Semillas más allá del fin del mundo

SPC
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Castilla y León aporta 135 granos autóctonos al complejo de Svalbard (Noruega), conocido como 'El Arca de Noé', para preservarlos en caso de una catástrofe global

Imagen de distintas semillas almacenadas en el banco de germoplasma del Itacyl. - Foto: M. Chacón (Ical)

Cuando los cielos se despejen después de una catástrofe climática (o de otro tipo que arrase con la mayoría de las especies vegetales del planeta), en la tierra emergida volverán a germinar trigos de Valladolid, Palencia o de Burgos; crecerán legumbres de León, Ávila o Zamora; guisantes, tomates, yerros y hasta malas plantas con origen en esta tierra. La vida podrá retornar gracias a un Arca de Noé vegetal, la bóveda de semillas de Svalbard, que se construye en el ártico noruego y que pretende ser el 'Plan b' de la humanidad ante una posible destrucción masiva de cultivos por enfermedades o por el cambio climático. Se trata de una especie de copia de seguridad de todas las plantas comestibles del mundo para preservarlas ante un incierto futuro.

Hasta allí han viajado las primeras 135 variedades de plantas y cultivos con origen en Castilla y León para guarecerse y permanecer en lugar seguro. Dos de cada tres entradas son leguminosas (84), principalmente judías (37), algarrobas (20), yeros (nueve), alberjones, que son similares a las habas (seis variedades), dos tipos de lentejas y otros tantos de guisantes, dos de cacahuete y otras varias que componen el paquete. También vuelan en el envío cuatro variedades de tomate, tres de cártamos, ocho de maíz y un par de ellas de trigo, algunas de estas muy antiguas utilizadas para la alimentación animal.

«El objetivo es que, en un número muy reducido de entradas (semillas), se encuentre la mayor variedad de todo tipo de especies de Castilla y León y de España. Y esas son las que se enviarán a la Bóveda de Semillas de Svalbard». Este envío es sólo una pequeña muestra de las miles de entradas de todo tipo de cultivo que se guardan en el banco de germoplasma que la Junta protege en Zamadueñas. 

Carmen Asensio Sánchez-Manzanera muestra variedades de leguminosas.Carmen Asensio Sánchez-Manzanera muestra variedades de leguminosas. - Foto: M. Chacón (Ical)Según indicó a Ical, la jefa de la Unidad de Cultivos Herbáceos del Instituto Tecnológico Agrario (Itacyl), Carmen Asensio Sánchez-Manzanera, el hecho de que otrora esta tierra fuera el granero de España, tanto por sus cereales como por sus leguminosas, ha empujado al Centro Superior de Investigaciones Científicas a través del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria a seleccionar, dentro de la muestra de la Comunidad, principalmente este tipo de semillas. «Representan a toda Castilla y León. Tradicionalmente es lo que se cultivaba. Entre ellas seguramente habrá variedades incluidas en las IGP de legumbres», expone Asensio.

Precedentes en la Comunidad

Pero antes de emprender esta aventura para la que España manda en este primer envío algo más de un millar de variedades, muchas de ellas han estado guardadas en el banco de germoplasma del Itacyl, una herramienta que nació en los años 80. Allí el orden es protagonista. Todos los granos están ordenados y clasificados en los tradicionales botes o recipientes herméticos de cocina, en el particular arca de Noé vegetal de esta tierra. Ahora, en el territorio del oso polar y del fiordo de Longyearbyen habrá 135 granitos de Castilla y León, pero no de arena, sino de semillas, con el reto de poder empezar si sucediera algún tipo de catástrofe que nadie quiere. Allí, en cámaras inmersas en el permafrost, algunas de estas entradas podrían almacenarse incluso a 18 grados bajo cero, si bien la mayor parte está a unos cinco grados positivos.