Tras la reciente carta publicada por Alfredo Hernández, presidente de la Asociación Parkinson Soria, en la que denunciaba que "los adoquines se han adueñado de la ciudad de Soria", conocemos de cerca esta problemática para quienes padecen esta enfermedad u otras que les ocasionan una movilidad reducida. El "traqueteo" lo sufren cuando se mueven en silla de ruedas y también al subirse al transporte adaptado para ir al hospital.

Tomás Mallol, vecino de la plaza del Vergel, tiene parkinson y lleva años denunciando los problemas que le ocasionan los adoquines que se colocan en muchas calles de Soria. "En el proyecto original no había este tipo de pavimento, sino el que está en la calle Estudios, de hormigón liso. El andador es incompatible con el adoquín", lamenta.

Los adoquines producen una vibración en el cuerpo que, para quienes van en silla de ruedas, es un problema. También lo notan quienes utilizan el vehículo adaptado para ir a rehabilitación al Hospital Virgen del Mirón. Una situación que puede motivar un mayor aislamiento de las personas con movilidad reducida: "Hay que facilitarles la vida, ya de por sí lo tienen difícil como para que además aumentemos esas dificultades no teniendo en cuenta esas necesidades que ellos tienen a la hora de moverse", afirma Hernández.

Una vibración que incluso afecta a la propia furgoneta. Según Juan Carlos Chávez, conductor del vehículo adaptado de la Asociación Parkinson Soria, "la rampa se va desajustando, el ruido es impresionante".

Desde el Ayuntamiento de Soria tienden la mano a este colectivo: "En las aceras no usamos adoquín, incluso en los pasos de cebra hay un material más amable para que puedan pasar por ahí, pero creo que tenemos que juntarnos y ver de verdad los problemas que tienen", considera Ana Alegre, concejala de Obras del Ayuntamiento de Soria.

Para que el proceso de peatonalización conviva con las necesidades de todas las personas.