Una «carrera de fondo» tras la luz

S.Almoguera
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La soriana Susana Siscart comienza a labrarse con 'La niña' una trayectoria cinematográfica como directora de fotografía, una especialidad en la que la presencia de la mujer aún es muy minoritaria

Susana Siscart durante un rodaje. - Foto: Cedida por Niete

En la universidad entró en contacto con el mundo del cortometraje. Posteriormente, unas prácticas en un rodaje le descubrieron su vocación. No le tentó la realización (aunque ha dirigido un cortometraje, Donde el papel envuelve la piedra). La soriana Susana Sicart se 'enamoró' de otro puesto técnico clave en la concepción visual de una película: la dirección de fotografía. Indudablemente, confiesa, esa fascinación por la luz que siempre vivió en casa (su padre es el fotógrafo Ramón Siscart), también pudo ser determinante para decantarse por esta profesión. «La dirección de fotografía lleva la parte visual y estética de toda la película y tiene un gran peso en la narrativa y en cómo se cuentan las historias», explica. Responsable de departamentos tan importantes en un filme como cámara, iluminación y maquinismo, «y hoy día cada vez más VFX [efectos visuales]», hacerse un hueco en la dirección de fotografía no es fácil en una disciplina en la que la mujer supone sólo el 7% del total de profesionales. «Es una cuestión generacional y tiene que ver mucho con el modelo de sociedad a lo largo de la historia. ¿Por qué las mujeres no jugaban al fútbol hace 80 años?», señala. Pero las cosas están avanzando. «Noto un cambio muy grande», sostiene.

El Premio Goya que recibió en 2021 Daniela Cajías por Las niñas o trabajos tan aclamados por la crítica como el de Ari Wegner en El poder del perro, de Jane Campion, o el de Claire Mathon en Retrato de una mujer en llamas, de Céline Sciamma, han allanado el camino a profesionales que, como Susana Siscart, están tratando de hacerse un hueco en esta especialidad. «En Estados Unidos y Reino Unido, las cosas son distintas a mejor. Nadie se asusta de que una mujer sea jefa de departamento», añade.

Pero en su caso, es consciente de que el cine es «una carrera de fondo» y tiene muy presente el consejo que le dieron en sus inicios: «Ir poco a poco». De ahí que haya comenzado en el oficio «desde abajo», como asistente de cámara en segundas unidades, aprendiendo de los grandes profesionales con los que ha compartido ya 'set' de rodaje: Alejandro Amenábar en La fortuna, Álex de la Iglesia en su exitosa serie 30 monedas, Javier Fesser en Historias lamentables o Salvador Calvo en Adu, entre otros muchos.

«En un departamento como el mío, da mucho prisma haber visto trabajar a gente tan grande», comenta Siscart. Y en esa categoría de «grande» incluye también a operadores de cámara, maquinistas, sonidistas, gente anónima «que lleva muchos años» en la profesión y con los que siempre es un placer aprender trabajando. Porque, asegura, un puesto de tanta envergadura y tanta responsabilidad exige un conocimiento amplio no sólo de la propia especialidad, sino también de cómo funcionan otros departamentos técnicos que intervienen y son claves en un rodaje. Al fin y al cabo, corrobora, el cine es un trabajo «de equipo». 

Todo tipo de labores en producciones cinematográficas y televisivas le han servido para adquirir experiencia. Incluida su única (de momento)  incursión en el mundo de la dirección, una obra que, asegura, le dio muchas «sorpresas». El cortometraje fue seleccionado en bastantes certámenes, algunos tan prestigiosos como el de Alcalá de Henares pero, además, le permitió «entender muchas cosas» de su propio oficio. «Tengo claro que no quiero dirigir, pero estuvo muy interesante llevar el proceso completo» del filme desde el principio, argumenta.

Especializada en ficción, Susana Sicart ha formado parte de equipos de series tan destacadas y con tanto éxito como Élite, La casa de papel, El embarcadero o Fariña entre otras muchas, y sigue dando pasos firmes en su trayectoria. El pasado mes de mayo se estrenó La niña, un filme documental sobre la cantante Lola Índigo. Es el primer largometraje que  Siscart firma como directora de fotografía y constituye un paso importante en su carrera. «Fue una experiencia muy bonita. El género documental es muy complicado, tienes que resolver problemas muy rápidamente», añade. El documental se rodó el pasado verano. Durante mes y medio el equipo filmó cada uno de los aspectos del día a día de la artista musical. Escenas como la grabación del concierto en el WiZink Center de Madrid con seis cámaras más las de seguridad del propio recinto supusieron, en este sentido, todo un desafío. Y «salió muy bien», confiesa. 

un buen año. Honeymoon, una película dirigida por Enrique Otero protagonizada por Nathalie Poza y Javier Gutiérrez y la serie Noches de Tefía son dos de los últimos proyectos en los que ha intervenido la soriana. La ficción, considera, vive en la actualidad un buen momento en España. Tras la pandemia y el confinamiento, las plataformas se han visto en la necesidad de renovar sus contenidos generando otros nuevos. «Eso ha hecho que haya un incremento de oportunidades de trabajo», destaca. 

Los momentos más duros de la pandemia fueron complicados en el sector audiovisual. Tiempos, recuerda, de «tres PCR por semana, mascarillas» y contagios que podían suponer la paralización de los rodajes. Superada ya esa etapa, la soriana confía en que la segunda mitad del año sea por lo menos tan buena como lo ha sido el comienzo de 2022. «Estoy muy contenta», afirma.