La vieja escuela del atletismo soriano

Sergio Recio
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José Luis Aranda, Domingo Crespo y José Ángel Martínez, tres veteranos con muchos kilómetros en sus piernas

La vieja escuela del atletismo soriano - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez Eugenio Gutiérrez Mart

Con el paso del tiempo la vida del deportista de élite se va alargando. Ya no es extraño es ver competir de forma óptima a personas en torno a los 40 años. Una tendencia que aumenta fruto de nuevos métodos de entrenamientos combinados con innovadoras dietas o tratamientos de recuperación.

Pero después hay quien nunca se ha planteado dejar de hacer deporte, son personas que lo realizan por diversión. Es su modo de vida y en Soria nos encontramos con más de un ejemplo que demuestra que la vitalidad no está reñida con la edad.

La jubilación. José Luis Aranda sigue con el cuentakilómetros engordando la cuenta. Con 76 años, su currículum es de sobra conocido. Varios títulos nacionales de Cross se unen a una medalla de bronce europea en veteranos. El soriano es una referencia, «ahora en pandemia es cuando me he dado cuenta de todo lo conseguido», reconoce, «empecé a sacar medallas y trofeos y era increíble».

Lejos queda ya ese adolescente que con 16 años ganó su primer campeonato provincial, «me dijeron que tenía condiciones y desde ese día nunca he parado». De hecho, nunca había estado tanto sin correr como en pandemia, «recuerdo que el primer día que nos dejaron salí como un miura», comenta entre risas, «y claro, lo pagué». Lo hizo en forma de lesión.

Sus talones de Aquiles no son lo que eran pero nunca ha pensado en dejar el atletismo, «ahora ya no puedes hacer lo mismo, tienes que cuidarte más pero el espíritu no cambia». Es de la vieja escuela y sus entrenamientos van acordes a su mentalidad, «no miro mucho cuánto hago cada día, una veces salgo 45 minutos, otras más si lo hago en grupo».

Siempre ha sido fondista y el final de ese largo camino todavía lo ve lejos, «correré hasta que el cuerpo me deje». De momento le acaban de poner la primera dosis de la vacuna y el final de su carrera todavía se ve muy lejos.

La mili y correr. Son muchos a los que el atletismo les llega de rebote. Domingo Crespo es uno de ellos, «jugaba al fútbol en el Uxama pero era un paquete», afirma ahora a sus 60 años. Fue en la mili, a los 22 años en Vitoria cuando uno de los mitos de este deporte lo reclutó, «comencé con Martín Fiz y a partir de ese momento me enamoré de ese deporte».

En su etapa más joven nunca fue un atleta destacado, «siempre quedaba lejos de la cabeza, pero yo corría por placer, el resultado era lo de menos». Pasaban los años y el burgense iba mejorando pero fue hace dos, con 58 años, cuando vivió uno de sus momentos más emotivos. En Sevilla completó su primera maratón, «fue además en el homenaje de Abel Antón y la terminé en dos horas y 33 minutos». Una marca que no todo el mundo tiene a su alcance.

Hace poco que se ha animado a competir bajo el Club Atletismo Vino de Toro, y como este elixir, mejora con los años, «la verdad es que he tenido suerte porque no he tenido lesiones y me encuentro muy bien». Realiza unos 100 kilómetros semanales, «antes metía más calidad y series pero el cuerpo no perdona y ahora me limito a hacer algún cambio de ritmo, nada más».

Domingo lo tiene claro, hacer deporte mejora su vida, «recomiendo a todo el mundo que haga algo, aunque sea un paseo diario, creo que es algo importantísimo para la salud y más ahora en época de covid». 

Amor por el atletismo. Los atletas anónimos son la esencia de este deporte, los que llenan ciudades para participar en cualquier competición con la ilusión de los mejores del mundo. En Soria ese perfil tiene nombre y apellidos, José Ángel Martínez Ortega. A sus 58 años no ha ganado ninguna carrera pero ha completado la espectacular cifra de 24 maratones, «este año quería celebrar las bodas de plata pero con la pandemia debo esperar un poco».

Es también un caso tardío. Tras jugar al fútbol, comenzó a correr a los 20 años, «lo hice para preparar la Media Maratón de Soria y ahora me doy cuenta que he corrido en las 37 ediciones». Su amor por este deporte llega por su cuadrilla, por su grupo de amigos de siempre, «creo que el grupo es fundamental, disfrutar con ellos de cada entrenamiento o carrera es lo que hace que nunca lo haya querido dejar».

Conviene recordar que es uno de los fundadores del Club Atletismo Puente del Canto, «hace 37 años decidimos crearlo para captar a toda esa gente que corría por libre, creo que con el tiempo hemos visto que ha sido todo un éxito». El propio José Ángel sigue entrenando con los más jóvenes de la entidad, «y muchas veces lo hacemos más rápido que ellos», reconoce con humor.

Nunca ha ganado pero tampoco le ha hecho falta, «poder seguir disfrutando de este modo de vida lo es todo, no sé que haría si lo tuviese que dejar». Su único parón fue en cuarentena, «y bastante mal lo pasé como para dejarlo». Le gustaría seguir corriendo «todo lo que pueda pero también hay que saber cuándo el cuerpo dice basta». Para eso de momento, no hay fecha concreta.