José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Sí, pero con sensatez

11/03/2023

En aquellos tiempos los ecologistas pintaban menos que la Tomasa en los títeres. En Soria no había, y si alguien tenía esas sensibilidades iba por libre. ASDEN estaba por nacer. Por eso no hubo mayor problema para construir lo que hoy conocemos como Hotel Valonsadero, en lo alto de un pedrusco próximo a la Casa del Guarda. Ya desde el principio se evidenció que su viabilidad estaba seriamente comprometida. Pasados los años y tras una exhaustiva reforma que le dio un notable encanto a sus habitaciones y un atractivo a los salones para celebrar todo tipo de festejos colectivos. Buenos ratos hemos pasado con ricos platos en la mesa y vistas al Pico Frentes. Buenos. Pero a veces hay circunstancias que tuercen el destino de un lugar como este. No se puede salir de juerga y volver conduciendo aunque sólo sean siete kilómetros, hasta la ciudad de Soria. Por eso y porque siete habitaciones de hotel no dan mucha rentabilidad, se cerró. Muchos años. Demasiados. Los suficientes para que el deterioro de sus instalaciones se pusiera en evidencia a la par que la falta de interés de profesionales del sector para impulsarlo de nuevo.
Esta semana hemos sabido que el Ayuntamiento, propietario del singular edificio, ha reconducido su futuro. Va a ser un centro de interpretación y acogida de visitantes del Monte Valonsadero. Se acompañará de una mejor accesibilidad a las pinturas rupestres y a parajes desconocidos de esta maravillosa parcela de casi tres mil hectáreas de extensión. Sólo falta concretar la financiación. Que no es poco. Pero al menos ya parece que podemos conjurar el peligro de tener ubicado, en el lugar más visible de nuestro querido monte una ruina aspirante a demolición.
No se hagan ilusiones los que vean el problema resuelto y carritos eléctricos funcionando por veredas preparadas al efecto para que todo el mundo pueda disfrutar de este espacio. La historia de esta provincia y muchas otras, está jalonada de iniciativas frustradas por errores de cálculo sobre su viabilidad. Sin ir más lejos el Centro de Investigación Forestal de Valonsadero que cerró nuestra querida Junta de Castilla y León, sin que las protestas llegaran a mayores o ese otro Centro de Investigación de los Alimentos que nunca ha sido lo que se pretendía. También podríamos sumar el CIEDA, que daría vida al viejo pero rehabilitado lavadero de lanas junto al Duero y que terminó con un par de empleados en el antiguo Colegio de la Presentación que ignoro si siguen o no junto al espantoso mercado diseñado por un arquitecto a quien dios confunda.
Bueno es recuperar este edificio, pero con garantías de que servirá para algo más que gastar dinero público.