La pandemia dispara las agresiones a sanitarios en Soria

N.Z.
-

Crece un 91% en el último año. El año pasado cerró con 23 denuncias. La media de los cinco años anteriores fue de doce. La tensión vivida, detrás de los datos

La pandemia dispara las agresiones a sanitarios en Soria

La lacra del Sistema de Salud, las agresiones a los profesionales sanitarios, se ha agudizado en pandemia. En el último año, 23 médicos, enfermeras, técnicos... que ejercen en centros de salud y hospitales sorianos han sido agredidos por pacientes, o por sus acompañantes. Son muchos casos, demasiados, y «preocupa» en la Gerencia de Asistencia Sanitaria de Soria (GASSO), según admite el director de Gestión de Profesionales, Luis Lázaro Vallejo. «Son casi el doble de la media que se venía registrando en los últimos años, y hay que tomar medidas», asume. De hecho, ya ha adoptado las primeras decisiones para poner freno a este lastre. Esta misma semana se ha reunido con el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales con el objeto de que «analicen de forma pormenorizada y profunda los datos e investiguen cada agresión para poder valorar las medidas que se pueden tomar». Y, a mayores, va a convocar al grupo de trabajo creado en 2017 para disminuir las agresiones en la provincia, donde están integrados los colegios oficiales de médicos y de enfermeras de Soria, la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Gerencia Sanitaria, para valorar la situación sobrevenida por la pandemia y coordinar «posibles soluciones». 

Las decisiones a adoptar se consensuarán «entre todos» pero, asume ya Lázaro, las soluciones deberán pasar por medidas organizativas y planes de contingencia para «recuperar la normalidad y así distensionar la asistencia sanitaria», médicas técnicas, medidas policiales a adoptar de la mano del interlocutor policial sanitario y, también, formación y prevención. Porque, subraya, «no se puede permitir» que se repitan estos datos sobre unos profesionales que, recalca, son el mayor «valor» de la sanidad en Soria y, además, «lo han dado todo y lo siguen dando» tras dos años de lucha incansable frente a la COVID-19.

'efecto pandemia'. Es pronto para extraer conclusiones pero es obvio que el registro de agresiones a sanitarios referente a los años 2020 y 2021 está muy condicionado por las excepcionales circunstancias que se han vivido como consecuencia de la pandemia. En este sentido, 2019 sería el último año «normal» a efectos de análisis. Entonces, hubo quince agresiones a sanitarios en Soria, siete menos que en 2021. Pero, veníamos de ejercicios con trece (2017), catorce (2018), e incluso siete denuncias (en 2016). 

En 2020 se registraron once agresiones. Son menos de la mitad que en 2021, pero hay que tener en cuenta que el primer año de pandemia hubo confinamiento y no había atención presencial en los centros de salud. Además, durante meses se suspendieron también las consultas externas en el hospital y buena parte de las intervenciones quirúrgicas programadas. Sin esa presencialidad, la posibilidad de  agresión se redujo. «Estábamos todos asustados, fue el año de los aplausos a los sanitarios, y eso puede explica que en 2020 bajaron los casos», explica Lázaro Vallejo. Pero 2021 fue el punto de inflexión y «esos aplausos se convirtieron en agresiones», denuncia. De hecho, advierte, «en relación a los últimos cinco años, en 2021 las agresiones subieron un 91% respecto a la media» de ese lustro. «Es un dato preocupante», insiste. 

'culpa' de la tensión. En general, este incremento se achaca a la tensión vivida durante los últimos meses, tanto por parte de los profesionales como de la población, que no ha valorado positivamente la limitación de la actividad presencial ni las restricciones impuestas por la pandemia. 

Porque el coronavirus ha llevado a la sanidad al borde del colapso, y eso se ha traducido en sobrecarga de trabajo para los profesiones pero, para los pacientes, en demoras, listas de espera, restricciones y, en ocasiones, dificultad en el acceso a la asistencia sanitaria. Médicos, enfermeras, celadores... han pasado de ser héroes a estar en el punto de mira de una población disconforme que, en ocasiones, utiliza la violencia (física o verbal) para manifestar injustamente ese enfado. Así lo dejan en evidencia los datos: «De las 23 agresiones denunciadas, 16 fueron por disconformidad con la asistencia, cuatro por disconformidad con las normas COVID (el uso de mascarilla, la distancia de seguridad, las esperas en la calle, la limitación de las visitas hospitalarias...) y tres por el trato dispensado por los sanitarios», especifica el responsable. 

Los motivos de la agresión muestran ya el 'efecto COVID' en esta lacra, pero también la tipología, el perfil de la agresión, los servicios donde se registra mayor peligrosidad... dejan en evidencia que la pandemia ha amplificado y propagado el problema. «En 2021, el 70% de las agresiones fueron a mujeres. En años anteriores este porcentaje llegaba a ser del 90%, lo que demuestra que ahora se ha extendido más», explica Lázaro. En cuanto a servicios, «el 61% de las agresiones fueron en hospitales, pero han aumentado de forma significativa las agresiones en Primaria, en los centros de salud. Eso se puede deber a que las primeras olas fueron más hospitalarias pero las olas de 2021 han supuesto más tensión en Primaria». Y en este sentido, añade:«En Primaria, las agresiones se centran en los centros de salud más grandes;mientras que en atención especializada vemos que históricamente el mapa de riesgo de las agresiones a sanitarios se centraba en Urgencias y Psiquiatría, pero en 2021 eso desaparece y están más repartidas. Y, sobre todo, se producen en plantas de hospitalización, donde precisamente la pandemia ha puesto muchas limitaciones (acompañamiento, visitas...)», concreta.

«La sociedad está tensionada y eso se ha llevado también al terreno de la salud, de la asistencia sanitaria, y, al unirse a las limitaciones que ha puesto el propio sistema sanitario derivado de la COVID, puede dar lugar a esa tensión, que nunca está justificada», reitera el director de Gestión de Profesionales, que incide en el mensaje de «tolerancia cero» frente a las agresiones y, precisamente por ello, insiste en la necesidad de denunciar «todos los casos» que se registran para que ninguna agresión quede impune y se puedan adoptar soluciones a la medida del problema. Porque, reconoce, «no se denuncia todo».