Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Adolescentes

09/06/2022

Vista con cierta distancia, la sesión parlamentaria del martes, teóricamente control al gobierno, expresa el peor mal que aqueja a la política regional: el follón permanente. La política se reduce a los políticos. Se debate sobre los problemas que ellos crean, especialmente los que les conciernen, sea por su interés para alimentar sus rasgos distintivos o por hacer como que hacen. Cada vez más gente común comenta que la política regional es un "reñiero" como los de las peleas de gallos. Espolones en lugar de lenguas.

A ver: la política en una región tan pequeña como la nuestra no puede ni debe ser un permanente muestrario ideológico, sino un libro de instrucciones y soluciones de autoría coral para solventar los problemas comunes. Las autonomías no se concibieron como una versión local de la política nacional, sino como un mecanismo accesible para poner en manos de los ciudadanos soluciones cercanas a problemas cotidianos.

"Sensu contrario", una envía a otro a cazar "pokemons", otro que dice que ha venido a cazar comunistas (poca caza va encontrar en este coto); el de más allá le dice al otro que se sienta con comunistas, a lo que el aludido responderá con unos cuantos "tuits" adolescentes.

Adolescencia: en esa edad parecen instalados nuestros carísimos ("caros" en el precio, no se sí en el cariño de la gente) políticos: la edad de adolecer. Miren: adolecen de responsabilidad por no crear un ambiente de voz unánime en una defensa territorial que se va haciendo urgente, urgente. Adolecen de carisma para sintonizar con el público no militante, es decir, la gente, guarecida de los bombardeos entre el surtidor de gasolina y el lineal del supermercado. Y adolecen de gracia incluso para que el espectáculo al menos fuera ameno. Señorías, repórtense. Un poquito de porfavor.