La colegiación enfermera en Castilla y León se estancó en los últimos años y «pone en riesgo» la disponibilidad de profesionales en el futuro y la asistencia sanitaria, especialmente en el caso de las personas con enfermedades crónicas y más vulnerables. Y es que en Castilla y León solo creció un uno por ciento en el periodo de 2018 a 2021, frente al 8,2 por ciento en el total de las comunidades autónomas, tal y como se recoge en un informe elaborado por el sociólogo Juan F. Hernández, a partir de la información del Instituto Nacional de Estadística (INE). Un documento que señala que en 2021 había en Castilla y León 17.932 enfermeras, mientras que en lo que respecta a la tasa de colegiadas por 1.000 habitantes, el dato es más favorable a Castilla y León ya que es de 7,5 por ciento, frente al 6,9 por ciento de media. «Pero este indicador no debe llevarnos a sacar conclusiones erróneas puesto que Castilla y León tiene dos características únicas y es la elevada dispersión de sus habitantes, y el envejecimiento, que es el tercero mayor de toda España lo que nos indica que deberíamos estar por encima de esa tasa», explicó la presidenta del Colegio de Enfermería de Valladolid, Silvia Sáez.

Otro dato que se desprende de este informe, es que el 88% de los profesionales de Enfermería en Castilla y León son mujeres, frente al 84 por ciento de la media nacional. «Con estos datos no cabe si no hacer una llamada de advertencia a la Junta de Castilla y León para que tome medidas para evitar que las enfermeras formadas en Castilla y León se sigan fugando», alertó Sáez, para que lo que reclamó «contratos y salarios justos y que se cumplan los compromisos de 2014 para el pleno desarrollo de la Enfermería». «Cada vez hay más problemas para encontrar enfermeras, lo vemos en situaciones de crisis como la pandemia, donde enfermeras con contratos precarios abandonaron Castilla y León y se fueron a otras comunidades», concluye Silva Sáez.