Seis grandes parques solares impulsan el 'boom' fotovoltaico

Sonia Almoguera
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La provincia cuenta también con otras 284 plantas menores de 50 megawatios y hay 24 más actualmente en tramitación administrativa en la Junta de Castilla y León

Seis grandes parques solares impulsan el ‘boom’ fotovoltaico - Foto: Eugenio Gutiérrez

«No sabemos qué pasará dentro de 40 años, pero una cosa sí es cierta: El sol seguirá ahí». Son palabras de Víctor Barca, alcalde de Alconaba, localidad en la que a partir del año próximo se espera que comiencen las obras de instalación del que (por el momento) será el parque de energía solar más grande de Castilla y León. Y con una media de 2.894 horas de sol al año y una tasa de irradiación solar de 5,1 kilovatios por metro cuadrado, parece que el sol ‘brilla’ intensamente sobre el futuro enérgico de Soria. La provincia comienza a ser ‘atractiva’ para la instalación de este tipo de infraestructuras generadoras de energía limpia no contaminante.

Además del proyectado parque solar de alrededor de 400 hectáreas  (unos 155.380 módulos fotovoltaicos) con afectación a Alconaba y otras localidades como Renieblas, Aldehuela de Periáñez, Almajano, Aldealseñor o Castilfrío y actualmente en proceso administrativo de resolución de alegaciones, la Subdelegación del Gobierno de Soria está a la espera de recibir toda la documentación de cara a sacar a información pública otra iniciativa de instalación de parque solar, de 93 megavatios que se establecerá entre Arcos de Jalón y Medinaceli. Al mismo tiempo, ya están en distintos grados de proyección otros grandes parques solares: ‘Tierra de Ágreda’, entre Castilruiz y Matalebreras de unos 95.080 módulos, ‘Eugenia’, también en Matalebras y aproximadamente la misma superficie; y otras dos platas de unos 62 megavatios : Trévago solar 1 y 2. A marzo de este año, las explotaciones fotovoltaicas en tramitación sumaban la producción de 320 megavatios. Sólo las plantas de generación de energía solar mayores de 50 megavatios deben pedir autorización ante el Gobierno de España. Las de tamaño inferior dependen de la Junta de Castilla y León. En junio de 2021 el número de estas plantas fotovoltaicas se elevaba ya a 284. Al mismo tiempo, se encontraban en tramitación otras 24, según datos facilitados por la Delegación Territorial del Gobierno regional en Soria. Con el compromiso de la Unión Europea de reducir las emisiones de gases invernadero un 55% en el año 2030 y una línea de ayudas especialmente vinculada a la energía solar a través de los fondos Next Generation, la apuesta por las energías limpias vive un auge imparable que no todos ven sin mácula a pesar de sus innegables ventajas.

Para algunos colectivos como agricultores y empresarios de turismo rural, la instalación de parques solares tiene aspectos muy positivos, pero también otros que, cuando menos, habría que analizar detenidamente antes de que el fenómeno sea imparable y sea demasiado tarde.

"DESTRUYEN EL PAISAJE"

«Crear sostenibilidad y energía para suministro está perfecto», añade Beatriz Calavia, presidenta de Tursoria, la Asociación de Alojamientos Rurales de la provincia. Y, de hecho, la entidad presentó el pasado mes de diciembre una petición para dotar a 375 alojamientos rurales de placas fotovoltaicas con el objetivo de mejorar su eficiencia enérgica y reducir la huella de carbono. Sin embargo, insiste Calavia, otra cosa es la instalación de «macromega parques solares que lo devoran todo», insiste. «Estamos en contra», declara.

El impacto visual sobre el paisaje es una de las razones que esgrimen desde este colectivo. «Va en contra del turismo», una de las pocas vías de desarrollo económico disponible en las pequeñas poblaciones de la España y Soria Vaciada. Porque precisamente, apunta Calavia, muchos de los clientes del turismo rural vienen buscando el paisaje y no metros y metros cuadrados de paneles solares. Pero ésta no es la única razón. También objetan sobre el modelo de negocio que propugnan estas grandes infraestructuras de explotación y gestión de estas renovables. «Esta energía se va a otros lados», no repercute en el consumo local. Y, además, insiste, no contribuye al desarrollo sostenible, al arraigo y la fijación de población como sí lo hacen, por ejemplo, la agricultura y la ganadería, con trabajadores residen en la provincia. En resumen, recalca la presidenta de Tursoria, «destruyen el paisaje y la sostenibilidad del mundo rural».

En este sentido, la entidad considera que debería haber una regulación más exhaustiva para este tipo de parques de energía fotovoltaica. También con el tema de «los molinos» cuyo ruido, además, se agrega a los perjuicios de esta energía limpia junto a los daños que causa en «nuestras aves». Sin embargo, los importantes incentivos económicos con los que ‘tientan’ las compañías promotoras a los propietarios de los terrenos parece que, añaden desde Tursoria, harán que este tipo de grandes explotaciones solares sea en la práctica «difícil de parar».

Frente a la rentabilidad que un propietario puede sacar por el cultivo de la tierra (la cifra se sitúa en torno a 300 euros por hectárea al año), estas grandes explotaciones solares están pagando rentas anuales que oscilan o superan en muchos casos los 900 euros. De la misma opinión son las organizaciones agrarias sorianas consultadas. «Al agricultor le dejan entre la espada y la pared», añade Pablo Ayllón, técnico de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) Soria. Para esta entidad los agricultores viven una situación de «indefensión total», especialmente aquellos que tienen en arrendamiento de alquiler sus explotaciones. La ‘tentación’ de un rendimiento económico mayor está haciendo que muchos propietarios se decanten por la rentabilidad que ofrecen las empresas promotoras de parques solares y que rompan los contratos de arrendamiento suscritos desde hace años con los agricultores que las cultivaban. «Si estas empresas están ofreciendo entre 800 y 1.000 euros es inviable que los agricultores puedan subir sus aportaciones cuando el sector tiene tantos problemas de viabilidad», insiste Ayllón.

LA «INDEFENSIÓN» DEL AGRICULTOR

Para UPA está claro que debe apostarse por las energías limpias, pero sin perjuicio de la explotación agraria, que, al fin y al cabo, es de la que depende el abastecimiento de alimentos de la sociedad. «La ley debería proteger las parcelas agrícolas», subraya. Porque, y esto es lo más grave en opinión de UPA, las promotoras de parques fotovoltaicos siempre buscan la máxima rentabilidad (tierras cercanas a estaciones eléctricas para evacuar la energía generada) y no reparan en si los terrenos que más les convienen son yermos o altamente productivos a nivel agrícola. De hecho, insiste, suele predominar lo contrario. Si se destinan la mayor parte de las parcelas más productivas en cultivos a la producción de energía solar y se descartan los terrenos yermos o no aptos para la agricultura, ¿de dónde van a salir las cosechas?, se preguntan desde UPA.

Pero, evidentemente, insisten las organizaciones agrarias, las empresas promotoras de estos parques no se plantean ese tipo de dilemas, lo que en la práctica se traduce en la ruptura de los contratos de arrendamiento de muchos agricultores. Pablo Ayllón recalca que están recibiendo un buen número de consultas de trabajadores del campo afectados por esta problemática «a los que les quieren quitar las tierras» que cultivan.

Es el caso de José Luis Largo, que llevaba aproximadamente unos 20 años cultivando unas tierras en Trévago que ahora pasarán a formar parte de 700 hectáreas divididas en varios parques solares que se va a instalar en torno a esta localidad, Matalebreras o Castilruiz, entre otras. «Cada uno va a su interés. Es normal. Si las tierras fueran mías yo haría lo mismo» apunta este agricultor ahora resignado. Lo malo, asegura, es que no se tienen en cuenta todas las inversiones en maquinaria para labrarlas y el esfuerzo hecho en todo este tiempo. «No es lógico que habiendo terrenos que están parados o son poco productivas estos parques se ubiquen en los que tienen un alto valor productivo. Ellos miran lo más económico. Es un poco triste», apunta Largo. No queda otra que seguir adelante. Hasta que comiencen las obras de instalación podrá seguir cultivando las tierras.

El portavoz de COAG en Soria, Alfredo Cabrerizo, también considera que la situación es «complicada» y «preocupante» para los agricultores porque lo cierto es que cada vez se están promoviendo más explotaciones solares de este tipo que están ‘desestabilizando’ el mercado del arrendamiento de terrenos agrícolas. Pero más allá de lo ‘suculentas’ que pueden resultar las ofertas que realizan las empresas fotovoltaicas, Cabrerizo insta también a ‘leer la letra pequeña’ de los contratos que ofrecen. «Precaución», recomienda. Tras el período útil de estos parques, que suele oscilar entre los 20 y los 40 años, aproximadamente, hay que asegurarse bien de que las empresas se encargarán de desocupar las parcelas y dejarlas en el mismo estado que las encontraron. Si no, apunta, tal vez se encuentren con la posibilidad de que, una vez finalizado el arrendamiento, los terrenos no son aptos para el cultivo de nuevo, alerta.

OPORTUNIDAD PARA ALGUNOS MUNICIPIOS

La otra ‘cara de la moneda’ que se suma a la producción de energía limpia es el revulsivo que la construcción y el posterior mantenimiento puede generar para algunas de las localidades en las que se implantan. Para el alcalde de Alconaba, Víctor Barca, la llegada de EnVatiosXX es la gran oportunidad para ‘dar la vuelta’ al municipio y para muchos otros al abrigo de proyectos de esta envergadura.

«Soria fácilmente se va a convertirse en una potencia en renovables... O deberíamos», apunta. La Unión Europea presentó el pasado miércoles su Pacto Verde con el que pretende alcanzar las emisiones cero en el año 2050. Para ello el consumo de renovables deberá ser de, al menos, el 40% del total dentro de nueve años. Habrá que mirar al sol... que «siempre seguirá ahí», recuerda el alcalde de Alconaba.