Impulso al cine en el medio rural

Ana Pilar Latorre
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Joaquín Fuentes y su empresa Proyecfilm, que gestiona el cine de Almazán y otros 15 más en España, apuesta por la apertura de salas comerciales en los pueblos para mantenerlos con vida y actividad

Impulso al cine en el medio rural

Joaquín Fuentes, de Proyecfilm, empresa salmantina que gestiona el teatro-cine Calderón de Almazán, no para de recibir llamadas de medios de comunicación estos días tras conocerse que ha abierto numerosas salas de cine en el medio rural. Pero él insiste en que «es algo que hemos hecho durante toda la vida». «Desde pequeño iba al cine con mi padre a montar el cine en los pueblos, sobre los años 60, con un proyector de 16 milímetros y una sábana como pantalla.La gente acudía al cine con una manta como calefacción y una silla de casa como butaca», nos cuenta nostálgico. Tiene muchas aventuras que contar, como que se perdían por los caminos para llegar a los pueblos, el alguacil entendía mal el título cuando le llamaban por teléfono y anunciaba Lo que cuesta morir en vez de Aprender a vivir...

Por aquellos años, la gente lloraba viendo Marcelino pan y vino, la sala estaba llena de humo y el sonido se escuchaba perfectamente con 15 vatios, mientras que en los cines de hoy en día son 300. «La gente iba al cine entusiasmada, porque solo había misa y baile», apunta el empresario. Detalla que, además de en los pueblos, proyectaban también las películas más populares de aquella época en colegios y cine-clubes. 

competencia. Ya en los años 80, mientras trabajaba en un banco, gestionó el cine San José de Guijuelo (Salamanca), pero tuvo que cerrarlo a los cinco años «porque las películas del cine se ponían también en los bares del pueblo». En 1991 comenzó a trabajar en el cine Calderón, de Peñaranda de Bracamonte, y más tarde se hizo cargo del negocio, abriendo cines en Cuéllar, Peñafiel, Medina de Rioseco... Finalmente, tuvo que cerrarlos por la misma razón, ya que «todo el mundo veía las películas en casa». En los años en los que cobró popularidad la película Cinema Paradiso, salió en varios reportajes como empresario que realizaba lo mismo que el protagonista de la película, extender la afición por el cine en el medio rural. 

Y en la actualidad, ahora junto a su hijo Alberto, ya inmerso en la tecnología digital, continúan trabajando en ello y abriendo cines en distintos puntos de la geografía nacional: Soria, Salamanca, Ávila, León y Valladolid, en Castilla yLeón;Cáceres y Badajoz, en Extremadura; Toledo, en Castilla La Mancha; Lugo, en Galicia; y Murcia. En esta red, explica, en Peñaranda se ha creado un empleo, ya que allí trabaja su mujer, pero en el resto de lugares han sido tres, además de que los trabajos necesarios se encargan a las empresas locales (instalación de altavoces, pantalla...). La empresa de Joaquín Fuentes ha puesto en marcha también, Gomicine, para ofrecer palomitas y chucherías a los clientes de cines como los de Almazán, los únicos que gestiona esta empresa en la provincia de Soria.

«UNA SUMA». Joaquín Fuentes reconoce que «no es un camino de rosas ni un negocio redondo», porque, como todo, tiene aspectos positivos y negativos. «De muchos pocos hacemos un mucho», incide haciendo referencia en que con los pequeños cines que mantienen abiertos en el medio rural y con otros negocios, como la distribución, intentan salir adelante como se puede, «es una suma». 

Pero lo que satisface al empresario, que trabajó en un banco de los 14 a los 34 años, es «pode vivir del cine, de lo que nos gusta». Aunque el trabajo le roba mucho tiempo intenta ir al cine también, sobre todo en verano y al aire libre. Joaquín Fuentes o consume mucha televisión, «las noticias sí y algo de cotilleo por la tarde para dormir la siesta». 

En Almazán las cosas van despacio, tal como explica Joaquín Fuentes, pero han podido cumplir su promesa de ofrece estrenos al mismo tiempo que en las principales capitales, como Madrid y Barcelona. Reconoce que «cuesta mucho trabajo levantar negocios de este tipo», ya que hoy en día hay mucha oferta que llega de la mano de plataformas televisivas y a través de los dispositivos móviles. Aunque haya días con menos público, muchos domingos se llena el cine y ofrece una imagen mejor.

Sin embargo, hasta que no se cumpla un año de gestión, que también es el tiempo del contrato por parte del Ayuntamiento de Almazán, no se podrá realizar un balance y no se decidirá la continuidad. «Hay que reconocer que abrir cines  en los pueblos es un sector difícil. A mis empleados yo les digo que no estén eufóricos cuando el cine llene ni tristes cuando haya poca gente, porque las cosas son así», comenta insistiendo en que «la experiencia de ir al cine no hay plataforma que la iguale». Añade, en el mismo sentido, que «la primera experiencia romántica en un cine no se puede igualar con las de Netflix, por ejemplo». Reitera que ellos tienen «fe» en lo que hacen, por lo que siguen  luchando día tras día para intentar que estos cines se mantengan abiertos y sean un aliciente para los habitantes del medio rural.

Este apasionado del cine confía en la industria y en las salas de los pueblos, pero siempre dando importancia a las empresas locales y apostando por ellas en los lugares en los que abre negocios.