Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Partidos

05/05/2022

Nuestra forma de comer y de divertirnos, la de viajar, nuestra manera de relacionarnos, la forma como hacemos negocios o cómo se forman los estudiantes: así hasta el infinito. Son las cosas que están cambiando aceleradamente en las sociedades, en ocasiones de modo abrupto, otras de forma imperceptible. Son más que modas, se trata de evoluciones o revoluciones. Pero siempre son maneras más eficientes de hacer las cosas.
Está cambiando también la forma como los ciudadanos se relacionan con los partidos políticos en alguno de los grandes países de nuestro área cultural: Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Italia experimentan fenómenos poco vistos en los que ciertos estándares están siendo superados. Y uno de ellos es el de los partidos políticos.
Las recientes elecciones en Francia han fulminado a los partidos tradicionales. En España, los partidos padecen una desafección creciente que en parte tiene que ver con algunos procedimientos arcaicos respecto de la selección del talento y el acceso a los cuadros que luego propician a su vez el tránsito hacia las instituciones.
Los partidos políticos en España sólo funcionan en clave electoral. Eso les incapacita para ciertos análisis finos de la realidad, que es lo que reclaman los ciudadanos, y les priva la capacidad de compartir algunas tesis con otras opciones para fraguar factores comunes de los que se deriven pactos que estabilicen a las sociedades.
Se lo tienen que hacer mirar. Los partidos han de modernizarse, eludir el asamblearismo como mecanismo de funcionamiento, acopiar talento no militante y perder ese sesgo excluyente que casa tan mal con los enfoques dinámicos de los problemas rotundos. 
O se ocupan de renovarse a sí mismos o los partidos políticos darán paso a sociedades en las que se vean excluidos o sustituidos por opciones probablemente poco deseables. Al rincón de pensar….