Argentina y Brasil amenazan a Europa

Diego Izco (SPC)
-

Los gigantes de Sudamérica busca la revancha tras cuatro torneos en blanco en el Campeonato del Mundo más polémico y extraño de la historia

Argentina y Brasil amenazan a Europa - Foto: MARKO DJURICA

Las etiquetas de los grandes acontecimientos se ponen siempre 'a posteriori', pero pocos han tenido tantos 'a priori' como este de Qatar: bienvenidos al Mundial más polémico, extraño y artificial de la historia. Detrás de las cifras deportivas (32 selecciones, 831 jugadores, 296 clubes y 56 ligas representadas) hay otras humanas (6.500 fallecidos en la 'fabricación' del evento) conformando un escándalo histórico sin precedentes… que será tapado a pelotazos durante casi un mes. 64 partidos, concretamente.

En lo puramente futbolístico, Europa ha gobernado los cuatro últimos Campeonatos del Mundo (Italia en 2006, España en 2010, Alemania en 2014 y Francia en 2018) y Sudamérica considera que es la hora de reclamar el trono de oro. Brasil y Argentina se presentan en Catar como las dos grandes favoritas, cada una a su manera. Una en esa anárquica y bella suma de individualidades que siempre propuso (con una constelación de atacantes como jamás presentó), y la otra porque ha logrado cerrar grietas y conformar al fin un bloque en torno a Leo Messi, hambriento como nunca en su reto de 'cazar' a Maradona.  

Son los dos señalados para la gloria al otro lado del 'charco', con el permiso de la siempre competitiva Uruguay, uno de los equipos con mandíbula de hierro capaces de herir mortalmente a cualquiera en una mala tarde. Y ante el estancamiento del fútbol asiático y africano, el Viejo Continente vuelve a presentar el mayor número de candidaturas.

Ausente Italia, las quinielas siguen copadas por los eternos sospechosos habituales. Francia, lamentablemente defensiva a pesar de tanta 'bomba' en ataque, protege su corona con los mismos argumentos que la entronizaron en Rusia: músculo, más músculo, un poco más de músculo… y que la enganche Mbappé. Es la que menos fútbol necesitaría de todos los participantes para alcanzar la Copa. 

Detrás de los galos, o a su par, se posiciona una Inglaterra cuya inversión en la Premier se va traduciendo en la consagración de la mejor generación en décadas: semifinales en Rusia'18, final en la Euro'21… A su vera se sitúa la pertinaz Alemania, rejuvenecida y eternamente favorita; una Bélgica que quiere al fin un reconocimiento digno a la mejor generación de su historia; una España joven, incómoda y descarada, el rival con el que nadie se quiere cruzar; la Portugal de las estrellas decadentes mezcladas con las nuevas; y las posibles sorpresas de bloques de hormigón como Dinamarca, ya fue semifinalista en la Euro, o Suiza, que ya eliminó a Francia de esa misma Euro.

Triste 'cara b'

Detrás del brillo de un balón que hace como el péndulo del hipnotista, Qatar esconde una 'cara B' llena de putrefacción: corruptelas, dispendio económico, derechos humanos pisoteados y miles de fallecidos en la construcción ya no solo de los estadios, sino de toda la infraestructura necesaria para albergar un Mundial, como un nuevo aeropuerto, kilómetros y kilómetros de carreteras… Cerca de 225.000 millones invertidos en crear un campeonato invernal (el primero en la historia) tan artificial como los falsos aficionados que exhiben por las calles. Brasil'14, por ejemplo, no alcanzó los 13.500 millones en infraestructuras. 

Miles y miles de trabajadores de Nepal, India o Bangladés han trabajado en condiciones extremas: más de 42 grados de media, hasta 50 en verano, cuando la OMS indica que a partir de los 32,5 hay que parar para evitar lesiones. Las ONG calculaban más de 6.500 fallecidos en febrero de este año. Añadido todo esto a que en Catar no se respetan algunos derechos humanos fundamentales, que la mujer tiene menos derechos que el hombre por ley o que la homosexualidad es ilegal y los medios de comunicación no tienen libertad, habrá que gritar «¡Gol!» más fuerte que nunca para tapar tanta miseria.