"Hay una dificultad en el relevo generacional"

A.I.P.
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Un año después de asumir la gerencia de la Casa Diocesana, el 1 de septiembre tomará las riendas de la dirección de Cáritas. Le avala el éxito de un lustro de la empresa de economía social Granito de Tela, que se recupera del parón de la COVID

"Hay una dificultad en el relevo generacional" - Foto: VALENTIN GUISANDE

A finales de julio, el obispo de la Diócesis de Osma-Soria, Abilio Martínez Varea, publicó una serie de nombramientos para el curso pastoral 2021-2022, entre los que figura el de Alberto Martín como director de Cáritas Diocesana-Soria, que tomará posesión de su cargo el 1 de septiembre. La tarea la compatibilizará con la gerencia de la Casa Diocesana, función que asumió hace un año, y con la administración de la empresa de economía social Granito de Tela, que ya ha cumplido un lustro.  Martín aprovecha este mes de agosto para ponerse al día de todos los programas que desarrolla Cáritas en la provincia (acogida, alojamiento, empleo inclusivo, infancia, animación comunitaria, viviendas...), en un momento en el que la pandemia ha condicionado la forma de intervenir de la entidad, al mismo tiempo que se ha incrementado la demanda. Según la memoria de 2020, Cáritas atendió en su programa de acogida a 1.580 personas, un 71% más respecto a 2019. Igualmente, se dio cobertura a través de los distintos recursos de alojamiento a 62 participantes, un 50% más que el año anterior. Estos dos datos ofrecen una idea del impacto de la COVID entre los más vulnerables. «Empiezo con ilusión. Invito a la gente a venir a conocernos, para ver cuál es la realidad de Soria y a colaborar, de la forma sea [...] La Iglesia ha sido criticada, pero no se conoce la labor titánica que hace para combatir las necesidades de pobreza», ensalza.

¿Cómo ha incidido la pandemia en Cáritas Diocesana?

Ha sido muy duro, pero Cáritas no ha cerrado durante la pandemia. Hay que agradecer a gente voluntaria que desde el anonimato se ha volcado con nosotros para ofrecer servicios que antes ofrecían las distintas Cáritas parroquiales, por ejemplo, que al contar con voluntariado muy mayor, pues la gente joven, cofradías... se han entregado y se ha continuado prestando servicios, sobre todo, de alimentos. En Granito de Tela tuvimos que estar cerrados porque la actividad estaba catalogada como no esencial. En general ha sido una situación bastante complicada.

¿Qué servicios presta Cáritas Diocesana en Soria?

En primer lugar, la Iglesia, y Cáritas como recurso, está siempre con la gente más necesitada. La pobreza es un problema para toda la sociedad. Intentamos llegar a todas las necesidades de alimentos, el pago de suministros, de alquiler de viviendas, la ropa a través de la empresa de inserción, tenemos casas de acogida y alojamiento tanto para personas sin hogar [alojamiento Beato Palafox] como para madres solteras en situación de vulnerabilidad [Casa de Acogida Santa Teresa de Calcuta]... así como otros recursos para familias con dificultades económicas. También el apoyo escolar a la infancia, que durante los primeros meses de la pandemia no se pudo prestar. El abanico es muy amplio.

Contamos con varias residencias para transeúntes, madres solteras, Maximiliano Kolbe para reclusos en segundo o tercer grado... y cinco viviendas para familias sin recursos con hijos. Está todo ocupado, aunque como son recursos temporales e igual en la transición de participantes puede haber alguna vacante, pero siempre tienen actividad.

¿Qué urge en estos momentos?

Lo que se pretende ahora es llegar como antes de la pandemia a la mayoría de la gente necesitada. Con la crisis de la COVID se ha incrementado el número de demandantes. Había mucha gente que vivía de la economía sumergida y con esta situación ha tenido dificultades, por lo que ha necesitado de nuestra atención.

No hay una cosa más urgente que otra, se trata de atender día a día todas las necesidades que se han incrementando con la crisis.

Esta situación, ¿ha obligado a cambiar la hoja de ruta de Cáritas Diocesana Soria?

Claro. El programa de acogida, que es la primera intervención que se hace con transeúntes, se ha visto modificado a la hora de atender. Ahora lo tenemos que hacer con todas las medidas preventivas. Ya no podemos atender sin cita previa, lo hacemos desde la ventana... la intervención es más fría, aunque intentamos cubrir esas necesidades.

El hecho de que haya que pedir cita, ¿es una barrera para quienes lo necesitan? 

Sí. Hay gente que desconoce la metodología nueva que se ha establecido y si se da cita previa a dos días, se corre el riesgo de que la persona que lo requiera ya no venga porque antes se les atendía en el momento.

El 1 de septiembre tomará posesión como director, ¿qué objetivos se ha marcado?

Seguir desarrollando el mismo trabajo que se ha realizado durante todo este tiempo, tener confianza en que llegue la nueva normalidad y continuar con el legado del anterior director. Hay que mantener los proyectos y los programas que ya existen. Y hay que tener bien claro que lo importante es el desarrollo integral de la persona. Para Cáritas Diocesana la persona tiene que estar en el centro.

¿Con qué personal cuenta Cáritas y cuál es el papel que juega el voluntariado?

En Cáritas trabajan ocho personas, más otras siete que están empleadas en la empresa de inserción. Está el secretario general que es el encargado de recursos humanos y subvenciones; el administrador que se encarga de la tesorería y del patrimonio; y los distintos técnicos de todos los programas (acogida, alojamiento, infancia, prisiones...). 

Ahora tenemos que trabajar el voluntariado porque hay una dificultad en el relevo generacional. Los voluntarios son de una edad avanzada y con la pandemia no han podido ofrecer los servicios que daban. Nos vemos con ese problema. Hay que dar paso a las nuevas generaciones y es complicado. 

¿Realizarán alguna campaña?

Si hiciera falta, se haría. Pero tenemos un programa de animación comunitaria y la técnico se encarga de ir por las distintas Cáritas parroquiales, así como por los pueblos, para mostrar lo que es Cáritas, ofrecer formación... no solo a los que puedan venir, sino a los voluntarios que ya están.

El hecho de que se haya nombrado a un laico director de Cáritas, ¿responde a la falta de vocaciones y, por consiguiente, de relevo, o por su experiencia en Granito de Tela?

La idea del obispo era que un laico se encargara de la gestión y de la dirección, no sé si porque hay pocos sacerdotes, creo que ha sido más por contar con alguien con conocimientos en la materia.

¿Qué balance hace de los cinco años de Granito de Tela?

Positivo. La empresa ha evolucionado muy bien, pero con la pandemia hubo un estancamiento y no es que volvamos a empezar de cero, pero casi. Hay que ganarse de nuevo la confianza de la sociedad soriana, porque al trabajar con ropa de segunda mano, siempre está ese miedo al contagio del COVID... Hemos sido transparentes en todo momento, hemos contado cuáles son nuestras medidas, tanto en la tienda como en la recogida de ropa, para transmitir tranquilidad y que la gente confíe en nosotros.

En cuanto al objetivo social que es lo primordial, en estos cinco años hemos conseguido que seis personas se hayan insertado en el mercado de trabajo normalizado.

¿Cuántos contenedores de recogida de ropa tiene Cáritas distribuidos en Soria?

Entre la capital y la provincia, 45. Son siete en la ciudad y el resto, en pueblos de Norte a Sur y de Este a Oeste, en poblaciones con un número de habitantes importante.

¿Tiene Cáritas entre sus planes poner en marcha alguna iniciativa similar a la de Granito de Tela?

Por el momento, no. Hay que tener en cuenta lo que es Soria y la población que tiene. El sector textil era primordial, darle una salida y generar empleo, y vemos que va bien. Pero no se ha planteado, por ahora, otro servicio. Más adelante, en función de la demanda de necesidades, se podría proponer.

¿Se puede hablar de pobreza extrema en Soria?

La pobreza en Soria está cronificada. No sé si es extrema, pero es una realidad muy dura. Es un problema de toda la sociedad. Y está la Iglesia, a través de Cáritas como instrumento, para combatirla.

¿Cómo se nutre económicamente Cáritas Diocesana?

A través de distintas líneas de financiación, privada, pública, subvenciones... y de nuestros donantes, evidentemente.

¿Seguimos siendo más solidarios en las crisis?

Sí, desde luego. Este ha sido el caso, se ha notado que la gente se ha volcado en las donaciones, han aumentado los importes durante la pandemia. Fue correlacionado con el gasto que se ha tenido, porque la gente que estaba en la cuerda floja, que se mantenía de la economía sumergida, ahora ha necesitado de ayuda.

A diario vemos que se agrava la crisis de refugiados en el mundo. ¿Qué puede aportar un lugar como Soria ante esta situación?

Parece que está aumentando en Soria el número de personas que piden asilo o el arraigo social. Intentamos hacer todo lo posible.

Compatibilizará la dirección de Cáritas con la gerencia de la Casa Diocesana, cargo que ocupa desde hace un año. ¿Qué balance hace de este periodo como gerente?

La Casa Diocesana, además de ser la casa para todos los sacerdotes, también tiene alojamiento para residentes laicos y como hostal. Durante la pandemia ha estado cerrada para la hospedería, por lo que también hemos tenido nuestras épocas malas... Hemos abierto hace un par de meses y parece que la hospedería está respondiendo, aunque no tan bien como quisiéramos. Ha habido gente que ha hecho reservas y las han anulado. Y hemos tenido que cuidar de nuestros sacerdotes que residen ahí, porque la media de edad es bastante avanzada, de 75 años en adelante, y si entra el COVID sería un grave problema. Creo que hemos estado protegidos por el manto de la Virgen porque no hemos tenido ningún caso. Ha sido un milagro. Como ya estamos vacunados, pues se han flexibilizado las medidas y, entre ellas, se ha abierto a la hostelería. Tenemos que dar normalidad a todo, siempre con prudencia, no solo por lo económico, también es importante psicológicamente porque esto ha tocado mucho a todo el mundo.

Para los sacerdotes tenemos nuestro personal sanitario que se encarga de prestar todos los servicios cuando son dependientes, del control de la medicación... de estar con ellos.

¿Cómo está distribuida la Casa Diocesana?

Tenemos un par de plantas para sacerdotes y otras dos son para residentes o para el hostal. El curso pasado no funcionó para estudiantes y se espera abrir para el próximo. Tenemos 55 habitaciones, residen 16 sacerdotes y 23 laicos, y el resto es o para estudiantes o para uso hostelero. No hay nada asignado, es en función de la disponibilidad.

¿Con qué plantilla cuenta la Casa Diocesana?

Como cualquier hotel o residencia. Tenemos personal de cocina, recepción, sanitario para los sacerdotes y limpieza. Somos 14 trabajadores.

¿Cree que resultará complicado compatibilizar los dos cargos?

Costará al principio, como todo. El año pasado que estaba solo con Granito de Tela y lo tenía todo rodado, empecé con la Casa Diocesana, pero contando con buenos empleados y delegando, te facilitan el trabajo muchísimo. Lo bueno de Cáritas es que los trabajadores han sido mis compañeros y estoy seguro de ellos.

Antes de Granito de Tela, trabajó en distintas empresas, ¿ya estaba vinculado a Cáritas Diocesana y a programas de la Iglesia mediante voluntariado?

No. He estado en alguna actividad, algún retiro organizado por parroquias... pero no como voluntario. Animo a la gente a ser voluntario porque merece la pena. Hasta que no entras en la entidad no eres consciente ni de la realidad soriana ni de la gran labor que se hace desde Cáritas Diocesana.