"La sanidad de Soria fuera está muy prestigiada"

A.I.P.
-

Dos años Covid. La primera ola fue la de «la gran mortalidad» en Soria; la tercera tuvo una elevada incidencia y coincidió con el inicio de la vacunación, que protegió a los más mayores; y en la sexta ola, el contagio se disparó

"La sanidad de Soria fuera está muy prestigiada"

Dos años de pandemia. Seis olas. Tres muy duras para la sanidad soriana. «El sufrimiento ha sido mucho», advierte el gerente de Asistencia Sanitaria de Soria, Enrique Delgado. Veinticuatro meses grises, complicados de asimilar, aunque también se ha producido un cambio en la forma de entender la sanidad que ha tenido su parte negativa, obviamente, pero también, positiva.

¿Qué hitos destaca de estos dos años de pandemia?

Dos años dan para mucho...  Cada una de las oleadas no ha tenido que ver con la otra. De las seis, hay tres muy especiales: la primera, sin lugar a dudas, porque fue muy dura, nos pilló de improviso, fue la de la gran mortalidad, tuvimos que cambiar todo el sistema; la tercera, después de Navidad, coincidió cuando empezamos a vacunar y gracias a eso la conseguimos frenar, si no, hubiera sido tan mala como la de marzo-abril de 2020, y no hubo apenas fallecimientos en las residencias, por lo que el efecto de las vacunas fue espectacular; y la tercera ola seria es esta, la sexta, que ha tenido poco impacto clínico, pero ha sido de gran impacto a nivel social, mucho más que las anteriores. En la primera, el récord de contagios llegó a 600 al final de marzo y la cifra más alta, 90 en un día; ahora hemos tenido días de más de 400 positivos. Ahora es la variante ómicron; en la tercera fue la británica; y en las primeras, el primer contacto con el covid.  

En los momentos que se ha criticado duramente a la sanidad soriana, en los más difíciles, ¿pensó en abandonar su responsabilidad al frente de la Gerencia de Asistencia Sanitaria?

Nosotros teníamos que estar atendiendo a los pacientes, no podíamos estar a esas cosas. La sociedad soriana ha dado una respuesta magnífica al covid, en todas las oleadas. En la primera ola, se llevó a cabo un cambio organizativo muy importante, se puso en marcha el Covid Residencias..., pero a partir de la tercera ola, la vacunación en Soria ha sido modélica, también los rastreos, los seguimientos, los cribados masivos... y esto ha sido reconocido en todos los sitios, incluso cuando nos han dado el Sello EFQM 600 lo pusieron en valor los evaluadores. Una organización que es capaz de cambiar de una forma rápida y obtener buenos resultados exige preparación, recursos y capacidad de adaptación y flexibilidad. Si lo quieren criticar, cada uno es libre. En un primer momento, se llegaron a sacar fotos que no eran de este hospital y eso nos hacía daño. Entonces había muchas personas que estaban trabajando contra la pandemia y otras hacían otras cosas.

Hablamos de los momentos críticos, pero ¿qué ha ganado la sanidad soriana en estos dos años?

Ganar no hemos ganado nada, porque el sufrimiento ha sido mucho. Pensábamos que habían pasado las enfermedades infecciosas y nos hemos dado cuenta de que hay que reforzar en este sentido. Por ejemplo, Microbiología no tiene nada que ver con lo que había al principio de la pandemia que no podíamos hacer ni una PCR y ahora tenemos robots que hacen 1.000 PCR al día, también para otros hospitales. Y Atención Primaria ha ganado en capacidad de adaptar sus modelos organizativos.

En la primera ola la UCI se colapsó, pero después Soria ha atendido pacientes de fuera, por ejemplo...

Entonces tuvimos que enviar pacientes fuera y luego hemos recibido. Las UCI tienen que trabajar de una manera coordinada. Ni en la UCI ni en nada se puede dar un servicio solo provincial.

Menciona el Servicio de Microbiología, ¿qué otras áreas y recursos ha implementado el hospital?

Cuando empezó la pandemia, la plantilla estaba en 1.640 trabajadores y hoy es de 2.200. Muchos son contratos por el covid, que se han consolidado en gran medida y otros se consolidarán en el futuro. Ha habido un incremento de recursos porque fue necesario y hubo que hacerlo. De medios, también. Igual que ha habido más dotación en la UCI, ha ocurrido lo mismo en otros servicios. Hemos tenido el apoyo de la sociedad, en la primera ola fue muy importante, por parte de las empresas... y no hemos sido capaces de agradecerlo como teníamos que haberlo hecho. No estaban las unidades de Semicríticos, Ictus, Insuficiencia y Rehabilitación Cardíaca... y ahora existen. Todo eso se ha ido incrementando a lo largo de la pandemia y se va a quedar.

¿Considera que la sociedad ha cambiado la forma de entender la sanidad o hace tiempo que se olvidaron los aplausos y estamos en un punto prepandemia?

La sociedad sigue apoyando a la sanidad y lo ha hecho siempre, más la soriana. No podemos tener queja ni del apoyo en estos años ni del seguimiento de las medidas que se han puesto en marcha. Llama la atención cómo sigue el uso de la mascarilla, la respuesta a la vacunación, a los cribados, a los rastreos... no hay queja.

Ahora puede haber más quejas, pero los usuarios tienen razón porque se han incrementado las listas de espera durante la pandemia. Ha habido medidas restrictivas muy duras y la gente lo ha llevado como medianamente ha podido. Ha habido pacientes que han fallecido en soledad en el hospital y eso es muy duro. Cómo no va a haber quejas... Las reclamaciones las valoramos mucho porque son una herramienta de mejora de la calidad. 

Desde el punto de vista de los profesionales sanitarios, ¿ha cambiado la forma de trabajar?

Ha cambiado y hay cansancio, porque son ya dos años. Todos hemos pensado en algún momento que esto se acabaría, que era una situación temporal y volveríamos a la normalidad. Por ejemplo, pasó en enero del año pasado con las vacunas y cuando llegó la sexta ola fue una sensación de «no puede ser que esto siga». Ahora vamos a una situación mejor, hay más tranquilidad, pero queda el miedo... ¿Qué va a pasar en el futuro? ¿Habrá nuevas variantes?

¿Cree que, durante mucho tiempo, seguirá igual, con picos-olas y etapas de cierta tranquilidad?

Es muy difícil de predecir porque yo creo que no lo sabe nadie. Hay multitud de científicos estudiando y el virus nos sorprende. La variante ómicron nos ha hecho darnos cuenta de que lo que aprendido del virus... pues, bueno, no sabemos nada sobre su capacidad de adaptación... Hay que ser muy cautelosos. Es complicado decirlo, pero el comportamiento, sin ser igual, probablemente sea similar a la gripe. Otro miedo es que en el futuro no vengan más virus de estos.

Una de las cosas que hemos aprendido es que hay que seguir teniendo miedo a las enfermedades infecciosas. Hasta los años sesenta eran la primera causa de muerte en el mundo. Con los antibióticos nos olvidamos de ello, pero hay que estar preparados con buenos servicios de Epidemiología, Medicina Preventiva, Microbiología... Y tener capacidad de adaptarnos, porque no se puede tener un hospital de pandemias como el de marzo de 2020 para siempre.

Desde los cargos de dirección, ¿se ha sabido atender a la fatiga de los sanitarios en todos los momentos de la pandemia?

Indudablemente, no. El esfuerzo que han hecho los profesionales exige mucho más de lo que les hemos dado. La fatiga no es tanto por quién les apoye, si no por: «Otra vez el virus». Es esa sensación de que, después de todo lo que se ha hecho, no sirve para nada. Hubo una época cuando empezaron a salir las imágenes de botellones, concentraciones... que creó un mal ambiente porque parecía que la sociedad estaba perdiendo el miedo. Afortunadamente, eso no pasaba en Soria, era más en otros sitios.

En la sexta ola, algunos de los pacientes que han requerido hospitalización no estaban vacunados. ¿Genera desasosiego a los sanitarios?

Eso es lo que más desasosiego crea al personal sanitario y lo que más alimenta la fatiga pandémica, sin lugar a dudas. Todo el esfuerzo que haya que hacer pues se hace, si se ve, realmente, que estamos terminando con ello. Si vemos que volvemos atrás, eso es terrible. Lo peor que podría pasar en este momento de recuperación es que aparezca otra variante y se dispare otra vez el contagio.

Hasta la vacunación parece que la presión asistencial recayó, sobre todo, en el hospital. Sin embargo, el talón de Aquiles parece que se trasladó después a Atención Primaria. ¿Cómo están ambas áreas?

Atención Primaria ha padecido todas las olas, la primera, también. Las residencias fueron el campo de batalla más duro en abril de 2020 y ahí intervino Primaria, fundamentalmente. Lo que pasa es que en la sexta ola ha sufrido especialmente porque hemos combatido ómicron igual que las variantes anteriores: aislamientos, buscar contactos, etcétera, y cuando han sido miles, ha sido imposible. Cuando a finales de enero conseguimos adaptarnos a la situación, la incidencia mejoró. Esto nos puede volver a ocurrir y hay que contar con ello. Por eso, lo que tiene que tener el sistema sanitario es flexibilidad. 

Estoy satisfecho porque en la evaluación que nos ha hecho el modelo EFQM esto se ha puesto de manifiesto, la capacidad de adaptarnos en poco tiempo a situaciones distintas ha sido muy importante.

La asistencia sanitaria en el medio rural ya estaba y sigue en el punto de mira. ¿Cómo puede mejorarse la atención en los pueblos?

En la Atención Primaria en las primeras oleadas, para detener el contagio, hubo que tomar medidas. Entonces no había vacunas. Los usuarios, inteligentemente, dejaron de venir a los centros sanitarios porque pensaban que había más riesgo de contagio. ¿Ahora es necesario hacer todo eso? Probablemente, no. No es que no haya que tomar medidas, pero hay que recuperar la accesibilidad.

En Soria, en contra de lo que digan, creo que no hemos tenido grandes dificultades en los pueblos. Se ha seguido atendiendo en los consultorios, en todo momento. Lo que pasa es que hay otro problema añadido que tenemos que resolver: las dificultades que tiene la población para acceder a los servicios automatizados. Ponemos estos medios, pero luego no tenemos desarrollados los sistemas tecnológicos y la población no está acostumbrada. 

La población percibe dificultades de acceso y lo peor que puede ocurrir en un sistema sanitario es que existan dificultades de acceso.

Hay consultorios que estaban abiertos toda la semana y ahora están solo dos días... ¿por falta de médicos?

Durante la pandemia no hemos tenido menos médicos, ha habido bajas hasta la tercera ola, cuando empezamos a vacunar. Pero no ha habido menos plantilla, se ha contratado a mucho personal por encima...

¿También en los pueblos?

En Atención Primaria no ha habido menos médicos.

¿Y por qué se reduce el número de días de apertura de los consultorios?

Pero no es por la pandemia, venía de antes. Nuestra provincia, desgraciadamente, se va despoblando y llega un momento que no hay gente. En los consultorios tenemos que mantener la actividad para las personas que hay y esto exige un seguimiento de su salud, actividad programada, cuidados... pero no es lo mismo hacerlo para una población de 600 que para una de 150. Toda la actividad programada se hace y se hace allí, en el consultorio médico o en los domicilios, y cuando los pacientes necesitan una asistencia a demanda tiene que existir capacidad de acceso, tanto en los centros de salud como en los consultorios locales.

La actividad programada que es la más importante, la que hacen el médico y la enfermera, la citamos nosotros. Es posible que se haya hecho menos en estos dos años de pandemia, algo que hay que recuperar, pero cuando existe una demanda aguda tiene que haber sistemas accesibles. La urgencia y la emergencia llevan sus canales a parte.

En Atención Primaria se quejan de que están desbordados y en Especializada muestran, en ocasiones, malestar porque aseguran que asumen competencias de Primaria y viceversa. ¿Existe una fractura difícil de sellar o tiene solución?

Creo que en Soria, no. Es algo más de otros sitios.

En Soria, ¿no?

Somos una Gerencia Integrada desde el año 2011 y tenemos un gran trabajo en el desarrollo de la Gestión de Procesos. Por eso también nos han dado el sello EFQM 600. No tratamos en niveles asistenciales, sino en necesidades asistenciales. Esto es la teoría. Admito que ese desarrollo se ha paralizado durante dos años y ahora hay que recuperarlo, sin lugar a dudas. Seguro que hay casos, incluso dentro del hospital entre servicios. La sensación de parcelación no es buena para el paciente, desde luego.

¿Y qué ejercicio interno es necesario para que confluyan?

La atención integrada, realmente, tiene un recorrido corto, aunque aquí en Soria, más. Fuimos la primera en Castilla y León y pioneros a nivel nacional en integración. Lo primero que exige es la idea que tienen que tener todos los profesionales de que al paciente hay que cubrirle esas necesidades, con la máxima calidad posible y mareándole lo menos posible. 

La fragmentación tiene un coste para el paciente, también para el desarrollo de su vida normal, por ejemplo si está trabajando. La integración tiene que resolver el problema, en el sitio más adecuado y lo más cerca posible de donde viva. La idea tiene que estar clara, los profesionales tienen que estar concienciados y también los usuarios que, a veces, no reconocen la especialidad de Medicina de Familia y piden que les manden al especialista.

Todo esto requiere una organización administrativa que lo permita. Cuando hay una sola Gerencia yo no puedo decir que la culpa es de Primaria o es del hospital, porque la culpa es mía. Y hay que hacer Gestión por Procesos, es fundamental: ante necesidades concretas, cómo las vamos a resolver. Esto tiene que estar basado en la evidencia científica.

Decía que ahora hay 2.200 trabajadores y antes de la pandemia, 1.640. Sin embargo, sigue habiendo vacantes y falta de personal en algunos servicios. ¿Cómo se puede salvar esto?

Hay que tener en cuenta que aumentar los recursos humanos nunca tiene fin. Hay que ir a sistemas de organización y de previsión. Y tenemos que tener en cuenta los momentos de crisis. Si en la UCI llega a haber 30 pacientes, necesito unos profesionales para atenderlos, pero pueden ser dos o tres meses en veinte años, no puede haber esos recursos siempre, porque además si los profesionales sanitarios pierden entrenamiento, pierden capacidades.

Si nos comparamos con la Comunidad autónoma o a nivel nacional, tenemos defecto en algún sitio y en otros estamos bien dotados. Este hospital tiene menos problemas de falta de profesionales que el resto de hospitales de nuestro entorno. Son muy poquitas las especialidades donde hay vacantes. La mayoría están cubiertas y con gente muy joven. La edad media de este hospital es la más joven de todo Castilla y León, por lo que no es verdad que aquí la gente no quiere venir. La sanidad de Soria fuera está muy prestigiada.

¿Y en Primaria?

A nivel de Atención Primaria tenemos una dotación adecuada. Con la resolución del concurso de traslados y la OPE van a estar todas las plazas cubiertas. En enfermería, si miramos ratios son superiores a otros hospitales de Castilla y León, no hay un déficit real de profesionales.

¿Dónde hay problemas?

En Atención Primaria, la plantilla de enfermería es menor que la de médicos y así es muy difícil desarrollar la actividad programada, incluidos los consultorios locales. El cuidado y el seguimiento los tiene que hacer enfermería, porque aunque vaya el médico dos veces a la semana no adelantamos nada. Los países del Norte de Europa tienen ratios de dos o tres enfermeras por médico en Primaria y nosotros no llegamos ni a una.

En el hospital, los ratios de enfermería son altos, pero en Soria tenemos una cartera de servicios muy amplia. La estructura de las plantas es distinta a la de otros hospitales, porque aquí se hizo una obra que terminó en 2011 y se construyeron plantas de 26/27 pacientes, cuando lo normal está en 36. Si tengo una planta de 27 hay dos enfermeras y si es para 36, también. Con lo cual se requieren más recursos.

¿Y en los nuevos servicios?

También pasa. Las consultas de enfermería nos interesan mucho. Por ejemplo, la Unidad de Ictus o la de Rehabilitación Cardíaca las necesitan. En condiciones normales está todo cubierto, pero cuando hay una pandemia, bajas o vacaciones hay dificultades y los profesionales se quejan. Esto hay que preverlo, porque no se puede improvisar y coger una lista y contratar, tienen que tener cierto entrenamiento y hay que hacerlo con tiempo. Habría que revisar la plantilla de enfermería hospitalaria y, probablemente, tendrá que crecer.

A nivel de especialidades hay algunas deficitarias. En Radiología teníamos una plantilla de once de cuando se hacían las placas y se imprimían, ahora está todo digitalizado. Nos quedamos con seis, fue un momento crítico hace un par de años, y ahora hay ocho. Hay situaciones puntuales como ha pasado con Neurología, Cardiología u Oncología, que en los hospitales pequeños se nota más que en los grandes. Estos casos se acaban cubriendo cuando acaban los MIR en mayo.

¿Qué más se puede hacer?

Incrementar la formación MIR. No hacemos más que pedir acreditaciones, porque los profesionales se forman y se quedan.

Y el hospital universitario...

Realmente, el hospital ya es universitario, lo que hace falta es el nombramiento oficial. Está la Facultad de Ciencias de la Salud, muy desarrollada en Soria, tenemos acuerdos con la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, docencia... todo lo que hay que tener. Que sea un hospital universitario tiene la ventaja de que atrae profesionales. Y nos interesa atraer mucho talento.

Hemos impulsado un área de generación de conocimiento para los residentes que ha quedado fenomenal, con biblioteca, espacio de reuniones, sesiones... eso genera ambiente y que la gente se quede. En Atención Primaria este año continuarán los MIR que terminan. 

La población en Soria está envejecida y los mayores son los que más necesitan los recursos sanitarios, ¿tiene sentido la telemedicina? 

En la pandemia nos hemos dado cuenta de que hay cosas que las necesitamos y no las tenemos. La telemedicina es muy útil pero no tenemos sistemas informáticos desarrollados y adecuados. Pasa como con las sucursales bancarias.

Existe una exclusión digital también en sanidad...

En ese sentido, tenemos grandes carencias. Hasta que no se solucione, no podremos dar ese tipo de asistencia. Las compañías privadas ofrecen asistencia online porque es una forma de hacer más eficientes los recursos, pero eso no funciona porque no hay una estructura que lo soporte.

El Ejército está muy avanzado en ello. Por ejemplo, el hospital Gómez Ulla tiene un sistema de teleasistencia fantástico, que atiende a un paciente en Bosnia o en Mali. En Soria mientras no tengamos eso va a ser muy difícil.

¿Es necesario también un refuerzo de personal para apoyar a los usuarios que no tienen posibilidad de manejar las tecnologías?

En el hospital vamos a implantar el sistema de reconocimiento con DNI y la tarjeta sanitaria y tendrá que haber una persona que ayude con la máquina. Por ejemplo, en Atención Primaria el papel de los auxiliares administrativos es básico y nos falta este personal, porque hasta ahora se ha dado más importancia a los médicos y las enfermeras. Una sanidad moderna tiene que tener mucho personal de apoyo.

Vamos por la tercera dosis de la vacuna frente al covid. Hasta el momento, la respuesta de la sociedad soriana ha sido positiva. Después del impacto de la sexta ola, en la que se ha producido la mitad del contagio de la pandemia, ¿cree que la gente puede haber perdido confianza en la vacunación?

Por eso hemos puesto en marcha la Consulta de Vacunas esta semana, que permitirá resolver dudas, poner dosis si no pudo antes... será muy útil. La respuesta ha sido magnífica hasta ahora y lo va a seguir siendo. Cuando empezamos a vacunar a los niños, tenía cierto miedo a que no los llevaran los padres y la respuesta fue extraordinaria. En Soria estamos acostumbrados a seguir las directrices sanitarias, si nos dicen que nos vacunemos, lo hacemos, y si nos tenemos que poner la mascarilla, también. 

Pero estoy convencido de que el virus encontrará una variante que no responderá a estas vacunas y habrá que hacer otras con la ventaja de que los laboratorios fabrican vacunas muy rápido. Ya lo haremos.    

La sanidad soriana en estos dos años ha continuado con las obras de ampliación y reforma del hospital Santa Bárbara. El nuevo edificio ya está en marcha con el Servicio de Rehabilitación. ¿Cómo se ha encarado el proyecto en plena pandemia y cuáles son los retos más inmediatos?

Nos interesaba abrir este edificio lo antes posible. El plan de montaje se ha hecho muy rápido. La Dirección de Gestión ha trabajado muy bien. Cuando nos quejamos de que nos faltan cosas, pues aquí ha habido un generoso plan de montaje, todo es nuevo y tecnología de alta generación. El traslado será muy rápido, lo cual es problemático, pero la obra no puede seguir hasta que no se abra la parte nueva porque hay que despejar el resto de espacios. Corre prisa construir el nuevo edificio donde están las Consultas Externas, porque ahí va el Hospital de Día, Diálisis, el Hospital de Día Oncológico y Radioterapia, por eso hay que acelerarlo. En abril se demolerá ese edificio, esa es nuestra idea y es un gran esfuerzo. 

Además, aquí ha habido que montar un CPD (Centro de Proceso de Datos) nuevo porque las necesidades tecnológicas son otras. La obra terminó la semana pasada.