"Todos tenemos que entonar el 'mea culpa'»

Nuria Zaragoza
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Ha sido duro a nivel profesional y personal pero asegura que, gracias a un equipo que califica de «maravilloso», la sanidad de Soria ha evitado el colapso. Reconoce que falló la previsión y por eso ahora trabaja en un plan ante un nuevo brote

"Todos tenemos que entonar el ‘mea culpa’» - Foto: Eugenio Gutiérrez Martínez

Alcanzada la fase cero de la desescalada, es momento de hacer balance y analizar el futuro junto con quien ha asumido el peso -a nivel sanitario- de esta pandemia, el gerente de Asistencia Sanitaria en Soria, Enrique Delgado. 

¿Cumplimos los requisitos a nivel sanitario para pasar a la fase 1?

Hay varios criterios pero creo que lo fundamental es el epidemiológico. Mientras siga habiendo virus nos da miedo tomar medidas de apertura porque realmente sigue habiendo contagio. Lo primero es preservar la salud, y lo primero que hay que hacer es frenar los contagios. 

"Todos tenemos que entonar el ‘mea culpa’» - Foto: Eugenio Gutierrez MartinezCon respecto a los otros criterios, lo relativo a la detección precoz creo que podremos hacerlo. Con respecto al número de camas de hospitalización y de UCI, en Soria, evidentemente por la despoblación, nos resulta mucho más fácil cumplir. Porque, claro, los servicios mínimos los tenemos. Camas tenemos, sin lugar a dudas. 

¿Cuál es la situación actual en Soria?

Estamos en una situación un poco de impasse. Hemos pasado de la fase explosiva del brote, que fue sobre todo la segunda y tercera semana de marzo hasta finales, a un descenso paulatino en el que estamos ahora, pero que se va produciendo muy poco a poco. Está bajando el número de contagios y de fallecidos pero sigue habiendo contagios y fallecidos. Entonces, hasta que no finalice esa fase en que realmente podamos decir que estamos libres de nuevos casos, no podemos dar por vencido el brote. 

¿Qué ha supuesto el virus para la sanidad soriana? ¿Ha cambiado algo?

Yo creo que han cambiado bastantes cosas. No son cosas extrañas pero sí que es verdad que últimamente habíamos dado menos importancia a temas como las enfermedades infecciosas, las epidemias... y nos estamos dando cuenta de que la salud a veces viene por este tipo de problemas. Las enfermedades infecciosas han sido la primera causa de muerte en el mundo hasta hace 30 años, y eso podía volver. Y eso es lo que fundamentalmente va a cambiar, a partir de ahora habrá que dar más importancia a esas cosas probablemente, y a lo mejor menos a otras. 

La UCI sigue extendida y algunas de las nuevas plazas se crearon derivando material y profesionales del bloque quirúrgico, y ocupando la zona de Reanimación. Mantener esas unidades por si hay un rebrote como exige el Gobierno, ¿limita recuperar la actividad quirúrgica? 

Estamos planteándonos que esto no sea así. Tenemos que recuperar la REA porque tenemos que recuperar la actividad quirúrgica. Ahora, también es verdad que tenemos que aumentar los puestos UCI por si tuviéramos un nuevo brote de estos. 

No obstante, me gustaría hacer una consideración. La UCI es como el último reducto en esta ‘guerra’ y lo que hay que intentar es que los pacientes no lleguen a la UCI y que, cuando haya un contagio, lo detectemos inmediatamente y lo podamos aislar y tratar para evitar que ocurra como en esta ocasión, que se produzca una diseminación comunitaria.

Si hay que recuperar la REA, ¿es necesario habilitar una segunda UCI en otra zona del hospital?

La UCI también amplió el número de puestos que tenía en la propia UCI, y se pusieron puestos en la antigua CMA. Pero hay que darse cuenta de que ampliamos puestos con los mismos profesionales, trabajando en unas condiciones a veces durísimas. ¿Necesitaríamos intentar hacer, por si acaso tuviéramos otro brote, más puestos UCI? Probablemente. Es un tema que habría que pensar, pero sin dejar de pensar en lo que comentaba antes, que lo que hay que intentar es que no lleguemos a eso. Ese tiene que ser nuestro objetivo fundamental, aunque evidentemente habrá que plantearse eso también, porque el virus nos puede desbordar y en un momento podemos necesitar más UCI.  

¿Ya se trabaja en esa nueva UCI?

Se está valorando a nivel general de la Comunidad y del Gobierno, que por eso lo plantea. Ahora mismo estamos todavía en una fase de epidemia que no ha cedido, pero ya estamos hablando de planes de desescalada para recuperar la actividad hospitalaria y la atención primaria, y ya estamos hablando también de un plan de contingencia por si hubiera otro brote, que dicen los técnicos que se podría producir en otoño o en invierno. Para eso hay que tener recursos en este momento para seguir atendiendo el virus, recursos para volver a la actividad normal, y recursos preparados (aunque estén ivernados, cerrados) por si hubiera un brote. 

Si no los tuviéramos, haríamos como hemos hecho ahora, y ahora hemos respondido. Pero, como ahora ya sabemos que este virus puede producir brotes, tenemos que tener planes de contingencia preparados para abordarlos y tenerlos listos. Pero creo que quizá ahora no es el momento todavía de estar pensando en ello. Ahora lo que hay que hacer es acabar con el contagio y diseñar sistemas que permitan el diagnóstico precoz, aislar los casos y evitar otra transmisión. 

Lo comentaba usted, la UCI se ha extendido pero la atiende el mismo personal, de modo que han acumulado un esfuerzo extraordinario... 

Se ha contratado el personal que se ha podido pero la UCI es uno de los sitios más especializados y la verdad es que médicos de UCIpara poder contratar tampoco hay. Y enfermeras preparadas de UCI,tampoco es fácil. Entonces, lo que se ha hecho es a base fundamentalmente del esfuerzo de los profesionales. 

¿Sería necesario entonces reforzar el servicio de UCI para facilitar también sus libranzas, vacaciones…?

Pues probablemente sí. Porque es verdad que, cuando se produce el brote, no se puede encontrar personal y, a lo mejor si tuviéramos una plantilla un poco más amplia, nos permitiría responder a una circunstancia como esta si se produjera. Pero también hay que entender que tenemos que trabajar en esa circunstancia, por si se produce, y en las circunstancias normales, que esperemos que volvamos. Por eso el tema tampoco es sencillo. Pero evidentemente todo lo que sea incrementar plantillas puede ayudar cuando surgen problemas. 

Desde el Gobierno han aconsejado mantener los refuerzos de personal. Sin embargo, ya se han ido rescindiendo contratos. ¿Cuántos contratos se firmaron y cuántos van a seguir?

Hemos llegado a firmar casi 200 contratos nuevos durante este periodo. También hay que considerar que, en el primer momento, tuvimos muchos profesionales afectados, aislados o de baja, y con los contratos nuevos prácticamente cubrimos las bajas. Luego, se han ido recuperando e incorporado los profesionales y hemos pasado de una plantilla total (sumando primaria y hospitales) de 1.630 a 1.900. Nosotros vamos a intentar mantener esos contratos y con ellos vamos a intentar cubrir aspectos que ahora son necesarios, porque todavía seguimos con atención al COVID. Son personas con cierta experiencia que nos vienen muy bien en esta fase a lo largo del verano y hasta otoño. Luego ya veremos cómo se plantea, si vuelve a haber brote, si no... veremos. 

Pero también hay que tener en cuenta que en esos contratos hay personas que no se pueden mantener, porque algunos son jubilados, profesionales de otros ámbitos laborales que se han incorporado como voluntarios... Pero los contratos que hemos hecho como contratos, los vamos a mantener casi todos. 

Desde hace unos días se ha liberado levemente el confinamiento y todos vemos momentos de gran afluencia en la calle. ¿Temen un repunte?

A los que trabajamos en el sector sanitario nos da mucho miedo. A nosotros evidentemente nos daría seguridad que siguiera el confinamiento, pero entendemos que esto no puede ser así porque las personas llevamos casi dos meses metidos en casa y hay que salir y reactivar. ¿Qué es lo que hay que hacer ahora? Apelar a la responsabilidad. Creo que no hay más remedio y que hay que ir abriendo pero hay que apelar a la responsabilidad individual de cada uno, que estoy seguro que la tenemos porque el comportamiento de los ciudadanos ha sido ejemplar y digno de elogio. 

Si hay un repunte, ¿podríamos hacerle frente?

Evidentemente sí. Si hemos hecho frente a este que nos pilló por sorpresa, ¡cómo no vamos a hacer frente ahora que ya sabemos la magnitud y cómo abordarlo! Todo lo que hemos hecho antes se puede hacer ahora y en mejores condiciones porque sabemos lo que hay que hacer. Pero yo considero una cosa, un repunte sería un fracaso. Porque significaría dos cosas, que no hemos sido capaces de cortar el contagio y, en segundo lugar, que hemos dejado que se transmita. Hay que intentar que eso no ocurra. 

Sin embargo, los datos no dan mucho lugar al optimismo. El sábado 86 casos nuevos, 32 el lunes, 39 el martes, 87 el miércoles, 69 el jueves… A pesar de ello, apenas hay ingresos en el hospital. ¿Es posible que haya perdido virulencia el virus? ¿A qué responde esta situación?

Responde a que se están haciendo muchos test y detectan personas que dan positivo pero que no están enfermas, y por eso hay menos presión a nivel asistencial. Eso sí, no cabe duda que si dan positivo es porque han tenido contacto con el virus y algún contagio, aunque sea pequeño, hay. Y algún ingreso todos los días en el hospital hay, y algún fallecimiento también hay,con lo cual, el virus sigue estando. Eso sin lugar a dudas. 

Se llegaron a habilitar 278 camas. Esas nuevas zonas ¿siguen dispuestas? ¿O ya se ha retirado parte del dispositivo habilitado?

Estamos ahora iniciando un plan de desescalada para ir recuperando poco a poco el hospital, pero vamos a ir muy despacio porque en esto correr es peligrosísimo. Lo que no podemos es permitirnos un hospital como hasta ahora, dedicado solo al COVID. Ya se están abriendo los quirófanos, ya se van a abrir poco a poco las consultas… pero vamos a ir poco a poco. 

Hay que pensar, primero, que la estructura que tenemos es inferior a la que teníamos porque seguimos teniendo y vamos a seguir teniendo plantas para atender a la COVID y porque, además, hay ciertas cosas que antes hacíamos que ahora no vamos a poder hacer, porque las medidas de seguridad ahora son estrictas y, por ejemplo, no se puede tener a la gente en la sala de espera esperando a la consulta. Tenemos que citarlos con separación suficiente, citar menos... y eso obliga a ir poco a poco. 

No vamos a correr, pero debe quedar claro también que no hemos dejado de atender en ningún momento. Se han atendido las urgencias, lo no demorable, lo que podía perjudicar a la salud de las personas… Y ahora vamos a ir recuperando lo demás, pero vamos a ir muy paulatinamente y va a ser un proceso paralelo al proceso de desaparición del virus. 

Por lo que entiendo, en los próximos meses va a quedar parte del hospital dedicado a la COVID y parte libre. 

Van a quedar plantas por si acaso, plantas ivernadas; pero también van a quedar plantas para atender COVID, es decir, plantas activas porque seguro que van a quedar casos, aunque sean pocos. O bien de COVID o bien de otros problemas infecciosos. 

Lo que pasa es que nosotros hemos crecido y hemos hecho plantas nuevas de hospitalización en las zonas del hospital viejo que no se pensaba utilizar para plantas. Algunas quedarán para tratar pacientes y otras ivernadas por si se produce un brote.  

¿Los pacientes de COVIDse van a tener aislados en una zona determinada del hospital?

Los pacientes de COVID han estado siempre aislados y lo seguirán estando. A los pacientes que vienen con sospecha inicialmente hay que ponerlos en una habitación individual aislados hasta que tenemos los resultados, y eso también compromete mucho. Cuando sabemos que es positivo, se pueden juntar dos. 

Lo bueno es que ahora tenemos sistemas que nos permiten hacer las PCR muy rápido, prácticamente de un día para otro. Cuando empezó esto era complicado porque tardaban cinco y seis días en llegar los resultados y, entonces, necesitábamos muchas zonas de aislamiento. Ahora más que aislamiento hablaremos de zonas sucias o zonas limpias. Los paciente infecciosos estarán en zonas concretas y los no infecciosos en otras y, además, tomaremos todas las medidas de seguridad porque lo que no puede ser es que se contaminen. 

Tomar medidas de seguridad exige equipos de protección y eso ha sido uno de los grandes problemas. ¿Hay existencias para garantizar que no vamos a tener los problemas pasados? 

Creo que en el futuro no deberíamos tener los mismos problemas. Aquí había material en marzo, pero lo que pasó es que el brote fue tan explosivo que aumentó mucho el consumo y se produjo un déficit de suministros. Ahora ya sabemos lo que consumimos en condiciones normales y en un brote y hay que hacer acopio, evidentemente. Espero que las administraciones hagan acopio para que, si se produce otro brote en otoño, haya suficiente. Pero cuando digo hacer acopio no consiste solo en hacer almacén y guardarlo, consiste también en que las empresas nacionales se pongan a fabricar mascarillas, batas, EPI... porque, cuando llega el momento, es cuando se produce una rotura de stock en el mercado y empiezan las dificultades.  

En este tema, el vídeo de las trabajadoras de UCI con bolsas de basura levantó ciertas heridas. En su día se habló de la posibilidad de abrirles expediente. ¿Se va a hacer? Como profesional médico que es usted, ¿no entiende a esas trabajadoras? 

Eso se ha difundido por ahí, como muchas cosas que se han difundido y no son ciertas. Nunca se ha planteado abrir un expediente a nadie y menos a las trabajadoras de la UCI. Sería un auténtico disparate. 

Ese vídeo ponía de manifiesto un momento, porque inicialmente probablemente había un problema de déficit de material, eso es indudable. Quizá no es la forma más adecuada de hacerlo pero en ese momento tenemos que reconocer que se produjo, por la situación explosiva, un desbordamiento y había ciertas diferencias. 

El tema de las bolsas de basura también se magnificó. Nosotros usábamos muchas veces también batas impermeables y hemos tenido mucho tipo de donaciones, de material que nos ha llegado de muchos sitios, y había diversidad. Yo tampoco le daría más importancia. Hay que reconocer,  yo lo reconozco, que en ese momento había un déficit de material que era necesario. Porque no se preveía que se produjera un brote tan violento y porque en ese momento además no había manera de responder a un mercado, porque no existía. Con el tiempo se ha ido paliando y ahora estamos en mejores condiciones, aunque todavía es un mercado muy convulso. 

El 13% de los profesionales sanitarios ha sido contagiado, el doble que la media regional. ¿Es culpa de esa falta de EPI, del desconocimiento de la enfermedad que al principio hizo que nos confiáramos, del contagio entre compañeros… o la suma de todo?

Hemos tenido muchos profesionales contagiados, hasta casi 200. Pero en eso hay también un poco de mito, porque hemos tenido un contagio proporcional al índice de contagio que tiene Soria. Yhay que considerar dos cosas, que la mayor parte de los contagios se produjeron en la primera semana de marzo. Si contamos el periodo de incubación, es antes de que empezara la pandemia. Eso quiere decir que a lo mejor no nos protegíamos adecuadamente antes de la pandemia. Había medidas de protección pero no las usábamos. Y, luego, durante las dos semanas siguientes, es posible que en ese momento hubo un problema -como decía antes- de stock de equipos de protección. Luego, el número de contagios ha bajado muy significativamente.  

Por lo que comenta ¿es probable que el virus esté en Soria desde antes de la declaración del estado de alarma?

Nos lo dirán los epidemiólogos pero a finales de febrero es probable que el virus estuviera en Soria. Los médicos nos dicen que hay casos que se van a estudiar a posteriori porque probablemente el virus estaba circulando. Pero cuando seguro que el virus estaba es en la primera semana de marzo, y en esa semana se contagió casi toda la población soriana y casi todos nuestros profesionales. Eso es cierto. Había alertas pero a lo mejor no tomamos con la suficiente consideración lo que podía ocurrir. Pero, desde luego, aquí del 1 al 8 de marzo creo que fue el momento crítico del contagio, de la extensión de la pandemia en Soria. Con esto de mirar atrás lo que tenemos que hacer es aprender. Igual que en esa semana, se puede producir en octubre, noviembre... y hay que intentar evitarlo. 

En febrero, cuando algunos medios hablábamos de coronavirus nos acusaban -incluso desde el ámbito sanitario- de generar una alarma infundada en la población. Sin embargo, ya habíamos visto el tema de China y se veía Italia. ¿Pecaron de optimistas y les pilló desprevenidos el virus?

Es cierto. A mí me preguntasteis a primeros de febrero y dije públicamente que esto era como una gripe. Y estamos viendo que no tiene nada que ver con la gripe. Nos equivocamos totalmente. ¿Por qué opinábamos eso a pesar de que estábamos viendo ya lo que ocurría en China y en Italia? Pensábamos que eran focos concretos y que era posible detenerlo ahí y no se haría una extensión universal. Yo que creo que aquí todos tenemos que entonar un poco el mea culpa. 

Como la última gran pandemia que tuvimos fue en 1918 y nosotros no la hemos vivido, hemos pensado que era algo de la historia de la Medicina y que no iba a volver a pasar, que era algo de películas y de series. Además, los últimos casos de epidemias como la gripe A, el SARS, el MERS, el ébola... al final nunca llegaban, y parece que la OMS era muy alarmista. Al final nos ha pasado como el cuento del lobo, y nos ha pillado el lobo. 

En Soria arrastrábamos ciertos déficit a nivel sanitario. Desde hace tiempo hay problemas para contratar profesionales, tenemos un hospital con parte nueva y parte vieja… ¿Eso nos ha afectado a la hora de afrontar esta crisis?

En eso hay que dejar algo claro, en el contagio no tiene nada que ver la sanidad. El contagio, por las circunstancias que sea, se produce aquí y quizá no en Almería, pero en la transmisión del virus no tiene nada que ver la sanidad que uno tenga. 

No me refiero al contagio, me refiero a la respuesta, a la hora de afrontar la gestión de ese contagio.

La respuesta que se ha dado en Soria para un índice de contagio como el que hemos tenido, que ha sido de los mayores de España y de los mayores del mundo, ha sido magnífica. A nosotros no nos ha faltado una cama en ningún momento, no hemos tenido incapacidad para responder a una persona... la respuesta que se ha dado es buena. Ahora, si partimos de esa base, cuando un sistema cualquiera lo pones en una situación límite, te das cuenta de los puntos que habría que mejorar, no cabe ninguna duda. 

Si hubiéramos tenido el hospital terminado, hubiéramos tenido más sitios. Si hubiéramos tenido más volumen de profesionales, hubiéramos dado otro tipo de respuesta. Pero eso no quiere decir que no lo hayamos atendido. Además, hay que tener en cuenta que la carencia nuestra de profesionales se produce en especialidades concretas y muchas veces no han tenido que ver con la defensa de la primera línea contra el COVID. En Primaria, por ejemplo, es quizá donde más se puede notar, pero más ahora que antes. Ahora, que es cuando hay que planificar, que falten médicos puede ser un problema. 

Pero una cosa es el tema estructural y otra la respuesta a la pandemia, y la respuesta a la pandemia no ha tenido nada que ver con los déficit estructurales. Ahora, hay que considerar que los déficit estructurales que teníamos los seguimos teniendo y hay que intentar cubrirlos y, al mismo tiempo, poner las herramientas para atajar un nuevo brote si se produjera. 

¿Y qué déficit se han detectado que es urgente atajar?

España tiene un problema de déficit en ciertas especialidades. No hay médicos de familia ni aquí ni en Madrid. Medicina de Familia es especialidad deficitaria, como Pediatría, Anestesia, Radiología, Anatomía Patológica… Esas especialidades son las que teníamos plazas sin cubrir y las seguimos teniendo. Pero aquí también hay mucho falso mito, porque no tenemos más plazas sin cubrir que los hospitales de nuestro entorno. ¿Eso se va a solucionar? Creo que sí porque se han aumentado las plazas MIRy probablemente en cuatro o cinco años, incluso antes, haya médicos suficientes. Eso no es un déficit estructural de Soria, es un déficit estructural del Sistema Nacional de Salud.

¿En Soria es un déficit estructural que no haya terminado la segunda fase del hospital? Evidentemente. Claro. Si con los años que lleva ya tenía que estar terminado... ¿Y esos espacios son necesarios para nosotros? Pues ahora sí. No tanto en lo que ha sido la epidemia como ahora que hay que abrir las consultas y mantener las separaciones y medidas de seguridad. El nuevo edificio nos hubiera venido muy bien tenerlo y no lo tenemos. 

Las obras de ampliación han seguido este tiempo pero ¿se va a tratar de agilizar el proyecto?

Yo tenía miedo pero la obra no ha parado en ningún momento. Va a buen ritmo y creo que van a cumplir los lazos y podrán entregarlo en el primer trimestre del año que viene. 

En los planes de futuro en los que están ahora trabajando, ¿incluyen ya entonces la ampliación del hospital?

No. Porque los planes son más inmediatos y la apertura de eso será como en un año desde ahora, porque no solo es obra, es entregarla, equiparla... Un año es mucho tiempo y nosotros tenemos que seguir trabajando para atender a los sorianos y al COVID durante ese año, y estamos planificando fundamentalmente para ese tiempo. En ese momento ya hablaremos de otras circunstancias. 

¿Cree que ha habido lealtad institucional a la hora de afrontar la situación de Soria? 

Pues yo creo que sí. Nosotros, lo que hemos necesitado, nos lo han dado y no hemos tenido ningún problema ni a nivel de la Delegación Territorial, ni de la Diputación, ni ayuntamientos, ni el Ayuntamiento de Soria, ni la Subdelegación… Nos han ayudado, nos han dejado camas, han colaborado con los traslados... todo el apoyo que hemos necesitado lo hemos tenido. 

Quizá lo que yo creo que no es bueno, y no lo digo solo por Soria sino en general, es el barullo político que hay detrás, que no ayuda nada, en absoluto, a la atención sanitaria. A parte de eso, que también es entendible, nosotros todo lo que hemos necesitado lo hemos tenido, sin lugar a dudas. 

El jefe de Anestesiología y Reanimación remitió una carta en la que advertía de que «la voz de alarma la pusieron los profesionales sanitarios y no los cargos políticos». Era una queja velada en el momento en el que el alcalde lanzó un SOS en los medios nacionales. ¿Hasta qué punto esa exposición pública ayudó a que vinieran los refuerzos? 

Nosotros hemos agradecido toda la ayuda que hemos tenido, sin lugar a dudas, pero no se puede dar la sensación de que esa ayuda viene a solucionar algo que no se está asistiendo, porque eso no es cierto. Nosotros estábamos asistiendo perfectamente y todas esas personas se han incorporado a nuestro sistema, e incluso han alabado nuestro sistema y nuestra organización. No se puede dar la sensación de que menos mal que han venido porque, si no, no hay quien nos atienda. Eso no es verdad, no es cierto. Pero en esos momentos, evidentemente, cualquier ayuda es de agradecer. 

Con respecto a la carta, lo comparto. Él no va contra uno o contra el otro, va contra el ruido político en general y hablaba por todos, no por una persona en concreto. Viene a manifestar lo que manifestamos todos los que trabajamos en el sector sanitario: ¡déjennos trabajar y guarden sus luchas y sus disputas políticas, ya habrá tiempo! Pero, vuelvo a insistir, cuando esas disputas se traducen luego en que, cuando necesitamos algo, los tenemos ahí, eso hay que ponerlo de manifiesto. Y hemos tenido a todas las administraciones. Una cosa es el ruido en los medios y otra la realidad del día a día. 

Sin la ayuda externa, ¿hubiéramos colapsado?

No, porque además el riesgo de colapso se produjo fundamentalmente en la primera semana. Evidentemente el refuerzo nos vino muy bien, porque además nuestra gente estaba ya muy cansada. Cada uno de los apoyos colaboró en unas áreas y, desde luego, fueron un alivio muy importante. Eso no cabe ninguna duda. 

En residencias se ha vivido un verdadero drama. Desde algunos centros se han quejado de que las residencias se convirtieron durante el pico en una especie de hospitales de campaña, ya que se atendía allí a los enfermos para evitar traslados al hospital y no colapsarlo. ¿En residencias hay que analizar la situación y ver qué ha fallado?

Tenemos que considerar que es una enfermedad clínica que afecta fundamentalmente a personas mayroes. La edad media de los fallecidos por coronavirus en Soria supera nuestra esperanza de vida, que es de las más altas de España. Hablamos de 85-86 años. La población de esas edades se concentra en las residencias. Además nosotros tenemos más índice de institucionalización que ningún otro sitio. Tenemos más residencias y más gente que vive en residencias. Y el sistema de residencias se tuvo que enfrentar a una gran pandemia donde, probablemente, también se desborda. También faltaban equipos de protección. También faltaban a lo mejor protocolos. Y también ha habido problemas asistenciales en momentos determinados. Todo eso confluye.

Se han hecho muchas cosas pero aún así evidentemente las residencias han sufrido mucho, pero no más que en otras áreas y eso hay que decirlo. De hecho, si analizamos la letalidad en residencias con respecto a otras áreas como Madrid, allí ha sido mucho pero. Esto no es consuelo, pero es así. De esto hay que sacar enseñanzas, sin lugar a dudas. ¿El sistema de residencias es el más adecuado para que vivan nuestras personas mayores? ¿Qué dotación tienen que tener? ¿Qué preparación? Todo esto habrá que analizarlo y a lo mejor hay que darle una vuelta y cosas que se consideraban muy estables quizá hay que plantearlo de otra manera.

Evidentemente y lo que no cabe ninguna duda es que no es el mejor sistema para responder a una pandemia, y menos de este estilo.

En otras provincias hemos visto que familiares de fallecidos se han quejado porque la falta de respiradores ha obligado a priorizar pacientes. ¿Aquí también hubo que priorizar?

Aquí no hemos tenido problemas pero hay que tener en cuenta también que el uso de respiradores también tiene sus limitaciones. A una persona de 90 años no se le puede poner un respirador pero no porque tenga 90 años, sino porque sus alveolos no lo soportan. Hay otros sistemas de ventilación forzada y eso hay que considerarlo.

Nosotros aquí no hemos tenido dificultades y realmente las circunstancais de las primeras semanas cuando se llenó casi toda la UCI se dio salida enseguida cuando se pudo derivar pacientes. Luego no han sido muchos, han sido ocho o nuevee. No hemos tenido problemas de esos pero hay que tener en cuenta que es una enfermedad muy contagiosa y en ambientes cerrados se contagia mucho, muy letal en personas mayores, y que cuando hay otras patologías las complicaciones son mayores, y todo eso se da en personas mayores y todo eso ha complicado la situación en las residencias. Pero en ningún momento se ha limitado ni el acceso al hospital ni nada. Pero sin duda no es lo mismo las circunstancias de ahora que las del 20 de marzo

¿Y el 20 de marzo sí que trató de frenar que se derivaran pacientes al hospital?

No, nosotros no hemos frenado en ningún momento que los pacientes fueran ni al hospital ni a ningún sitio, pero lo que sí que tratamos de apoyar los sistemas asistenciales que tenían las residencias y fuimos a ver a los pacientes. Por eso se creó el equipo COVID residencias y también fueron desde atención primaria. Entonces, nosotros intervinimos directamente y luego fue el Samur. Pero no hemos ido ahí para no llevarlos y, de hecho, muchas veces estos equipos se traían residentes y los ingresaban. No había ninguna limitación pero lo que iban es a atenderlos. Porque aquí la base es prestar al paciente la atención que necesita, donde se le necesita. No limitación para tratamiento ni en domilio ni en residencias. Eso también ha provocado errores en las cifras, porque residentes que han fallecido en el hospital se cuentan en los dos sitios y se duplican.

También hay que considerar una cosa, a pesar de la alta letalidad que tiene mucgas personas mayores lo han superado y realtivamente bien. Hay que poner un hilo de esperanza. El COVID tiene una mortalidad del 8 o 9%, pero más del 90% que lo superan y lo superan bien y de esos también hay personas muy mayores.

El alcalde de Soria pedía el otro día un refuerzo de la sanidad para que no nos dejen atrás en la desescalada. El hecho de que vayamos más tarde ¿responde realmente a que nos faltan recursos o a que nuestro sistema sanitario sea más débil, o es más una cuestión epidemiológica?

Responde a dos cosas fundamentalmente que el Ministerio ha dejado claro. Primero es la situación epidemiológica, que la nuestra es peor porque hemos tenido mucha más epidemia;y responde a la capacidad que vamos a tener en el futuro de detectar precozmente la aparición de nuevos casos, de aislarlos y de tratarlos. Luego pusieron unas condiciones de camas y de UCI, por si se hacía una cogobernanza con la Comunidad. Soria eso lo cumple y sí que podríamos hacer la desescalada en ese sentido. Pero no vamos a ir más deprisa, porque hemos tenido mucho contagio e iremos poco a poco. Hay que ir con precaución porque aquí lo que sería terrible sería una vuelta atrás. 

¿Por qué es tan difícil llevar un recuento de las cifras?

Porque no existen registros previos. Son datos oficiales que se capturan de los registros que hay, y responden a criterios que ni siquiera son nuestros [...] Los PCR probablemente son los datos más reales. Pero creo que ahora mismo las cifras que se están dando se aproximan bastante a la realidad. 

¿Se puede establecer ya un perfil de a quién afecta más la enfermedad?

Es una enfermedad muy clínica y está clarísimo que afecta fundamentalmente a personas mayores y con patologías previas. Lo sabíamos antes de cuando empezó en Wuhan. Ahora, también es cierto que es una enfermedad que, en muy pocos casos, tiene una evolución muy tortuosa y complicada en personas relativamente jóvenes, de 40 y 50 años. ¿Por qué es así? Es algo a lo que clínicamente todavía no damos respuesta. Son pocos. 

La mayoría de las personas son mayores y, en un perfil por sexos, evidentemente hay más mujeres, pero también porque en esas zonas de edad también hay más mujeres. No hay grandes diferentes, salvo la edad.

Es evidente que este virus dejará huella. A partir de ahora, debe coexistir en perfecta armonía la protección frente al coronovirus con el servicio público a prestar. El otro día ya anunciaba que se trabajan en un nuevo modelo de asistencia sanitaria y que el modo de trabajo va a cambiar. ¿Debemos hacernos a la idea de que la sanidad, como era antes de marzo, ya no volverá?

No es que no vaya a ser pero la sanidad -y la sociedad- tendrán que tener en cuenta algunas cosas que antes no se tenían en cuenta y vamos a tener que cambiar cosas. Por ejemplo, lo de la mascarilla, las distancias de segurdad… Quizá hay que acostumbrarse a eso y, en sanidad, quizá hay que acostumbrarse a que tiene que haber circuitos diferenciados. En un hospital y en un centro de salud habrá zona de infecciosos y de no infecciosos. Igual también hay que acostumbrarse a la cita previa. Ya no se peude ir a la consulta y hacer cola. Habrá que impulsar la telemedicina, los medios diagnósticos… Eso es lo que probablemente cambie. Pero sobre todo, vamos a volver a recuperar el miedo a las enfermedades infecciosas. Ya no solo el COVID.

No es usted de utilizar los medios para trasladar los mensajes a sus superiores pero ¿qué pediría a la Consejería de Sanidad?

Creo que hay una autoridad sanitaria única porque estamos en un estado de alarma y creo que las directrices se están llevando de una forma bastante reglada, y me congratula. Puede haber discusiones pero a nivel sanitario ni nuestra Comunidad ni ninguna otra se ha desmarcado de las directrices que emanan del Consejo Interterritorial y del Ministerio.

¿Qué pediríamos? Que extreme las medidas de seguridad para evitar contagios. Y que si hay que empezar a abrir la actividad, que se tomen todas las precuaciones posibles.

Luego el tema de recursos, que si ponemos y quitamos, eso lo tiene que decidir la propia sociedad. Nosotros siempre estaremos a disposición de lo que los ciudadanos necesiten con los recursos que tenemos.

A nivel personal ¿cómo ha vivido esta situación?

A nivel personal se han juntado muchas cosas. Primero, a todos nos afecta personalmente porque aquí ha habido muchas persoans afectadas y muchos fallecimientos y nosotros también tenemos familiares y amigos y también les pasa y lo hemos sufrido a nivel personalmente. A nivel profesional es muy duro vivir el sufrimiento todos los días y estar viendo en primera persona lo que la gente ha sufrido. Y no solo el tema de los fallecidos, el tema de que un paciente está ingresado o en una residencia y no se le puede ir a ver y no sabemos como está. El confinamiento ha sido durísmo. La crisis económica sobrevenida es un problema de primera magnitud… Todo eso se sufre profesionalmente. Y, por último, el estrés de responder a una situación y hay que hacerlo como sea y hay que estar trabajando 24 horas los siete días de la semana y llega un momento que es realmente agotador.

¿Se ha sentido respaldado?

Super respaldado. Si hay algo bueno de una cosa de estas es que uno se da cuenta de lo que tiene. Lso seres humanos somos asi y no valoramos lo que tenemos Tengo un equipo maravilloso en primaria y en el hospital y la respuesta ha sido impresionante. Nadie se ha echado para atrás. Todo el mundo ha respondido.

La aportación en plan de voluntarios ha sido inimagibale, hasta los liberados sindicales (de 27 delegados, 19 se han puesto a trabajar, y el resto no porque han dado positivo y no han podido) y el apoyo de la sociedad ha sido impresionante. Los mensajes de apoyo también han sido importante. Los primeros días me sobrecogía. Para una sociedad como esta con unos profesionales como estos,que nos echen lo que quieran. Podemos con el COVID y podemos con lo que sea necesario.