El casco viejo es a Soria lo que Soria es a Castilla y León y España, un entorno que se ha deteriorado pero por el que tienen que luchar los propios habitantes. Esa es la comparación que hace Carlos Lafuente, de la Asociación de Vecinos del Casco Viejo. Cree que el espacio de coworking va a ser «un verdadero revulsivo para la zona» y va a atraer a gente joven con ideas de las que pueden surgir empresas. Al tiempo, se está avanzando en iluminación de la calle Real y las traseras de la calle Postas y la recogida de basuras selectiva, por lo que valora el apoyo desde el Ayuntamiento, aunque reconoce que se debe trabajar desde el propio barrio y que las administraciones no son una «varita mágica». En su día ya trasladaron al Consistorio sus principales reivindicaciones, como solucionar el mal estado de los edificios (calles Aguirre y Zapatería) y la proliferación de roedores (también culebras y palomas), el soterramiento de los contenedores de la plaza de la Fuente Cabrejas, sancionar a los propietarios que no tengan en condiciones los edificios o que se declaren en ruina y el Ayuntamiento pueda proceder al derribo cobrando después a los dueños (como establece la ley), que se solucionen las carencias del ARU para una rehabilitación integral de edificios, no solo la accesibilidad y los envolventes... «Es el momento de poder arreglar la zona» por la que pasan paseantes y turistas hacia el Duero. Sobre el estado de los edificios, Lafuente reconoce la dificultad (encontrar a los propietarios herederos, declaraciones de ruina, requisitos para el derribo...) e indica que hay edificios en estado ruinoso en muchos pueblos de la provincia. Aunque en estos meses no se han realizado actividades, sí han estado trabajando desde esta asociación en ayudar a la gente más mayor del barrio. «En la parte social y solidaria tenemos un diez, pero se falla en promover», opina Carlos Lafuente, que cree que en las asociaciones vecinales debería haber mucha más participación.