Un día con la Permanente

S.Recio
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La concentración de la selección femenina de voleibol sub-16 sigue en Soria con la exigencia de compaginar estudios y alto entrenamiento

Un día con La Permanente

Suena el despertador en la residencia Antonio Machado. Son las siete de la mañana y 14 chicas se preparan para una larga jornada que tendrá su final  más allá de las nueve de la noche. Se trata de la concentración permanente de la selección española de voleibol femenina que lleva en Soria desde el año 2004. Todas ellas son sub-16 y deben cambiar radicalmente de vida para intentar cumplir su sueño de ser jugadoras profesionales de voleibol.

Su día a día lo dedican a estudiar y entrenar, una dura rutina que vamos a relatar a través de los ojos de dos de ellas. Carla Prieto es la capitana, llegó desde La Rioja hace tres años, «al final estamos aquí porque queremos y porque buscamos ser mejores. El sacrificio y esta vida merecen la pena». También vivimos la experiencia de Alejandra Pérez en su primera temporada en Soria.Ella es leonesa, aunque llevaba varios años viviendo con su familia en Tenerife, «ahora cambio radicalmente de vida pero en estas primeras semanas estoy convencida de que es lo que quiero».

Desde que se levantan hasta que se acuestan, su convivencia en la residencia, sus clases en el Instituto Machado y, por supuesto, sus largas rutinas de entrenamiento. Es momento de conocer la otra cara del futuro del voleibol español.

Un día con La PermanenteUn día con La Permanente - Foto: Eugenio Gutierrez MartinezRutina. Volvemos al sonido de ese despertador en la residencia, comienza la jornada, «normalmente nos levantamos con mucha energía», relata Carla Prieto. Ella sabe mejor que nadie la importancia de arropar a las recién llegadas en estas semanas, «en este caso hay nueve jugadoras nuevas», nueve chicas menores de 16 años que viven lejos de sus hogares y seres queridos, «hay días duros pero en esos momentos nos apoyamos entre todas nosotras».

Agradece ese ambiente Alejandra Pérez, «la verdad es que pensaba que iba a echar más en falta a mi familia pero prácticamente no me da tiempo a ello», reconoce con una sonrisa. Tras desayunar y prepararse, comienzan su camino por las calles de Soria hasta el Instituto Antonio Machado, «se parece mucho a León y me gusta bastante», comenta la novata. Una vez en el centro se dividen en diferentes clases aunque en los momentos de descanso vuelven a unirse, «aprovechamos esos ratos para seguir juntas», asegura la capitana. Respecto a las clases, recuerda su primer año, «es el más duro porque pasas de tener mucho tiempo para estudiar a tener que administrarte mucho mejor». Esta teoría ya la han llevado a la práctica las novatas, «antes tenía cinco horas para estudiar y ahora eso es lo más complicado, además la exigencia educativa de Soria muy alta». Tampoco tiene mucho tiempo para darle vueltas, son las 14:15, deben volver a la residencia, comer y estar a las 16:00 en el polideportivo de Los Pajaritos.

Entrenamiento. Cuatro horas de voleibol al día. Así es la jornada deportiva, «es muy dura y hay que acostumbrarse a un ritmo que no tenían en los clubes en los que estabas anteriormente», advierte la capitana, «tras un primer año de mucha adaptación, el resto disfrutas al máximo de esta exigencia». 

Notan el cambio las nuevas jugadoras, «no tiene nada que ver con lo vivido hasta ahora», comenta Alejandra, «la carga de trabajo es muy alta».Al fin y al cabo son dos horas y media de puro voleibol y una hora y media de gimnasio, «aun así estoy muy motivada para aprender todo lo posible y ser mejor jugadora».

Ese mensaje es el que repiten una y otra vez las jugadoras con más experiencia, «somos unas privilegiadas y tenemos que ser conscientes de que tenemos una gran oportunidad de formarnos para después jugar en los mejores clubes de España». Ese mensaje resuena con fuerza cuando vuelven a la residencia pasadas las ocho de la tarde, «en ese momento queda cenar, estudiar un poco e intentar distraerte». En las zonas comunes hablan de su largo día, «vemos también partidos de voleibol», asegura Carla», y cierran una dura jornada que se repetirá de lunes a viernes.