La Soria vaciada superará este verano los 221.000 vecinos

Nuria Zaragoza
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Es la estimación que maneja el Ministerio de Política Teritorial. Regresa la vida, pero también algunos problemas de servicios

La Soria vaciada superará este verano los 221.000 vecinos - Foto: Javier Ródenas Pipó

En Torlengua apenas viven 20 personas en invierno. Ahora hay cerca de 400. En Molinos de Duero hay 160 empadronados. Ahora duermen cerca de 1.500 personas a diario. En Alcubilla de las Peñas no llegan a 30 habitantes durante los meses más fríos. Ahora rondan los 300.  Cañamaque, Serón, Sarnago, Pozalmuro, La Hinojosa, La Rubia, Cabrejas, Fuentecambrón, La Quiñonería, Valdelagua... en todos se repite la misma estampa. Porque prácticamente los 183 municipios que ocupan esta parte de la España despoblada multiplican su población estos días. 

La Soria vaciada se llena. Pero se podría decir que es solo un ‘sueño’ de verano. Una ilusión pasajera que se esfumará tan pronto como el calendario salte del 20 de agosto. Porque si en algo coinciden los alcaldes es que esto ya no es lo que era, y ahora el incremento poblacional se concentra en tres-cuatro semanas, desde finales de julio hasta mediados de agosto. Ya no son los tres meses de antaño. 

Es el efecto de las vacaciones estivales, donde se unen dos fenómenos. Por un lado, el regreso de los hijos ‘pródigos’que en su día emigraron en busca de un futuro mejor y ahora retornan unos días al lugar donde se hunden sus raíces. Por otro, el turismo de interior, donde Soria cada vez tiene más peso. La vida, en su máxima expresión, vuelve a los pueblos de Soria. Y el mundo rural late de nuevo.

Se estima que Soria llegará a acoger este mes a más de 221.000 personas. Para que se hagan una idea, es más del doble de la población habitual de esta provincia, que no llega a alcanzar los 90.000 empadronados. 

La estimación procede de la Encuesta de Infraestructura y Equipamientos Locales que realiza periódicamente el Ministerio de Política Territorial y Función Pública. Para calcular este dato, el Ministerio analiza el padrón, el censo de viviendas, la oferta hotelera y la de turismo rural de cada uno de los 183 municipios, así como de sus barrios y pedanías. De la suma de todo, extrae la población estacional máxima.

De acuerdo a esta encuesta, Molinos es uno de los municipios que más crece al pasar de 161 empadronados a superar el millar. Su alcalde, Miguel Bonilla, aún aumenta más esta estimación del Ministerio y cifra en «1.400-1.500» la población actual. Su potencial turístico les ha obligado ha ir dimensionado sus servicios desde hace ya un tiempo, de manera que ahora que multiplican su población «por nueve o diez» «está ya todo adaptado y no hay ningún problema», asegura Bonilla.

También en Alcubilla de las Peñas se disparan los datos y «la población se multiplica por diez o más», indica su alcalde, Juan Luis Antón, que considera que esta semana se registrará el momento de mayor afluencia ya que «se celebra la Virgen ySan Roque y coincide con la semana cultural que organiza la Asociación de Amigos de Alcubilla de las Peñas». Así las cosas, este fin de semana «estaremos cerca de 300», mientras que «en invierno fijos habrá 25-30». Tampoco allí hay problemas de servicios. En ocasiones, se colapsa la recogida de basuras pero, como en la mayoría de pueblos, en Alcubilla han solicitado ya más contenedores a la Diputación para atender el aumento de población. 

No es un caso único. En agosto del pasado año se generó un 75% más basura que en junio en la provincia.  

problemas de abastecimiento. No corren la misma suerte en Torlengua, donde el aumento de población ha traído consigo algunos problemas de abastecimiento que han obligado a pedir ayuda a la Diputación, primero, y ahora al pueblo vecino. 

Allí hay ahora más de cien casas abiertas y todas están llenas. Son demasiados grifos para un pueblo que  este año ha sufrido «la tormenta perfecta», apunta de forma simpática su alcalde, Matías Ágreda, para explicar los problemas sufridos con el agua de consumo. «Es la suma de todo. Tuvimos unas averías, que ya se han solucionado. Luego la sequía, que ha secado los manantiales. Y a eso le sumamos el aumento de población...», resume el regidor, quien ha encontrado una solución provisional gracias a la «colaboración» del pueblo vecino de Serón de Nágima. Cada dos días, él o su teniente de alcalde se turnan para llenar el depósito que abastece a los «cerca de 400 vecinos» que «estos días» llenan el pueblo. Antes, tuvieron que solicitar la ayuda a la Diputación, quien les suministró 190.000 litros de agua hasta julio con camiones. 

Cuando se acaba el depósito, el teléfono del alcalde «arde» a llamadas de los vecinos. Así que para el futuro próximo, Ágreda confía en que se desbloquee «de una vez» el proyecto que lleva sobre la mesa desde hace dos décadas y que permitirá llevar el agua desde el Duero. «Ya lo hemos intentando acelerar y espero que Endesa nos de ya el permiso», confía. Un apunte, Torlengua multiplica su población por 20. «Lástima que la última semana de agosto se vayan y en el invierno aquí quedamos 20», sentencia.

Los problemas de suministro no solo afectan a este municipio del campo de Gómara, en lo que va de año los camiones cisterna de la Diputación han abastecido ya 615.000 litros de agua por falta para el abastecimiento de la población.

Los veraneantes han traído vida y juventud a los pueblos, pero su llegada supone también más residuos, más agua, más gente susceptible de ponerse enferma... y no siempre las administraciones tienen capacidad para dimensionar los servicios públicos en tiempo récord. Y eso sin olvidar un detalle, todo tiene un coste y los presupuestos locales (vinculados a los empadronados) son limitados.