En busca de datos sobre la defensa de los Casares

Ana I. Pérez
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El equipo dirigido por Eduardo Alfaro retomará este verano los trabajos de excavación en el yacimiento sampedrano

En busca de datos sobre la defensa de los Casares

El yacimiento de Los Casares, en San Pedro Manrique, retomará este verano la actividad in situ, en concreto, durante la segunda quincena de agosto, tal y como confirma el director científico, Eduardo Alfaro. La Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León ha autorizado dos sondeos que sentarán las bases de un nuevo ciclo de investigación en este emplazamiento para los próximos cinco años. El objetivo es hallar elementos defensivos del poblado tardo-visigodo, una vez que en las campañas anteriores se descubrieron dos viviendas de esta época (entre finales del siglo VII y el siglo VIII, tal y como demostró la cronología que proporciona el radiocarbono).

Alfaro recuerda que en el anterior plan 2014-2020, las intervenciones se centraron en una vivienda «con cierto carácter de élite, espectacular por las condiciones», estructurada a lo largo de 200 metros cuadrados de planta, formando un ángulo recto o ‘L’, con nueve estancias, tres de ellas con hogar y un porche,  y un corral exterior empedrado de unos 50 metros cuadrados. En su interior se encontraron materiales que indican que fue habitada por una familia «de rango» dentro de la estructura social del poblado: copas de vidrio, ajuar personal, armamento, herramientas para el tratamiento de madera o curtido de pieles, etcétera. También aparecieron inhumaciones infantiles y otras de décadas posteriores, de cuando ya se abandonó la casa. También en Los Casares está excavada otra vivienda de la misma  época, aunque más humilde, con solo dos estancias y un hogar.

«En el anterior plan superamos todas las expectativas. Las viviendas nos han dado muchísima información de la época tardo-visigoda y la publicaremos pronto. Ahora hemos propuesto otro plan a la Junta, que ya nos ha autorizado, en el que pretendemos buscar algo que no sea vivienda, una vez que tenemos dos excavadas», resume el director científico del yacimiento.

 Así las cosas, uno de los dos sondeos planteados se encuentra próximo al acceso de la vivienda de élite, en un acceso al poblado. Junto al mismo, y al otro lado del camino, hay una especie de derrumbe delimitado por dos anillos ascendentes que, a priori, por ubicación y características puede corresponder a una torre.

«Con este sondeo tratamos de clarificar esta idea. Quizás estemos ante un elemento defensivo. Nos planteamos y nos gustaría que fuera tardo-visigodo, porque eso lo que más aporta este yacimiento a la investigación [...] Conocemos mucho del mundo de los muertos de esa época, pero sabemos muy poco de los vivos», sostiene Eduardo Alfaro.

En este sentido, el arqueólogo significa que el yacimiento de Los Casares «es y va a ser» una referencia para la época. En cualquier caso, reitera que habrá que esperar a «meter la piqueta» para comprobar de qué época es este presunto elemento defensivo, que también podría remontarse a la Celtiberia, teniendo en cuenta que ya existe una parte de muralla excavada.

Cabe recordar que, en doce años de intervenciones en este yacimiento, se han constatado y documentado importantes estructuras urbanas, tanto privadas como públicas de tres momentos culturales que se suceden en el valle del Linares soriano: un ‘oppidum’ celtibérico (capital de una pequeña ciudad- estado), una ‘urbs’ romana y un poblado tardo-visigodo/alto medieval.

segundo sondeo. En cuanto al segundo sondeo que se llevar a cabo  en la segunda quincena de agosto, se sitúa a unos 150 metros del primero, en el que aparece una estructura cuadrada «enorme», con una entrada «aparentemente acodada, en zig zag», que no parece que corresponda a otra vivienda.  

«Con este sondeo queremos clarificar el carácter de esta estructura y su cronología. Esta estructura es muy grande y no está compartimentada en estancias y tiene esa entrada atípica, no parece que sea un espacio doméstico, quizás esté vinculada a las estructuras defensivas, pero... a saber, porque en 2009-2011 buscábamos muralla celtibérica y salió, y también la vivienda sencilla, así que una cosa es lo que te planteas a priori y otra lo que aparece. El sueño sería que, en este caso, fuera algo religioso, pero puede ser cualquier otro tipo de estancia», manifiesta Alfaro.  

En función de los resultados de estos dos sondeos se planteará la siguiente campaña y el próximo plan quinquenal. «Estos dos puntos nos resultan muy atractivos y se salen de lo que ya tenemos documentado con las dos viviendas», añade.

El investigador recuerda que a partir de imágenes aéreas, en las que se comprueban los distintos niveles de crecimiento de la vegetación, se localizan los enclaves susceptibles de excavación. En cualquier caso, Alfaro apostilla que «siempre es una aventura», que puede convertirse en  un «hallazgo apoteósico», como sucedió con la vivienda tardo-visigoda «espectacular», o lo que se encuentre no aporta mucha información. «Ahora es todo un misterio».

Respecto a las excavaciones de la segunda quincena de agosto, que se desarrollarán siempre que la situación sanitaria lo permita, formarán parte del equipo seis o siete personas fijas, incluidos los profesores de la Universidad de Valladolid (UVa), Eduardo Alfaro y Manuel Crespo, y becarios de la UVa y de la Universidad Autónoma de Madrid. También se incorporarán, como cada año, voluntariado local.