En el portal donde Joaquín Borrego se despidió por última vezde su hijas antes de ser encarcelado en Almazán y posteriormente asesinado el 16 de septiembre de 1936, comenzaba el acto de entrega de sus restos a su familia. La Asociación Recuerdo y Dignidad elegís la Plaza de Abastos como símbolo de este acto. "Hoy por fin devolvemos a sus hijas al cuarto de La Riba de Escalote", asegura Iván Aparicio, presidente de la asociación.

Era el nombre que faltaba tras el acto organizado el pasado 4 de septiembre en el Palacio de la Audiencia. "Son unos pocos de los más de 600 que calculamos que siguen desaparecidos durante la Guerra Civil y el Franquismo", lamenta. Por ese motivo ha pedido a las instituciones que "se siga trabajando en una Ley de Memoria Histórica que nos permita trabajar de la forma adecuada", rogaba.

Recogía sus restos su hija, Manolita Borrego. "La última vez que lo vi fue desde la ventana de nuestra casa", recuerda entre lágrimas. Recuperar sus restos es un sentimiento de alivio. "Más de 80 años han pasado", recuerda, "por un lado está el saber que va a descansar con mi madre, pero por el otro la tristeza que supone todo esto".

Joaquín Borrego, el cuarto de La Riba, ya está con sus hijas

Se ha realizado además un recorrido en el que se ha hecho un homenaje a eso más de 600 nombres que culminaba en el Espacio Alameda. Allí, además de los restos mortales , se ha dado a Manolita objetos personales como botones o gemelos de la ropa que Joaquín Borrego llevaba puesto ese fatídico 16 de septiembre de 1936.

Por su parte, la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, que también asistió al acto, aseguró que la búsqueda, localización e identificación de los restos de personas enterradas en fosas comunes es "un deber moral" en una sociedad democrática.  De ahí que considera que los ciudadanos están éticamente obligados a "dignificar" a las víctimas de la Guerra civil y a las víctimas de la dictadura franquista.