Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


Salvemos la ruina

24/06/2022

Que importante es elegir el espacio adecuado. Esta semana, han colgado en la fachada de la iglesia de los franciscanos, un cartel enorme en el que se lee desde bien lejos, "se vende". Cuando lo vi, busqué como loca una administración de lotería para echar una primitiva. Siempre he tenido la fantasía de comprar un edificio bonito, diferente, exótico, peculiar, para transformarlo en una vivienda: una fábrica de chocolate, una nave industrial, un molino de agua, un lavadero de lanas o un convento. Precisamente un convento, con un cine adyacente propiedad de las monjas, que fue rehabilitado para convertirlo en vivienda, es posiblemente la casa más bonita que he visto y disfrutado.

Todo mi gozo en un pozo, porque, a pesar del cartelón gigantesco, no se vende la iglesia, lo que se vende es el colegio anexo, pero independiente del templo. ¡Qué frustración! Es obvio que la inmobiliaria ha elegido ese espacio para colocar el cartel por su vistosidad. Pero esa estrategia comercial, ha sido confusa. Decidí no preguntar detalles de la oferta, porque aunque también podría ser sugerente la idea de comprarme un colegio si me tocara la lotería, no es, ni de lejos, tan seductora como la de la iglesia.

Se ha puesto de moda recuperar grandes edificios para ofrecer más servicios a la ciudadanía. En los últimos tiempos hemos sido testigos de cómo la iniciativa pública y la privada han decidido apostar por invertir en patrimonio ruinoso o en estado de abandono: el palacio de los Alcántara, el CUS o el antiguo reformatorio son claros ejemplos. Una moda que se agradece. Ojalá hubiera en Soria muchos más edificios emblemáticos y de interés para poder rehabilitar. Primero, porque tenemos la obligación moral y legal de conservar el patrimonio. En segundo lugar, porque hacen faltan inmuebles en los que poder ofrecer a la ciudadanía servicios de toda índole, culturales, turísticos, gastronómicos, hosteleros, etc.

Los espacios abandonados los identificamos con los okupas. A veces, han sido lugares donde esos okupas han generado movimientos artísticos. Uno de los que más me han impactado en mis viajes fue la casa Tacheles, en Berlín. Después de la caída del muro, el gobierno decidió demoler el edificio que se encontraba en ruinas debido a los bombardeos producidos durante la Segunda Guerra Mundial. Un grupo de jóvenes artistas procedentes de todo el mundo se instaló allí de forma que lograron salvarlo. Fue desalojado hace diez años después de veintidós okupado. Tanto me gustó la Tacheles que, durante varias semanas, fiel a mis ventoleras, intenté convencer, sin éxito, a mis allegados para okupar con fines culturales alguno de los edificios que ahora se están restaurando en Soria. Incluso tenía pensado colgar en la fachada, como en la Tacheles, un cartel con su mismo lema, "Los ideales están arruinados, salvemos la ruina".