Angelines Manrique, historia del Instituto Machado

Jorge Jiménez
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El educador musical y profesor del Instituto Antonio Machado Jorge Jiménez recuerda la figura de Angelines Manrique, recientemente fallecida, y su influencia sobre generaciones de sorianos

Angelines Manrique, historia del Instituto Machado

La historia de un centro de enseñanza también se escribe en el recuerdo y la memoria en reconocimiento a aquellos docentes y maestros que dejaron en él su huella personal y educativa. Es el caso de Angelines Manrique, 'la Manrique', quien tristemente nos dijo adiós la semana pasada. Tras dejar Escolapias, Angelines era una institución en el Instituto Antonio Machado y en la propia ciudad de Soria; bien conocida en los ámbitos sociales locales, cuando tomaba el café con sus renombradas amigas en las cafeterías del centro. 

Dentro del Instituto Machado, recordamos con sentimiento las anécdotas de sus clases, sus elegantes trajes y combinados ropajes, las historietas de cuando viajaba al extranjero y sus estudios de arte, con los que se doctoró en los años ochenta como mujer sola ante el peligro. Todos nosotros rememoramos a una persona cariñosa, gran señora con su genio y sin pelos en la lengua, pero siempre entrañable, aunque contundente. A la expresión durante la clase de "Ay, chica, no veas tú…", ella sabía poner un punto de inflexión verbal para que la clase avanzase de alguna manera entre tanto anecdotario verbal. Nos hiciste amar, sobre todo el Arte y la Historia, no tanto la Geografía, aunque bien es cierto que te encantaban los mapas y la interpretación de aquellos climogramas. Tus esquemas en la pizarra para que todos entendiésemos los contenidos de la unidad eran monumentales, grandes como el conocimiento. Tus famosas tarjetas manuscritas contenían en tus manos todos los saberes necesarios del Bachillerato.

Nos da mucha pena que nos dejes, porque el recuerdo a tu memoria está muy presente gracias a las enseñanzas que nos diste a generaciones y generaciones de sorianos, a los que nos abriste este gusto por la Historia y el Arte, materias actualmente cada vez más denostadas entre la supuesta 'digitalización tecno-económica' a las que nos someten día tras día en aulas. La Historia, como ciencia de conocimiento, siempre será la Historia con mayúsculas, al igual que el Arte y la Geografía. Benditos aquellos años más jóvenes, cuando con tu sorpresa nos contabas en clase que tus sobrinos te pidieron en aquel entonces un ordenador de regalo para su cumpleaños, un ordenador de los primeros que frecuentaron el mercado. Anda que no ha habido una revolución digital y tecnológica desde aquel entonces… no siempre para bien. Qué gusto el tuyo y qué respeto al arte, a la belleza estética y al gusto por la elegancia. En este sentido, merece una mención tu especial devoción por el románico soriano y el patrimonio provincial en general.

Aprendimos también respeto a la cultura y a la estética, sin duda. Contigo las cosas eran metódicas y ordenadas, otra cosa de lo que es ahora entre tanta heterogeneidad con lo diverso del alumnado. Es difícil dar dos o tres características únicas de tu personalidad y tu montaña de recuerdos es inagotable. Cuando volvimos al Instituto Machado, ya como compañeros de claustro, siempre guardamos respeto a tu energía, prácticamente la misma energía y pasión que nos contagiaste como alumnos. Tú eras el 'Google Maps' en aquellos ochenta: Francia, Alemania, Egipto, la Rusia comunista, la dura Europa del Este, China, Yemen… Una profesora viajada y mente internacional. ¡A ver cómo explicarías esto hoy en día a los alumnos, donde todo tiene que ser inmediatez! Tus alumnos te recuerdan y te recordarán, seguro. Algunos tuvimos la suerte de ser después también compañeros con el tiempo. Ahí fue en tiempos una mujer profesora, investigadora, persona culta, icono de la estética y genio entre la multitud, una persona adelantada a su tiempo pero en su estilo propio. 

Las cosas han cambiado, Angelines. Los años aquellos en los que la sala de profesores tenía dos espacios diferentes para fumadores y no fumadores han pasado a otra vida ¿Recuerdas? Gracias Angelines por tanto aprendido. Seguimos. Buena parte de aquellas enseñanzas tuyas son las que ahora transmitimos.