El soriano Álvaro Mateo, cátedra en el fútbol chino

EDS
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El soriano entrena desde hace siete años a categorías inferiores de la comarca de Guangdong

El soriano Álvaro Mateo, cátedra en el fútbol chino

Aunque el fútbol es un deporte en el que es más que posible ganarse la vida de una forma muy cómoda, son muchos los buscavidas que pelean años y años por conseguir su sueño. Es el caso de Álvaro Mateo. Este soriano cambiaba de continente a los 25 años tras acabar sus estudios en Madrid para ser entrenador. «En España no es fácil llegar a niveles que sí te pueden ofrecer en otros países», reconoce ahora a sus 33 años y tras siete ya en Asia.

Su primera experiencia llegaba en La India, de la mano de la Academia Internacional del Arsenal de Inglaterra. «Aunque parecía una muy buena oportunidad, las cosas no salieron bien», reconoce. Entonces recibía una llamada de China que le cambiaría la vida. La federación del país asiático buscaba 100 entrenadores europeos para potenciar el fútbol. «Me derivaron a una de las comarcas más grandes, Guangdong», relata. Se instalaba en la ciudad de Shenzhen, «pero con el cambio de presidente en la federación hace cuatro años todo se iba al traste», asegura el técnico.

Cuando parecía que su vuelta a España sería inminente, la propia región decidía seguir apostando por el soriano y ahora ese proyecto se ha consolidado con un trabajo de categorías inferiores en edad sub-13 que ha logrado ya un salto de nivel para esas jóvenes promesas de la zona.

Contrastes. Las diferencias entre el fútbol europeo y el asiático van más allá del nivel. Un dato que lo refleja muy nítidamente es la facilidad que tienen en China para conseguir el carnet de entrenador. «En una semana van sacando los distintos niveles», cuenta Álvaro Mateo. «Recuerdo que en España es un año por curso», comenta. A esto hay que sumar la prohibitiva cifra de esa título necesario que ronda los 1.000 euros por escalón.

Cuando el soriano se instalaba hace cuatro años en Shenzhen, detectó una cultura del fútbol que se parece muy poco a la española. «La disciplina de estos niños es espectacular», reconoce. «Muestran total atención a lo que dice el entrenador, no cuestionan absolutamente nada», detalla el técnico. Pero, a su vez, tiene una parte negativa para Mateo. «Ese carácter imaginativo del jugador de alto nivel aquí es más complicado de conseguir», reconoce. «Siguen tan atentamente las pautas que apenas improvisan o buscan otro tipo de soluciones en el terreno de juego», describe.

Su objetivo todo este tiempo siempre ha sido el de aportar esa fórmula que tanto éxito ha dado en España. «Es complicado porque además no cuentan con unas ligas como las de mi país», alerta. «La temporada consiste en torneos y eventos aislados, eso lastra su evolución y hace que no consigan la continuidad necesaria competitiva para adaptarse a categorías superiores», asume.

Mientras sigue peleando por esa difícil meta, el horizonte comienza a mostrar un posible retorno a España. «Ya son siete años fuera de casa y al final hay que tomar decisiones», cuenta con cierta resignación. «Pase lo que pase seguiré peleando por entrenar», advierte. Después de tanta lucha, no será fácil que se rinda.