José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Nadie rinde cuentas

25/02/2023

Estos días se está hablando mucho de una tal Monika Hohlmeier, europarlamentaria alemana que preside una comisión destinada a controlar cómo se gastan los países miembros los millones que les mandan desde Bruselas. España ha recibido once mil millones y asegura doña Monika que no tiene ninguna pista de en qué se han empleado este pastón.
No es mi costumbre analizar los temas internacionales ni siquiera los nacionales. Hay muchas firmas cualificadas para ello y me marqué en su momento el objetivo claro de centrarme en la provincia y sus gentes, lo cual da más problemas que ventajas. En este caso, no obstante, el párrafo preliminar me ha hecho pensar en esa parte que casi nunca se publicita de los proyectos que se anuncian con charanga y pandereta y luego, o se quedan en el tintero o, si se llevan a cabo, carecen de un seguimiento que permita conocer si ha servido, o no, para algo la inversión realizada. El problema es especialmente complejo si los fondos llegan de Europa, vía Estado Español, que luego traslada a las autonomías a su libre albedrío y estas lo manejan de la misma manera. O sea, en función de los intereses políticos de cada cual. Es tontería volver sobre los euros gastados para atenuar o revertir, como decían los optimistas, los efectos de la despoblación, pero baste decir que donde menos han llegado es a los territorios despoblados. A Soria en concreto.
Es un mal endémico. Al menos en este país y por supuesto en esta provincia. Si alguna vez cumpliera su palabra la Junta de Castilla y León, cosa poco probable, controlaría lo que manda a las instituciones locales y sobre todo verificaría cuales son los efectos de la inversión realizada. Más que nada para ver si merece la pena darle continuidad, o carpetazo. Pero hace tiempo que sospecho que la llegada de ese maná de la generosa Europa constituye en ciertas instituciones más un problema que una solución. Suele acompañarse de condiciones y trámites administrativos que, a la perezosa burocracia local, se le hacen un mundo y opta por mantener proyectos, como el inútil cheque bebé por ejemplo, porque no se le ocurre otra cosa y si así fuera, generaría tal agobio que no merecería la pena. Europa es una madre generosa, opulenta todavía, pero se empieza a hartar de dar leche si tener claro a quien amamanta. En nuestro caso a miles de políticos prescindibles y millones de burócratas desmotivados por la inercia de quienes les precedieron.
Está feo generalizar y no lo haré. Pero en el tema que nos ocupa se refleja el pandémico mal que empieza en quienes ostentan los cargos públicos y sigue, pirámide abajo, hasta los últimos y vapuleados currelas de a pie.