Abel Antón, el épico oro de Atenas 1997

Guillermo Gracia
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Con la humildad que le caracteriza, habla para 'El Día de Soria' de sus mayores hazañas deportivas

Abel Antón, el épico oro de Atenas 1997 - Foto: VALENTIN GUISANDE Valentín Guisande Sancho

Con la humildad que atesora, Abel Antón habla de una de sus mayores hazañas deportivas: el oro que consiguió el 10 de agosto de 1997 en el Mundial de Atenas.

El atleta soriano abre las puertas de su casa a El Día de Soria, donde cuenta con una habitación dedicada a una pequeña parte de sus trofeos y premios, acompañadas de carteles, diplomas y portadas dedicadas a su figura.

«Y aquí están las medallas», dice Antón orgulloso, mientras señala a una vitrina de cristal que destaca del resto de condecoraciones. En ella, se encuentran reposadas, sobre una pequeña manta azul aterciopelada, las dos medallas que consiguió en el Mundial de Atenas en 1997 y, encima de ellas, el laurel de oro que se entregaban a los ganadores de aquel torneo.

Al preguntarle sobre lo que recuerda de aquel día, a Antón se le esboza una gran sonrisa en la cara: «Ser campeón del mundo allí es muy especial. Lo que más recuerdo de la carrera es cuando entro en el estadio Panatenaico, donde se hicieron los primeros Juegos Olímpicos. Es un recinto diferente a los demás y un escenario excelente para ganar un campeonato del mundo».

Antes de colocarse el laurel de oro, Antón tenía un rival directo, también español, en concreto de Vitoria: Martín Fiz. Todos los medios se hacían eco de una competencia que procedía de años atrás, pero que alcanzó su clímax en tierras griegas.

Cuando el corredor soriano llegó a Atenas, Fiz ostentaba el título de campeón del mundo que consiguió en 1995 en Gotemburgo, Suecia. El hecho de que fuera un Mundial, en el que ambos corredores tenían una edad «avanzada» y que el atleta vitoriano defendiera su Mundial, hizo que se convirtiera en una de las carreras más esperadas de los últimos años.

A pesar de que Fiz fue contundente durante toda la carrera, el momento que decidió el oro fue la bajada final. «Desde el kilómetro 20 nos quedamos solos. En las subidas, él tiraba. En el kilómetro 32-33 yo estaba con el gancho, incluso con flato. Me podría haber dejado, pero él no sabía lo que me pasaba. Llegando al kilómetro 35, comenzaba la bajada, empecé a echar zancadas, me recuperé y ahí sabía que iba a ganar la carrera», relata Antón.

Tras Atenas, el deportista soriano consiguió cosechar numerosos éxitos, con la motivación de haber ganado una de las carreras más épicas del atletismo español. Por el contrario, Fiz, a pesar de seguir con su triunfante trayectoria, «sigue teniendo en la mente esa carrera», según relata Antón. De hecho, cuando recuerdan el mundial en algún evento, muchas veces saltan, de manera amistosa, las chispas del pasado.

HOMENAJE. Los dos atletas españoles han organizado una carrera conmemorativa del oro y la plata conseguidas en Atenas 1997. El evento, ideado por Fiz, será el 13 de noviembre en Atenas, donde los corredores disfrutarán de la trayectoria con sus familiares y amigos. «Martín y yo hemos puesto el objetivo de correr la maratón en tres horas y media, para que la gente pueda correr con nosotros», declara Antón.

Porque, a pesar de que existan rivalidades, el atletismo es un deporte «muy noble», un hecho que, tanto Antón como Fiz, han tenido en cuenta en cada uno de sus éxitos.