José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Error de cálculo

17/07/2022

Sin duda fue un error de cálculo. O el cálculo infantil de un ingenuo. Recordarán los asiduos a esta columna que, en un alarde de optimismo, me atreví a plantear la posibilidad de que el conflicto de Ucrania, dentro de la salvajada que supone toda guerra, podría traer algunas consecuencias positivas que agradecería nuestro castigado planeta azul e incluso, de manera directa a nuestra pequeña y despreciada provincia de Soria. No cabe duda de que la dependencia de las energías que producen terceros países nos está maltratando con una inflación que empieza a ser insoportable. Tanto como la desfachatez de quienes como Repsol o Cepsa presumen ante sus accionistas de estar triplicando beneficios. Ahí percibí la posibilidad de que en el futuro inmediato, incluso con urgencia, la Unión Europea impulsaría energía alternativas, en especial la fotovoltaica. Soria tenía y tiene papeletas, y empresas competitivas como para posicionarse muy bien. A mayores se me ocurrió, bendita candidez, que los elevados costes de los carburantes iban a recortar su consumo de tal manera que la calidad del aire mejoraría de manera sustancial y por ende también las emisiones causantes del cambio climático se verían reducidas, dando tregua a la demolición de los ecosistemas tal y como los conocemos. Me equivocaba. En pocos días me he visto obligado a cambiar mi opinión y moderar mi entusiasmo.
No se huele aún, ni de lejos, el cambio de modelo energético en favor de las renovables. Más bien al contrario, nuestra querida macropatria a la que llamamos Unión Europea, ha decidido considerar energías verdes a la nuclear y el gas. Técnicamente es una aberración y un paso atrás obligado por las circunstancias. Se diría que Putin es un comisionista de los que generan todo lo malo que le pasa al planeta y los agentes sociales y oligarcas que lo impulsan. Por si fuera poco, los países neutrales se suman a la OTAN y los que tienen gobiernos, en teoría anti belicistas, como es el caso del nuestro, anuncian incrementos brutales en la adquisición de armamento. Si de los fabricantes de misiles, la banca y las energéticas dependiera, el nuevo Zar de todas las 'rusias' obtendría algún tipo de canonización espuria pero seguramente muy rentable, porque los está forrando.
Cuando se gestiona sin agobios ni apreturas, hay opciones para los más desfavorecidos, para hacer políticas de compensación territorial por ejemplo y más aún con el aludido recurso de las energías limpias y alternativas, pero cuando los canallas de turno acojonan a la sociedad con un inminente y fatal Armagedón, nos dejamos hacer lo que sea. Y eso es lo que va a pasar. O mejor dicho lo que está pasando.