Otoño soriano en pleno mes de julio

Guillermo Gracia
-

Las altas temperaturas y las escasas precipitaciones han provocado que, en parques como La Dehesa, las hojas de los árboles se hayan apoderado del suelo, dejando paisajes otoñales a lo largo del recinto

Otoño soriano en pleno mes de julio - Foto: VALENTIN GUISANDE

Parece otoño, con las hojas caídas y cambiando de color, pero en realidad es julio, y la recogida de verde se ha convertido en una actividad más en el mantenimiento de parques y  calles este verano. Las temperaturas extremas y duraderas hacen que los árboles se deshidraten y tengan que adaptarse a un clima cada vez más seco y cálido. 

Prueba de ello es el Parque Alameda de Cervantes, más conocido como La Dehesa, donde se encuentra Miguel, encargado de mantener este lugar florecido y con sus árboles frondosos. 

Destaca que ha habido un ligero crecimiento en la caída de las hojas, teniendo en cuenta el actual momento estival en el que se encuentra el parque. No considera que haya sido una «salvajada», a pesar de que estas caídas, más típicas de agosto, «se hayan adelantado quince días».

La principal razón de que esto ocurra son las escasas precipitaciones a lo largo del año. El agua que cae en invierno es primordial para que los árboles puedan sobrevivir durante la temporada veraniega, ya que es la que almacenan en el fondo de la tierra. «Los árboles, cuando no tienen la suficiente humedad, tiran las hojas para tener menos transpiración y conservar el agua dentro. Es una defensa propia», añade el encargado.

Otro factor clave en el sufrimiento de la flora es la localización de éstas. Soria destaca por tener un clima más seco, mientras que en otros lugares, como Benidorm, los árboles gozan de mayor humedad, y, a pesar de que el clima sea más cálido, las plantas sufren menos. Las matas cuentan con una genética preparada para defenderse de las diversas meteorología que acostumbran en su lugar de procedencia. Por ejemplo, una palmera no podría sobrevivir en un entorno como el soriano, al igual que, en la costa mediterránea, no hay robles.

ENFERMEDADES. El cambio de las temperaturas también favorece la aparición de enfermedades en las hojas. A pesar de que no es la causa principal, puede provocar la caída de verde de los vegetales. En este aspecto, Luis Ibáñez, dueño de Viveros Ibáñez, indica que, «cuanto más calor haga, los hongos crecen más rápido, lo que se traduce en una mayor invasión, atacando a la hoja más rápido». Ante esta situación, el mejor remedio es tratarlos en primavera, a pesar de que sea difícil poder detectarlo.

Para poder hacer frente a la falta de hidratación, el mejor antídoto es proporcionar agua a los árboles, según sus necesidades. En La Dehesa cuentan con un sistema de regadío automático, que permite, según lo que demande el clima y la flora, mantener un tiempo determinado el agua en circulación, a pesar de contar con un periodo limitado por la gente que pasea en el recinto.

En este aspecto, según Miguel, la ciudadanía no colabora en la limpieza de las hojas. Según él, las quejas por el ruido de los sopladores y el polvo son «bastantes comunes» en el día a día del mantenimiento del parque.

Un mantenimiento que cuenta con los medios posibles para poder combatir con la falta de humedad. Pero el tiempo siempre corre en su contra, ya que, según Miguel, «no se puede estar a las 12 de la mañana regando el parque».

Sin embargo, los árboles gozan de un bello follaje, y es incuestionable la labor que realizan dentro del parque para que todo el mundo pueda disfrutar de un recinto tan bello y, a la vez, tan especial como La Dehesa.