La curva epidemiológica de la covid vuelve a crecer. En solo dos jornadas (miércoles y jueves), los servicios sanitarios sorianos han contabilizado 233 positivos nuevos en la provincia, el dato más alto desde febrero. 

El indicador de incidencia en mayores de 60 años (el grupo que sirve ahora como referencia para medir la evolución de la transmisión) se ha disparado hasta los 1.731 casos por 100.000 habitantes en catorce días. Son 114 puntos más que la semana pasada y supone doblar los datos de hace un mes (el 6 de abril era de 813), situando a Soria entre las provincias con peores datos epidemiológicos de la Comunidad, superada solo por Zamora (1.897).

Todo ello viene acompañado además de una leve subida de la ocupación hospitalaria por casos covid en el complejo asistencial de Soria, principalmente en planta, que pasa del 5% de la semana pasada al 6,39% esta. En concreto, según los datos facilitados por la Delegación Territorial de la Junta, al cierre de esta edición (jueves) hay 16 pacientes ingresados en la sexta planta del hospital Santa Bárbara, la denominada zona 'sucia' reservada a pacientes infectados con el virus. La semana pasada, cabe recordar, había 14. 

Los indicadores hospitalarios en las unidades de cuidados intensivos siguen normalizados, si bien en la UCI soriana, que permanecía libre de coronavirus desde marzo, vuelve a haber un paciente con covid-19 ingresado. 

¿Séptima ola? Con los casos disparados con carácter general y especialmente en el colectivo de 60 años (el único que se refleja ahora en el informe epidemiológico del Ministerio de Sanidad), los expertos ya hablan de una séptima ola. No obstante, en Soria es complicado distinguir si se trata de una onda epidemiológica nueva o es continuidad de la sexta ya que, al contrario de lo que ha ocurrido en las cinco anteriores, en esta ocasión desde diciembre los datos de contagio se mantienen en cifras demasiado elevadas para poder advertir que se ha alcanzado una zona de meseta. Desde la Junta reconocen que la incidencia está aumentando en la Comunidad, si bien creen que es «pronto» para hablar de una séptima ola porque su impacto no está siendo «grande» en las UCIs. 

La mayor interacción social durante la Semana Santa y la retirada de las mascarillas en interiores marcaron un cambio de tendencia en semanas pasadas, y a eso hay que sumar ahora un Catapán y un puente del 1 de mayo multitudinarios, un peligroso 'cóctel' que hace temer a los sanitarios por un nuevo repunte de los datos de contagio en los próximos días.