José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Calzonazos

20/03/2022

Calzonazos es una palabra en vías de extinción. No se refiere a calzones de gran tamaño. Es un adjetivo calificativo, no un sustantivo, que básicamente define, de manera decididamente peyorativa, a esas personas con poca personalidad, apocadas y que, en consecuencia son muy manejables. El diccionario de la Real Academia los describe, referido a los hombres, como los que se dejan manejar por su pareja. Dicho esto, y sin ánimo de ofender en lo personal, les presento al dirigente que mejor se acomoda ese perfil en estos momentos, Alfonso Fernández Mañueco. Siempre he pensado que su segundo apellido, por el que todo el mundo lo llama, se parece tanto a 'muñeco' que parece una broma del destino. 
Sí, Mañueco se deja manejar por su pareja en defensa de sus propios intereses, que como habrán detectado distan mucho de ser los de la Comunidad que preside. Su primera pareja de conveniencia fue Ciudadanos, o mejor dicho, el candidato y luego vicepresidente Francisco Igea. Don Alfonso se dedicó a reinar, en el mal sentido de la palabra, e Igea a gobernar. Aún resuenan en mi mente las vergonzosas proclamas de líder popular que no se cortaba ni un pelo en afirmar, a la búsqueda de un pacto de investidura, que 'les daremos lo que quieran, lo que quieran', insistía. Y así fue. Sin ganar las elecciones logró el gobierno y se dejó guiar hasta que otro consorte le manipuló desde Génova 13. Ese tal Pablo Casado, condenado al ostracismo tras perder su batalla con Isabel Díaz Ayuso. Lanzó un órdago, lo perdió y entró a formar parte del selecto colectivo de calzonazos ilustres.
La que más nos importa, sin embargo, porque nos afecta de manera directa, es la tercera pareja que convierte en títere a Mañueco, salvo que Feijoo tercie en el asunto para centrar al partido que pronto presidirá, aunque de facto ya lo hace. Desde el minuto cero estaba claro el pacto con Vox. El intento de sumar otras fuerzas no tenía más objetivo que aliñar la ensalada para que no cantara tanto el sabor a vinagre. Es obvio y recomendable no hacer juicios prematuros. El tiempo dirá qué derroteros toma la gestión 'mañueco gallardista' pero si el presidente popular no coge las riendas, y por lo visto no parece proclive a ello, estaremos en la primera comunidad autónoma regida por un partido de ultraderecha. Confieso cierto acojono por el futuro de la sanidad y la educación y también en lo relativo a la defensa medioambiental, prescindible a todas luces para Vox, así como la neutralidad laica que le supone al Estado Español. Pero ya lo iremos comprobando en los huecos informativos que nos deje la guerra de Putin y la pertinaz pandemia que se niega a pasar a la historia.