Navapalos, el pueblo de barro se resiste a la ruina

Sandra
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La Fundación Navapalos homenajea a Erhard Rohmer en el aniversario de su muerte y recupera los cursos universitarios

Navapalos, el pueblo de barro se resiste a la ruina

La arquitectura del barro quedaría huérfana si muere el proyecto de Erhard Rohmer en Navapalos, por eso los amigos del arquitecto alemán quieren dar un nuevo impulso a ese pequeño pueblo del oeste soriano que se convirtió en un referente mundial en la materia durante los años 80 y 90. La idea pasa por suscribir un convenio con la Universidad de Alcalá de Henares para retomar los cursos universitarios que dieron nombre al pueblo hace años.

Los amigos y compañeros de Erhard Rohmer, conocido como Hardy, acudían esta semana hasta Navapalos en el segundo aniversario de su fallecimiento. En el pueblo pasearon entre sus casas a medio rehabilitar, rememorando los buenos años de un centro en el que se investigaba y se experimentaba con los materiales y técnicas autóctonas y tradicionales de construcción. Carlos Clemente San Román, autor de un próximo libro homenaje, recuerda al arquitecto como pionero: «Sus alumnos llevan proyectos sobre la recuperación del barro que aprendieron en Navapalos a todas las partes del mundo».

Carlos Clemente espera contar con el apoyo de Empresoria y del grupo de acción local Tierras Sorianas del Cid para dar un nuevo impulso al proyecto de Navapalos y que continúe siendo un referente en la materia. Quiere lanzar para el verano de 2020 un programa de cursos de la mano de las universidades de Valladolid y Alcalá de Henares, a la que pertenece, en los que no faltarán alumnos de Erhard Rohmer con proyección internacional.

Navapalos, el pueblo de barro se resiste a la ruinaNavapalos, el pueblo de barro se resiste a la ruinaPara Carlos Clemente, «Hardy fue un innovador. Cuando se decidió por Navapalos en los primeros años 80 planteó un pueblo de energía cero. No hay corriente eléctrica ni agua, todo se depura y repara». Recuerda que consiguió valorar el barro y el tapial cuando parecía que sólo se podía construir con las normativas en hormigón. «Fue premonitorio, en aquel momento mis profesores y mi escuela no eran capaces de asimilar eso y él junto a su compañera Ana Vera fue un valiente que fue aglutinando a estudiantes», añade.

En el pueblo residen actualmente seis personas de forma permanente. Algunos de ellos tuvieron originariamente relación con la Fundación Navapalos, pero hoy las relaciones no son buenas. Tienen problemas por la propiedad de algunos edificios que ya están judicializados. Mientras les tildan de okupas, ellos aseguran que no todo el pueblo pertenece a la fundación y que tienen acuerdos con los verdaderos propietarios. Entre tanto, los pobladores de Navapalos han recuperado algunos espacios comunes e incluso celebrado fiestas este verano.

Navapalos se ubica a 12 kilómetros de El Burgo de Osma, a cuyo ayuntamiento pertenece, y se enclava en la confluencia de los ríos Duero y Abión.