Editorial

Frente común contra las violaciones del derecho internacional

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La invasión rusa de Ucrania constituye una agresión y una violación del derecho internacional que ha concitado una condena prácticamente unánime de la comunidad internacional. Putin ha vuelto a cruzar todos los límites, como ya hiciera en 2014 cuando promovió y provocó la escisión de Crimea y su adhesión a la Federación Rusa, lo cual requiere un frente común por parte de la ONU, la Unión Europea y la OTAN para que el despótico dirigente ruso revierta la guerra y se siente a la mesa de negociaciones. Aunque aún es pronto, las autoridades europeas preparan un paquete de sanciones con restricciones a la economía, exportaciones y finanzas rusas, así como a la política de visados. La Comisión Europea advirtió ayer del duro impacto que tendrá la respuesta de Occidente para el crecimiento económico y la inflación en Rusia, aunque evidentemente esta situación bélica a las puertas de Europa tampoco saldrá gratis a nuestro país. 

Existen dudas legítimas en algunos estados europeos sobre la inmediatez y dureza de las sanciones, pero en estos momentos es crucial mostrar unidad y firmeza en la respuesta a Putin, pues la tibieza internacional exhibida tras su anexión de Crimea no ha servido para frenar su insaciable expansionismo, muy al contrario. En este sentido, la OTAN y la UE no deben dejar a su suerte a los ciudadanos ucranianos y deben propiciar el silencio de las armas y la constitución de una mesa de negociación que consiga un acuerdo con garantías de seguridad para todos los países que se encontraban en la órbita de la antigua Unión Soviética y que hoy, libremente, pueden decidir su futuro. La legalidad internacional debe ser respetada por todos los países y cuando alguien la viola, como Rusia en esta ocasión, debe ser impuesta a través de todos los cauces que procedan.

Y si en el ámbito internacional hay que exigir unidad frente al invasor, este frente común debe comenzar en casa. Todos los partidos políticos deben apoyar al Gobierno español en su reacción ante la agresión rusa. De momento, la declaración institucional leída por el presidente Pedro Sánchez ha sido respaldada por las fuerzas políticas, incluso por sus socios de Podemos, que no perdieron la oportunidad de cuestionar la OTAN. Las explicaciones comprometidas para el miércoles en el Congreso deben mostrar un país unido junto a nuestros socios europeos en la condena a la violación internacional, en la respuesta coordinada e incluso en las medidas necesarias para reducir el impacto que este conflicto va a tener en la economía española, especialmente en el sector energético, en los hogares y en una recuperación que iniciaba el despegue. Y todo, sin abandonar a los ucranianos, especialmente a los civiles que sufren el impacto directo de una guerra que solo provocará daño y destrucción sin justificación alguna.