Los próximos días 6, 7 y 8 de julio tendrá lugar en el Campus Universitario Duques de Soria la II edición del Congreso Internacional de Género y Educación, un evento académico que apuesta por consolidarse, a la vez que posiciona a nuestra ciudad como un referente en la investigación y la práctica docente coeducativa. El proyecto se ha visto respaldado desde sus comienzos por el Ayuntamiento y la Diputación Provincial, lo que demuestra un trabajo en equipo en pro de la igualdad, al que también se suma la Universidad de Valladolid. Contaremos con la presencia durante la jornada inaugural de la ministra de Educación, Pilar Alegría, que nos detallará las principales líneas en las que se está trabajando desde el Gobierno para promover la igualdad de género en las aulas. Es interesante reflexionar sobre la transversalización de este valor fundamental para el desarrollo de cualquier ser humano, y de cómo estamos trabajando en él desde los centros educativos.
La escuela, como una de las principales vías de socialización, juega un papel fundamental en la transmisión y consolidación de valores, de manera que puede preservar creencias y comportamientos que forman parte del imaginario colectivo o, por el contrario, despertar un espíritu crítico y divergente que ponga en cuestión pensamientos únicos propios de una sociedad poco reflexiva. Un claro ejemplo de ello es la perpetuación de las jerarquías y las desigualdades, sean del tipo que sean. Los centros educativos, son, por tanto, motor de cambio para un futuro en el que la equidad sea la verdadera protagonista.
Es por ello por lo que, desde hace ya varias leyes educativas, el foco ha dejado de ponerse exclusivamente en las enseñanzas conceptuales para dar cabida a las actitudinales. En esta ocasión, la LOMLOE incluye de una manera más específica lo concerniente a la igualdad real entre hombres y mujeres, prestando una especial atención además a la prevención de violencia de género, entendiendo que es en la primera infancia cuando se pueden erradicar comportamientos y dogmas segregadores. Ante el machismo creciente de los últimos años, es la educación la que puede arrojar luz para entender que la justicia social es la única manera de vivir en armonía.
¿Cómo podemos trabajar en pro de esa igualdad real? Pues son varios los itinerarios a seguir, pero sí que hay un paso previo fundamental: dotar a todo el profesorado de las gafas de género, es decir, despertar en el colectivo una sensibilidad especial para identificar situaciones que, aunque se viven como normales, analizadas con perspectiva feminista encierran estereotipos que alimentan la desigualdad de género. Desde la distribución inequitativa de los patios escolares, hasta la falta de referentes femeninos en los libros de texto, los cuentos tradicionales o algo, a priori, tan inofensivo como los enunciados de ejercicios, pueden encerrar valores tradicionales que alimenten la inequidad.  
Sobre todo esto y mucho más se hablará en el II Congreso Internacional de Género y Educación, en el que, además de Pilar Alegría, contaremos con primeras voces del mundo de la igualdad de género, como Coral Herrera o Ana Bernal- Triviño; y que también acogerá experiencias más cercanas (y menos mediáticas) pero igual de necesarias para lograr el objetivo final de una sociedad más justa.