El lavadero de Vinuesa, nueva sala exposiciones

A.P.Latorre
-

Una muestra fotográfica de Gonzalo Monteseguro inaugura este espacio, estrechamente relacionado con la historia de la Mesta y la carretería

El lavadero de Vinuesa, nueva sala exposiciones

Vinuesa cuenta con un nuevo aliciente cultural y turístico, una sala para acoger exposiciones temporales en el antiguo lavadero, recientemente acondicionado. Se acaba de estrenar con una muestra de imágenes de la localidad firmadas por el fotógrafo soriano Gonzalo Monteseguro, que trabaja en la nueva web www.turismo.vinuesa.es. La idea es poder organizar más exposiciones, de imágenes antiguas, con fotógrafos y artistas locales..., según confirma Ángela de la Orden, técnico de turismo. El Ayuntamiento, por cierto, ha presentado un nuevo vídeo promocional.

«El lavadero está limpio y con agua, para dar la sensación de recuperar la esencia de los lavaderos». En la página web de Vinuesa se incluye amplia información de este espacio, apunta la técnico de turismo. Curiosamente, la construcción fue financiada por un grupo de emigrados, a modo de «regalo con el que dotar al pueblo». «La leyenda ‘A sus paisanos, los hijos de Vinuesa, residentes en Veracruz’ rememora aquellas sociedades filantrópicas que enviaban su dinero a la tierra que los vio nacer», recoge la web.

«Bajo el entramado de las vigas de madera, el lavadero principal bebe desde 1872 las aguas del río Remonicio» y guarda relación importante con la Mesta, una actividad que convertiría la provincia y la localidad en un lugar próspero, cuya fina lana cuentan que pagaban ‘a precio de oro’. Pero, sobre todo, con la carretería, el transporte de mercancía y la preparación y el lavado de la lana. 

El lavadero de Vinuesa, nueva sala exposiciones El lavadero de Vinuesa, nueva sala exposiciones tradición. «Al paso de los bueyes y las carretas robustas, de las manos de los Reyes Católicos, vio la luz la Cabaña Real de Carreteros, Trajineros, Cabañiles y sus derramas, con sede en el vecino Molinos de Duero. Basta fijarse en las grandes puertas de medio punto que salpican la zona para entender que aquellos carros que las traspasaban descansaban en muchas casas pinariegas. Otros testimonios proceden de aquel tiempo: en las fiestas actuales, cuando las mujeres vistan el tradicional traje de piñorra, podremos ver en ellas el rastro de la falda de carro… Quizá sea antes o después de comer un plato de ‘ajo carretero’», explica la información turística. El declive de la Mesta en el siglo XIX afectó a una localidad que contó en su día con tres lavaderos y en la que junto a Soria capital se lavaba un 90% de la lana de merina.

Cerca del lavadero, en el cauce del Remonicio hay puentes y pasarelas, como el puente Mari Pablo, junto al lavadero principal, «con ojos bajos, fábrica en piedra elegante y pavimento de guijarros». Río arriba está el puente de la Calvera, más moderno, que ofrece una bonita panorámica de la villa; y, más allá, el puente Tinte, de piedra de sillería y una única arcada de medio punto. Hay en la zona otro lavadero, más pequeño, cuya techumbre a un agua y enramado de vigas fue construida en 1905, gracias esta vez a la donación de Juan Benito Mayor.