Pinchazos que no son una broma

Sonia Almoguera
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La Asociación Antígona pide sanciones contundentes para erradicar estas prácticas delictivas mientras la Delegación del Gobierno en Castilla y León refuerza el operativo de seguridad de Policía y Guardia Civil con agentes de paisano en fiestas

Imagen de fiestas en Soria en una imagen de archivo. - Foto: Eugenio Gutiérrez

No puede entenderse como una broma. «Aquí algo hay que hacer», clama la presidenta de la Asociación de Mujeres Antígona, Pilar de la Viña. La calle, las zonas de ocio nocturno, las discotecas... deben dejar de ser entendidas por algunos hombres como un «coto de caza». Los casos de pinchazos a mujeres, presuntamente, como metodología de sumisión química para abusos sexuales, deberían tener una respuesta jurídica y sancionadora contundente en opinión de Antígona.

«Nosotras llevamos años diciendo que nos preocupan las agresiones sexuales en la calle», apunta De la Viña. La oleada de casos que han aflorado en los últimos meses en grandes eventos festivos (en Soria, uno la semana pasada, presuntamente, en el Covaleda Fest, aunque los análisis dieron negativo) corrobora el temor de Antígona. «Las mujeres, en general, hemos conquistado la calle, pero mientras ellos no cambien, mientras sigan pensando que es un coto de caza», ésta y otras muchas acciones seguirán amenazando la seguridad y la libertad de las mujeres.  

Para Pilar de la Viña, la única solución pasa por apostar por grandes sanciones, como en su día se implantaron para eliminar el tabaco de los espacios públicos y para mejorar la seguridad vial. «La ley antitabaco parecía que no, pero funcionó. Ahora la gente siempre pide permiso para fumar», detalla De la Viña. En su opinión, sería necesario hacer algo similar. La práctica de los pinchazos debe empezar a verse en el conjunto de la sociedad como lo que es, un delito. «Es importante que a nadie le parezca una conducta graciosa», recalca la presidenta de Antígona. En este sentido, la delegada del Gobierno en Castilla y León, la soriana Virginia Barcones, anunció esta semana que se reforzará la presencia policial en grandes eventos y fiestas con agentes de paisano de cara al 15 de agosto, fecha en la que muchos pueblos de la Comunidad Autónoma celebran sus festejos patronales. El objetivo es que «todas las mujeres se sientan y estén protegidas», y acabar con «esa sensación de miedo invalidante», declara.

Así será, por ejemplo, en las fiestas de El Burgo este fin de semana donde, además, la Junta Local de Seguridad ha designado el centro de salud de la calle Acosta como el de referencia al que las mujeres deberán acudir en caso de sospechar este tipo de agresión. Desde allí se dará aviso directamente a la Guardia Civil y se activará el protocolo. La Subdelegación del Gobierno de Soria insiste en la importancia de denunciar este tipo de conductas delictivas en caso de producirse o detectarse. Desde la Delegación del Gobierno en Castilla y León se pide que, en caso de sentirse víctima de un pinchazo o cualquier tipo de abuso, se denuncie de manera inmediata a través del teléfono de emergencias 1-1-2 y que se comunique a la persona «más cercana» (amigos, vigilantes del recinto, agentes de la Policía o la Guardia Civil).

campaña de la junta. También coincidiendo con las festividades del 15 de agosto, la Junta de Castilla y León ha lanzado una campaña divulgativa para sensibilizar, informar y prevenir pinchazos y otras metodologías de sumisión química. La iniciativa, puesta en marcha a través de las redes sociales, hace hincapié en las consecuencias legales que acarrea cometer este tipo de actos y, al mismo tiempo, informa sobre los riesgos que implica para la salud de las personas que los sufren.

«La finalidad es que la población conozca las consecuencias jurídicas que conlleva la comisión de este delito, así como los síntomas que provoca esta agresión, que sepa cómo actuar y dónde acudir en caso de haber sido víctima de dicho delito», explica la Junta de Castilla y León.

La campaña estará operativa durante todo el verano incorporando mensajes positivos cargando la culpabilidad en los agresores, no en las víctimas, y tratando de implicar a toda la sociedad en la erradicación de esta práctica delictiva.