En su día tuvo sentido, no digo que no, pero en los tiempos que corren, Fitur y otras ferias diseñadas para que conozcamos la oferta en sector del turismo con detalle, están perdiéndolo, si no lo han hecho ya. La última edición de la feria Internacional de Turismo, celebrada en Madrid es más de los mismo, o menos, según se mire, sobre todo si atendemos a la ridícula presencia de Soria, que incide, como de costumbre en lo cuatro o cinco tópicos provinciales que, dicho sea de paso, coinciden con muchas otras de España en el patrimonio, la naturaleza y la gastronomía. A estas alturas lo que hacemos la mayoría es pasar unos ratos en el teclado del ordenador y de allí sacar imágenes, sugerencias, precios y hasta si hay que vacunarse de algo para viajar al lugar que por fin nos ha seducido.

¿Por qué sigue ahí FITUR o la Feria INTUR, de turismo interior? Quizá porque mantiene la inercia de la importancia que tiene el sector y porque las administraciones presupuestan, año tras año, inversiones importantes para financiar certámenes que, podrían estar bien para sectores empresariales, pero que no son útiles para el público en general. Eso sí, los medios recogen imágenes de los Reyes de España visitando pabellones, o humildes mostradores, como en el caso de Soria, y loando las cualidades de cada parcela del país que arropa su monarquía y justifica su irrelevante agenda, más allá del puro protocolo.

España no nada en la abundancia, pero FITUR parece la exhibición de nuestro poderío en el sector como otros muestran sus tanques en desfiles militares. Hablando de turismo y sobre todo del que se sustenta en el patrimonio histórico, no puedo por menos que volver a quejarme de la manifiesta incapacidad, o mala fe, de nuestros dirigentes y su falta de visión, o quién sabe si de respeto, a Soria y los sorianos. Me basta un ejemplo para evidenciar el desprecio de los responsables de cultura por lo que debían ser elementos tractores del turismo. Sin duda saben lo que supone Atapuerca en el estudio de la evolución de la especie humana. Bien, muy bien. Se estudia el yacimiento, de importancia mundial y se crea desde la Junta, por unos noventa millones de euros, el Museo de la Evolución en Burgos. Soria no tiene Atapuerca, pero tiene Ambrona y Torralba que mucho antes ya era reconocido universalmente como fundamental en la misma materia. Pero no se invierte apenas nada. Hay un minúsculo museo in situ y la investigación avanza lenta buscando los restos humanos de hace 350.000 o 400.00 años que seguro que están ahí, no lejos de las herramientas que ya se han identificado junto a los huesos de elefantes, rinocerontes o toros prehistóricos.