Victoria Lafora

Victoria Lafora


Duelos y quebrantos

23/02/2023

Según se acerca la cita electoral de mayo sube el listón de la agresividad verbal en los duelos en el Senado entre Sánchez y Feijóo. Mientras el líder de la oposición saca a relucir los fallos legislativos que están creando grietas en la coalición de Gobierno, el presidente del Gobierno "vende" sus medidas para proteger a los "desfavorecidos", acusando al PP de sólo velar por los ricos.

Todo ya conocido y habitual, sino fuera porque las leyes de la ministra Irene Montero están creando alarma en la calle y lastrando las opciones electorales del PSOE. Y es en este aspecto concreto donde Feijóo ha decidido centrar su argumentario en el Senado. Sánchez hace como que no le oye, no contesta a sus preguntas sobre los riesgos de la recién aprobada ley Trans y sigue a lo suyo.

El tema no es baladí. La delegación parlamentaria europea que estos días visita Madrid, tras reunirse con diferentes colectivos feministas, ha preguntado a la ministra de Justicia, Pilar Llop, si su departamento ha estudiado las posibles colisiones de esta nueva legislación con la protección contra la violencia machista. Llop ha reconocido que no. Por lo que la advertencia de Feijóo sobre los efectos adversos de la "ley trans", que podrían superar, incluso, a los de "solo si es si" no puede caer en saco roto. La secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam, ha aclarado que, tras la aprobación el pasado jueves de la nueva norma, "sí una mujer trans pega a otra no es violencia de género, estaríamos hablando de violencia intrafamiliar". Es paradójico que el término de violencia intrafamiliar es el único que acepta VOX para describir las palizas de un hombre a su pareja.

Feijóo ha encontrado la diana que más duele al Ejecutivo y no va a soltar la presa. Sabe que muchos antiguos socialistas desencantados pueden votar a sus candidatos como castigo a los fracasos de las propuestas de Podemos que Sánchez consiente.

En un duelo siempre hay dos que combaten. Pero este miércoles, en el Senado, ha habido un tercer damnificado. Javier Maroto, portavoz popular en la Cámara alta, ha tenido que oír como el presidente del Gobierno leía, con cierta sorna, el mensaje de felicitación que le envió a Casado horas antes de ser defenestrado.

Su quebranto no terminó ahí. Sánchez recomendó a Feijóo que se mirara la espalda para comprobar que no tenía nada. Era una forma de señalar traidores. Tampoco estuvo muy fino el líder popular cuando reclamó "deje ya de molestar a la gente de bien". ¿Quiénes son esos?

Ningún dirigente político tiene la potestad de dividir a la sociedad entre gente de bien o de mal en función de su ideología. Qué nerviosos se ponen ante la cita con las urnas.