El 'olivo con patas' a los pies del Moncayo

Ana I. Pérez Marina
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Jorge Conte García, físico que dejó Madrid para instalarse en Noviercas, cuenta con 15 cerdos ibéricos y una decena de vacas

Ecológico, extensivo y de calidad - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

Quiere evidenciar que este  modelo ganadero alternativo funciona. Aunque la rentabilidad inicial sea más somera respecto a lo que consideramos convencional. Para ello, es imprescindible creer en lo que haces y sacar el máximo partido de tus fortalezas. La más notoria de Jorge Conte García es la «parte investigadora», confiesa. Porque este licenciado en Ciencias Físicas, que trabajó durante un tiempo en proyectos eólicos para una empresa vinculada con la Universidad Complutense, dio el paso hace casi tres años de dejar atrás la vorágine de la capital de España y la cambió por el pueblo de sus abuelos maternos: Noviercas. A los pies del Moncayo, el Madero y el Toranzo se ha convertido en ganadero.

Ecológico, extensivo y de calidad. Así se puede sintetizar al máximo lo que representa la cabaña ganadera de Jorge Conte, propietario de una decena de vacas y una quincena de cerdos ibéricos criados en libertad entre carrascas. 

«Quería vivir de acuerdo a mis ideales y en Madrid no podía ser. Siempre me imaginé que acabaría en un pueblo, tampoco pensaba que fuera a ser ahora. Fueron malos años para la energía eólica, trabajaba muchísimas horas, cobraba poco y todo era para el piso. Pensé en cómo podía desarrollar mi vida en Noviercas y vi la oportunidad de los cerdos, porque tienen un valor añadido muy alto y un amigo de la carrera ha recuperado el secadero tradicional de sus abuelos en La Rioja», relata.

Ecológico, extensivo y de calidadEcológico, extensivo y de calidad - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.En Soria, el porcino en extensivo «no se entiende», a pesar de que provincias de la Comunidad como Salamanca son «bandera» en ibérico. De esta forma, lleva más de dos años con 15 cabezas de ibérico, porque no le permiten ampliar. Así que, para sobrevivir, compró una decena de vacas que ahora conviven con otras 40 de un vecino del pueblo, por las que  recibe subvención y ayudas a la incorporación de jóvenes ganaderos. «Hace ocho meses di el salto a las vacas, me concedieron la dehesa del pueblo, aunque ahora las he metido con la de Vidal. Ahí voy, construyendo poco a poco», señala.

ciclo completo. Jorge Conte tiene diez novillas en una explotación que produce crías, es decir, ahora vende los terneros a otro ganadero que los engorda y comercializa la carne. Pero su intención a futuro es completar el ciclo (criar, engordar y vender la carne) para defender que el manejo es ecológico. Lo mismo que ya lleva a cabo con los cerdos ibéricos. 

La alimentación de estas vacas debe tener procedencia ecológica, tanto las tierras en las que ese nutren, como el pienso que comen. Tampoco reciben antibióticos por prevención, únicamente pueden ingerir estos medicamentos si enferman, si bien los tiempos de espera hasta que se puede consumir la carne son el doble. En la desinfección solo pueden usarse productos naturales y lejía. 

Y la gran diferencia en este caso es que es ganadería regenerativa, una práctica «muy moderna y científica» sustentada en el pastoreo rotacional. Las vacas, las de Jorge y las de Vidal, se alimentan dentro de un rectángulo delimitado por un pastor eléctrico, un espacio en el que están como máximo tres días. Si las vacas estuvieran sueltas por todo el prado, comerían  solo la mejor hierba, de forma que esta presión selectiva favorecería el crecimiento del pasto de peor calidad. «De esta forma consigo que se coman todo, lo que les gusta y lo que no. En unos años este pasto será más productivo y rico», resume.

lejos de la ‘macrovaquería’. La fórmula por la que ha apostado Jorge Conte es totalmente opuesta a la polémica ‘macrovaquería’ que se proyecta en el municipio de Noviercas, una explotación de unas 20.000 reses. «Estoy radicalmente en contra de ese modelo y ese proyecto es exacerbarlo al máximo», reflexiona. Por ello, pone el acento en que la mejor manera de manifestar que hay alternativas que funcionan y que, realmente fijan población, es ponerlas en práctica como es su caso.

No obstante, aunque sus novillas ahora comparten espacio con las de  Vidal, relativamente cerca de donde se contempla la instalación de la ‘macrovaquería’, la intención es trasladarlas lejos de allí, a la dehesa junto a la Sierra de Toranzo. «Por un lado, asumí ese riesgo una vez que ya estaba proyectada la ‘macrovaquería’ aquí pero, por otro lado, se trata de demostrar que las cosas se pueden hacer de otra manera», destaca Jorge Conte.

cuestión de tiempo. La cría extensiva de cerdos 100% raza ibérica y ecológicos es su objetivo. Es un proyecto conjunto con Jamones El Riojano para conseguir un producto de «máxima calidad», que sin la paciencia que exige la espera no sería posible. «Los tiempos son fundamentales, el tiempo de vida del animal, para que esté hecho e infiltre grasa en el músculo, para lo que tiene que andar mucho y vivir mucho tiempo. Pero no son solo los tiempos de cría, también es la curación. Mi socio dice que para que un jamón sea bueno de verdad son tres años mínimo y que lo ideal son cuatro, incluso cinco de curación. Si sumas casi dos años de cría y cinco de curación son siete desde que nace el cerdo hasta que te puedes comer el jamón. Es mucho tiempo un dinero inmovilizado», advierte.

Cuesta creer que el encinar donde habitan estos cochinos negros esté en Noviercas. Sigue siendo un bosque de carrasca espeso como para compararlo con una dehesa extremeña, cuna del cerdo ibérico de bellota, pero en nada se parece a una explotación porcina al uso. Estos animales comen bellotas y trigo, avena y veza que cultiva un agricultor ecológico de Borobia. En un mes, cuando alcancen unos 150 kilos, irán al matadero y el socio riojano de Jorge Conte se llevará las piezas para su curación.

Hay estudios que apuntan al alto contenido de ácido oleico en el ibérico, motivo por el que se ha ganado el apelativo de ‘el olivo con patas’. Si buscas en Soria, lo hallas en el Moncayo.