#DosAñosCovid El reto de salvar vidas y adaptarse

Ana Pilar Latorre
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Los servicios más afectados e involucrados frente al covid siguen dándolo todo. La sanidad merece aún el aplauso

#DosAñosCovid El reto de salvar vida y adaptarse - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

La pandemia persiste y no debemos olvidar la labor fundamental que continúan realizando los sanitarios en primera línea de batalla, aunque ahora también hablemos de otra guerra, la de Ucrania. Tras dos años dándolo todo, a pesar del cansancio y el desgaste y aunque ya no se les aplauda en los balcones, siguen peleando, adaptándose en cada oleada, tanto en lo profesional como en lo personal. 

'El Día de Soria' ha querido analizar con varios de ellos lo que han supuesto estos dos años de covid y a la cita en una de las nuevas aulas de formación del Hospital Santa Bárbara acuden Marta León y Ana Isabel Casas, coordinadora y supervisora de Medicina Interna; Mª José Fernández y Mª José Revuelta, jefa y supervisora de la UCI; Enrique del Hoyo y Clara Torres, jefe y supervisora de Urgencias; y Ana Tabernero, directora médica de Atención Primaria. Para Mª José Fernández, a nivel profesional ha sido «un reto» y «un trabajo inmenso»; y a nivel personal han implicado «mucho cansancio» y tener que «revelarse contra los elementos». En este tiempo ha sentido «tristeza» pero también «rabia» cuando no se seguían las recomendaciones y, sobre todo, en la sexta ola con los no vacunados. 

Enrique del Hoyo habla de un «desgaste importante» en Urgencias, especialmente en el último año, ya que el primero «era todo adrenalina, sacar el trabajo sin sentarse a pensar lo que había». Con las siguientes olas pensaron que se podía estar llegando al final de la pandemia, «pero nos dimos cuenta que no, que era un continuar». Y hoy, casi pasada la sexta arremetida, se mantienen «a la expectativa por lo que pueda venir". Clara Torres se refiere a «la capacidad de adaptación y reconversión del servicio" y "la unión del equipo». «La realidad cambió de golpe y en casa no podía desconectar, lo lamentaba por mi niño... Y me pasó factura no poder estar con mi familia, de Andalucía», expone. 

Ana Tabernero vivió la primera parte en el área asistencial y la segunda en gestión, pero «las dos han sido desgastantes, tristes, de impotencia... Tras sacar todo adelante fuese como fuese, sin importarnos el cansancio, haciendo piña y cuando la población estaba con nosotros, ahora estoy viendo que no volvemos a la casilla de salida, de ninguna manera». A ello se suma que el apoyo entre los compañeros y de los pacientes «se ha enturbiado» porque el cansancio hace mella. A nivel personal, recuerda «el silencio» y el esfuerzo, como otros sanitarios, "para mantener la salud mental a flote". «A pesar de ello, todos hemos realizado un gran trabajo y seguimos haciéndolo», enfatiza junto al resto de participantes. Coinciden todos en ese «orgullo de equipo» y en el agradecimiento a sus compañeros, especialmente en la última oleada con numerosos contagios en las plantillas y bajas que cubrir. Incluso ha habido casos de trabajadores que han tenido que interrumpir sus vacaciones en fechas tan señaladas como la Navidad. «Esta última ola ha sido brutal», indica Mª José Revuelta.

Marta León asegura que cuando el covid llegó a su vida supuso un «caos», se convirtió «solo en la médico» y dejó su casa abandonada. «Pasábamos horas y horas aquí y cuando descansaba un poco en casa me sentía intranquila porque pensaba que solo era eficaz y válida en el hospital». Mientras, «esperaba que todo fluyera». A nivel profesional, tiene sus «sinsabores» pero incide en el «orgullo de equipo» y en que «cualquier sanitario se ha reafirmado en su vocación». Ana Isabel Casas recuerda, igualmente, que «había que tirar adelante como fuera y a día de hoy seguimos. Esto no ha acabado». 

ESTO NO HA TERMINADO-DESGASTE Y CANSANCIO

«La sexta ola se nos está haciendo un poco larga, porque no tenemos el apoyo inicial de la sociedad. Entendemos que la situación se alarga en el tiempo y la gente necesita hacer su vida, pero en servicios como los nuestros a día de hoy todavía tenemos gente con covid», advierte Clara Torres explicando esa fatiga pandémica que en algunos casos lleva a la desmotivación, porque psicológicamente ha afectado bastante en servicios de primera línea. «La pandemia se atenúa, pero muy lentamente. Vemos que va a tardar», asegura. Ana Tabernero dice tener «angustia anticipatoria» que le impide relajarse y le hace pensar que van a volver a vivir lo peor. Sufrió mucho cuando después de Navidad se estaban cuantificando casi 500 casos diarios. No quería ni pensar en que el número de positivos fuera proporcional al número de ingresos. Se dieron 13.000 casos desde el 1 de diciembre hasta mitad de enero. Esa ansiedad les sigue desgastando.

Cada ola «ha sido distinta», añade Ana Isabel Casas. «En todos nuestros servicios no ha habido descanso», continúa Mª José Fernández. Todo esto no les ha permitido desconectar desde marzo de 2020.  

Enrique del Hoyo recuerda que en el primer año en Urgencias había muchos afectados que tenían enfermedades infecciosas por las que acababan en la UCI, «nos costó darnos cuenta y saber por la evolución de las variantes del virus que el número de contagios no iba a suponer lo mismo que al principio. Íbamos a ver muchos positivos porque se hacían más test, pero un porcentaje alto no iba a acabar en un hospital ni en cuidados intensivos. Pero eso les creó angustia durante un par de meses, porque todavía no lo sabían. Se habían seguido unos protocolos que debían cambiar de nuevo. En la UCI también había «miedo» en cada una de las oleadas, un temor que consume.

RECUERDOS-MEDICINA 'DE GUERRA'

Los contertulios reiteran la idea de «readaptación constante», de una ola sin recursos a, por ejemplo, tener que poner en esta última oleada en Atención Primaria 'agendas administrativas covid' de tarde por la gran cantidad de bajas y altas a tramitar. Siempre con incertidumbre, conscientes de que hay que normalizar pero con el recelo de no dar un paso atrás.

Marta León cree que ellos tuvieron la «suerte» de poder ir a trabajar en el confinamiento, de sentirse útiles. Sus recuerdos: ir a trabajar por carreteras y calles vacías, con 'salvoconducto' y teniendo que justificar los desplazamientos, el Ejército a las puertas del hospital, la sensación de colocarse el EPI por primera vez, atender avisos ataviados con monos y que la gente se cruzara de acera, las notas de rechazo en el ascensor... «Le llamábamos toque de queda y fijaros ahora lo que supone en Ucrania. Decíamos que peor era una guerra, que habían vivido nuestros abuelos...», reflexiona Ana Tabernero. Mª José Fernández confiesa que en su servicio «tenía sensación de guerra» y Marta León recuerda que se avisaba cuando todo comenzó de que «se iba a hacer medicina de guerra. Atenderíamos a todo el mundo pero sabíamos que se iba a morir gente sin saber por qué, ni cómo, ni cuándo...», añade. Lo compara con su voluntariado en Salvador de Bahía: «Allí lo que no teníamos eran medios y aquí aún teniendo estábamos peor». La jefa de la UCI rememora que se empezaba un servicio «sin saber si se iban a tener camas o respiradores», así como los mensajes de alarma que trasladaban los propios sanitarios. A ello se unía el temor de que no afectara gravemente a nadie de su equipo, a gente que se iba a jubilar. «Y el sufrimiento por el fallecimiento de familiares de compañeros», relatan. Intentaron proteger a sus familias, a sus padres mayores que vivían solos, a sus hijos y parejas... 

«Lo más triste era la comunicación con el paciente, a mí me hizo llorar muchas veces.Estar con alguien que tenía mucho miedo y no poder comunicarte en condiciones [por el EPI]», apunta Clara Torres. Y, sobre todo, la deshumanización y que no pudieran estar acompañados por sus familias, coinciden el resto. «Cuando te reconocían sonreían, pero al principio no te reconocían», añade Ana Tabernero. Para Marta León, «ha sido confianza ciega» y esperaban nuestras llamadas con angustia para darles la información.

El primer año fue de aislamiento, avanza Enrique del Hoyo, pero también el segundo. «Aunque se aprende a manejar a este tipo de pacientes y de protegerles, si sigues estrictamente los protocolos no puedes comer con tus compañeros, tienes que mantener las distancias, en cuanto llegas a casa tienes que quitarte la ropa y ducharte para evitar contacto estrecho con familiares cercanos. Eso mantenido a lo largo de los meses, para los que tenemos hijos pequeños o preadolescentes, es una forma diferente de criarse ellos. Aprenden a estar con la mascarilla, alejados de sus compañeros... Volver a retomar lo natural va a costar», apunta el médico. Se mantienen las medidas de higiene pero no se sabe si al quitar las mascarillas se va a tener otro episodio, de nuevo el miedo en base a lo que se ha vivido.

El hijo de Clara «no recuerda lo que es una charanga» y el de Marta le dijo que «no sabía que su profe tenía barba», apuntan destensando el ambiente pero reconociendo que evitar los abrazos sí tendrá efectos. Sus hijos pidieron a los Reyes que se acabaran las mascarillas y el coronavirus, así como estar con sus abuelos.

La pandemia ha cambiado su sistema de trabajo continuamente y creen que, entre las cosas que han venido para quedarse, están trabajar con mascarilla y que los pacientes con clínica respiratoria no podrán estar en las salas de espera con enfermos con otras dolencias sin mascarilla. «Hay cosas que nos tienen que servir para aprender», señala Ana Tabernero, aunque otros participantes duran éste último apunte. 

«Lo que hemos aprendido los sanitarios es complicado trasladarlo a la población», aunque sí que es cierto que habrá personas, por ejemplo, que no dejen de usar mascarilla. En los países que han sufrido epidemias importantes y por polución, apunta Enrique del Hoyo, se usan de forma habitual. «Antes era impensable usarlas y ahora nos parece lógico», afirma.

Animan a «dejarse aconsejar por la gente que sabe», por epidemiólogos y expertos en salud pública, añade Marta León. «En Medicina que nos dejen hablar a nosotros», añade. Para el jefe de Urgencias es importante también «que no se politice la sanidad para sacar provecho y que nadie intente sustituir a los profesionales que saben del tema y se dedican a ello». El resto está de acuerdo con ello.

PATOLOGÍAS NO COVID-MÁS PRESIÓN EN LA UCI

Mª José Fernández hace un llamamiento porque «ahora hay que prestar especial apoyo a la sanidad» para que se pueda atender a aquellos pacientes no covid cuyos tratamientos u operaciones se han demorado y para nuevas patologías. En la UCI hay ingresos más largos y complicados, por ejemplo, y se han llevado a cabo menos programas de prevención y la gente no ha consultado. Muchas personas tenían miedo a acudir a las consultas y se ha demorado su atención, eso es un grave problema que tiene que solucionarse. «Esto no se ha pasado, estamos viviendo las consecuencias y va a tardar mucho en normalizarse», advierte con el apoyo de sus compañeros. «Antes nos enfocábamos solo a lo que estaba causando más mortalidad, pero las otras patologías seguían estando», añade Marta León. Ahora es al revés y tienen que diversificarse. En Primaria hay menos presión asistencial por médico y día (como en la prepandemia) y permite hacer el trabajo que se venía haciendo.

De nuevo dicen que «es el día de la marmota», según Ana Tabernero, y les cuesta cambiar el chip. «Hay que volver a la normalidad, pero con cierta cautela porque hay que dejar espacio a todo lo que se ha ido quedando atrás», por lo que piden comprensión a la ciudadanía. Enrique del Hoyo hace referencia a la «educación sanitaria» para "comenzar a usar recursos de forma adecuada». «Es importante informar y saber cómo funcionamos, cuando hay que usar determinados recursos y centros de salud, separar la gestión administrativa de la clínica», insiste. Hablan del «empoderamiento» de los pacientes, pero en una sanidad universal el paciente debe formar parte integrada dentro del propio sistema, que los jóvenes entiendan que «el bienestar de su salud va a redundar en que el sistema sanitario se pueda mantener». Mentalizar y educar lleva tiempo, pero hay que hacerlo. Todo ello con el imprescindible apoyo de las administraciones.