Le ha salido bien el encuentro con el canciller Sholz, pero tampoco como pata tirar cohetes, aunque Pedro Sánchez está que se sale desde que regresó de Alemania; le revientan las costuras del traje, de tanto sacar pecho.
Es verdad que ha recibido parabienes -cuando está en juego la supervivencia energética, hasta los más reticentes dan abrazos a quienes les sacan las castañas del fuego- pero hay muchos flecos en lo que Moncloa presenta como exitazo del presidente español en la UE. Que más quisiéramos. Promueve un gaseoducto que aún no ha recibido el visto bueno de Macron, y que tardará mucho tiempo en construirse en el caso de que el presidente francés lo acepte. En cuanto al suministro, el cambio de política respeto al Sahara ha provocado la quiebra de las relaciones con Argelia, nuestro principal proveedor de gas, hasta que Estados Unidos acudió en nuestro auxilio, y está en globo el contrato con la empresa estatal argelina. Cumplirá su contrato … pero marcará nuevos precios y plazos. Un asunto envenenado.
Aun así, aunque lo de Alemania y el Midcat está cogido con alfileres, Feijóo debe andarse con ojo ante el debate del día 6 en el Senado.
Sánchez se crece ante las dificultades y cuenta además con un hecho indiscutible al cara a cara con el líder de la oposición: que Scholz y la presidenta de la Comisión Europea le bailan el agua. Encima, el presidente del Partido Popular Europeo, Weber, con su apoyo al acuerdo de Forza Italia al partido ultraderechista de Meloni, le ha puesto en bandeja al presidente español que saque nuevamente a la palestra la eterna acusación de que el PP es cercano a la extrema derecha que representa Vox.
La principal carta de Núñez Feijóo ante Pedro Sánchez se basa en su trayectoria de gestión, que ha demostrado sobradamente en los últimos veinte años. Que contrapone a la desastrosa gestión del gobierno de Sánchez en asuntos tan serios como la economía, la educación, el afán de apoderarse de las instituciones, el desaforado gasto público, la errática política exterior, la falta de iniciativas rigurosas para hacer frente a la inflación desbocada y al coste energético, políticas sociales podemitas que parecen impulsadas por adolescentes sin sentido común … Y cesiones inaceptables ante socios que atacan abiertamente la Constitución.
Sánchez, que es un gobernante del que habría que huir como de la peste; sin embargo, se fortalece en la contienda. Porque no tiene principios y porque miente, tanto al esgrimir sus datos como al descalificar los que ofrece su adversario. Feijóo pidió un debate sobre la situación política y económica actual y Sánchez lo ha aceptado finalmente … Pero circunscrito a la política energética, porque ahí es donde puede pronunciar a voz en grito los nombres de Scholz y Von der Leyen y presumir de ser un estadista europeo.
El presidente del PP tiene una papeleta complicada. Ya puede prepararse bien para la contienda.