Los 25 centros industriales eólicos generan 6.000 empleos

SPC
-

La Asociación de Promotores Eólicos de Castilla y León fija el reto de incrementar la potencia instalada en la Comunidad desde los 6.000 actuales a 10.000 megavatios hasta el año 2030

Los 25 centros industriales eólicos generan 6.000 empleos - Foto: Patricia González

Castilla y León cuenta en la actualidad con 25 centros industriales vinculados al sector eólico en seis provincias, donde crean y generan 6.000 empleos directos de calidad, y entre un diez y un 15 por ciento más de indirectos (hostelería, talleres mecánicos, gasolineras y personal de obra civil). Muchas de estas instalaciones se encuentran en lo que han dado en llamar la ‘España Vaciada’, que en la Comunidad representa uno de sus máximos exponentes. En total, en España se contemplan 207 centros de este tipo en 16 de las 17 autonomías para atender 20.306 molinos en 1.123 parques eólicos de 807 municipios.

Muchos de los puestos de trabajo los ocupan personas que se han quedado a vivir «en pueblos de diez habitantes, pero también en cabeceras de comarca si la distancia no es mucha». «En algún caso tenemos compañeros que gracias a su familia se mantiene abierto el colegio», dice el presidente de la Asociación de Promotores Eólicos de Castilla y León (Apecyl), Javier Gracia. «Hay que potenciar eso. La instalación está donde está y es muy difícil de deslocalizar», añadió.

Todo esto sucede en una Comunidad que lidera la potencia eólica contratada, con un acumulado de 5.595 megavatios gracias a sus 244 instalaciones eólicas, de un total nacional de 23.484 y 1.123 parques (con 20.306 aerogeneradores). Apecyl se ha fijado el reto, a pesar de que el año pasado no se instaló ningún parque nuevo, de incrementar la potencia instalada en la Comunidad hasta 10.000 megavatios en 2030. A Castilla y León le sigue de lejos Castilla-La Mancha, con 3.817 megavatios (144 instalaciones).

Los datos de la Agenda Sectorial de la Industria Eólica, publicados por la Asociación Empresarial Eólica (AEE) y a los que tuvo acceso Ical, evidencian que el sector, a pesar del cierre traumático de centros importantes como el que Vestas poseía en Villadangos del Páramo (León), puede presumir de tener una buena base de este tipo de infraestructuras. De hecho, la propia firma danesa dispone de otras seis instalaciones en el territorio regional.

Los 25 centros, muchos de ellos asentados en el medio rural, corresponden a multinacionales y a pequeñas empresas del sector, de carácter local y provincial, que han crecido al albur de un ámbito económico de futuro y con mimbres para crecer, con una media de entre 20 y 30 empleados por pyme.

De hecho, Gracia remarca otro ejemplo de este tipo de empresas: «El que tiene excavadoras todos los años factura 200.000 euros con los parques de su entorno. Es gente preparada y con presencia cercana». La práctica totalidad de la cadena posible de valor que rodea un parque eólico es local, desde la fabricación al canon de ocupación que percibe el Ayuntamiento y el gasto del personal de mantenimiento, con la excepción de tareas muy específicas.

La antigüedad.

Una de las principales preocupaciones del sector reside en la antigüedad de los parques, algo sobre lo que también advierte el informe de AEE. Así, en 2020 casi la mitad de los aerogeneradores españoles tendrá más de 15 años. De 245 que en España se enfrentan a este escenario, 17 están en la Comunidad. Por su condición de pionero en energía eólica, España es el primer país que se va a enfrentar al proceso de finalización de la vida útil de sus parques eólicos, junto a Dinamarca y Alemania.

AEE alerta de que una parte importante del sector se verá obligado a tomar decisiones sobre el futuro de unas instalaciones que, en muchos casos, ya no cobran incentivos desde la reforma (parques anteriores a 2004) y que cuentan con equipos antiguos, según informa Ical.

Las opciones se reducen a tres: repotenciación, con un desmantelamiento y sustitución de los aerogeneradores antiguos por otros nuevos de mayor eficiencia; extensión de vida del aparato, con una mejora y sustitución de componentes para alargar la operación del mismo bajo condiciones de seguridad garantizadas; o desmontar los parques, con la consiguiente reducción de potencia instalada a nivel nacional.

Por el momento, y con las empresas preparándose para ello de forma progresiva, Castilla y León mantiene su liderazgo en potencia eólica, con una cuarta parte de España.