El Hotel Villa de Almazán era uno de tantos negocios que en el año 2022 vio incrementada de forma considerable su factura de la luz. "Habíamos triplicado el precio de las facturas en el último año", recuerda ahora Miguel Ángel Paredes, gerente del establecimiento. Y matiza, "siempre en función del kw/h porque en enero, febrero y marzo ya fue espectacular".

Este negocio de dos décadas que cuenta con 39 habitaciones y 14 empleados, corría peligro si la situación no cambiaba. "No era sostenible, teníamos que cortar de raíz o apostar por una decisión más dura", reconoce. En ese momento se pusieron manos a la obra. Era el mes de febrero cuando plantearon por primera vez la instalación de placas solares.

Tras varios meses, en agosto copaban el tejado del hotel de placas fotovoltaicas. "Fue una inversión potente", de unos 100.000 euros. "En unos poco meses hemos visto que la decisión era viable", celebra ahora. El ahorro de la factura de la luz es del 40% cada mes. "Creemos que en cuatro o cinco años habremos amortizado la inversión", añade.

Este hotel ha visto la luz, pero hasta llegar ahí fueron meses de cuentas, de hacer números, de ver si esa viable apostar con tanto dinero por las energías renovables. Ahora el tiempo les ha dado la razón.