bien», asegura. Todo está controlado.

Capacidad. «Cuando estoy pasando un mal momento en una competición, cierro los ojos, respiro tres veces y sigo jugando». Así define Miguel López la manera que tiene de afrontar las dificultades compitiendo al golf. Es un deporte en el que la concentración es vital y él la tiene de fábrica. «No hago nada especial para estar motivado, mi rutina suele ser siempre la misma», matiza. «Lo más importante a la hora de afrontar una dificultad es encontrar el camino más rápido para solucionarla», un análisis que tiene mucho sentido.

Se podría decir que tiene una especial obsesión con tener todo controlado. Se puede pasar horas analizando y estudiando cada hoyo del campo al que va a competir. «La semana anterior me veo todo el circuito varias veces hasta que conozco los detalles», narra el joven. «Ver todos los matices hace que después sea más sencillo afrontar los torneos».

Pero su pasión va más allá. En su tiempo libre también ve golf. «Me puedo pasar horas». En su casa este deporte acapara la televisión. «No me aburre ni lo más mínimo», cuenta con pasión. Un futuro ganador tiene en el número uno mundial a su referencia. «Me fijo mucho en Jon Rahm, es el mejor», finaliza.

Con apenas 12 años su techo está muy lejos del cielo azul del campo de Pedrajas. Su gran futuro en el golf le convierte en la gran referencia soriana. Solo le queda seguir jugando y los resultados ya llegarán.