El 'plan Griezmann'

Diego Izco (SPC)
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Simeone insiste en el francés, obligado a devolverle la confianza tras una 21/22 decepcionante

El ‘plan Griezmann’ - Foto: atleticodemadrid.com

«Va a ser su año». Es una frase que los dos periódicos deportivos de Madrid han publicado en los últimos días. No hay ningún nombre detrás de la frase. «Fuentes cercanas a...» o «se oye en el vestuario» o «el cuerpo técnico tiene ese pálpito». Y las luces apuntan a Antoine Griezmann, hoy con pelo platino corto, 31 años, un Mundial a la vista, mucha competencia en Madrid y Francia y fe ilimitada en sus posibilidades. Primero él mismo, después Deschamps, siempre Simeone. 

Este pasado jueves, el 'Principito' volvía al escenario donde anotó su último gol liguero, Cádiz. Habían pasado ocho meses y cinco días desde entonces… y el galo volvió a encontrar el camino de las redes rivales. Atrás quedó la ansiedad. Apenas dos semanas después de aquel partido de noviembre de 2021, una entrada de Carvajal en el derbi madrileño le introdujo en un período sombrío que no conocía: una presunta lesión larga de la que volvió a los 15 días. 

Fue un espejismo, ya que a los 18 minutos de un duelo de Copa en Majadahonda se resintió y, entonces sí, estuvo mes y medio en el dique seco. En su vuelta siguió siendo el Griezmann trabajador, solidario, incansable… pero ya no el jugador goleador. Por eso, 249 después se festejó tanto su choque en el Trofeo Ramón de Carranza: cabeceó al poste, marcó un gol, originó otro y asistió en el tercero de los cuatro que marcó el Atlético. Tiene marcado en rojo el curso 22/23, su segundo de cesión (aún pertenece al Barça) como rojiblanco.  

Sin gol

El 21/22, según el propio atacante, es un borrón en su currículum que está dispuesto a compensar esta temporada. Apenas fueron ocho dianas, unas cifras muy bajas que alimentaron muchas dudas en los despachos (y el graderío), pero no así en la parcela deportiva, donde Simeone le otorgó minutos y minutos a pesar de el constante 'runrún' que se generaba en el Metropolitano cada vez que fallaba un control, un pase o una ocasión. «Este va a ser su año», se repite desde el corazón del club, como un mantra que escenifica más un deseo que una certeza.   

El '8' del 'Atleti' es el máximo realizador del 'cholismo' y el técnico argentino está convencido de que retomará las cifras deseadas: superar la barrera psicológica de los 20 tantos por temporada, algo que hizo en los cinco cursos en rojiblanco (de 2014 a 2019), que ya había hecho en su última campaña en la Real Sociedad (21 en la 13/14) y que solo dejó de hacer el primer año en el Barça (15 en la 19/20). De hecho, el objetivo no declarado de Simeone es que 'Grizi' alcance esos guarismos para poder competir por LaLiga frente al Real Madrid y el Barcelona. Sin un atacante con esos números, el cuadro colchonero está sin posibilidades: gracias a los 21 goles que consiguió Suárez hace dos campañas se pudo festejar el título en casa; el pasado curso, los 13 tantos del propio Suárez y Correa fueron insuficientes: el 'Atleti' se quedó a 25 puntos de su rival en la capital. 

Líder en la sombra

El entrenador mima a su figura. Y la figura, después de una mala temporada, se siente en deuda con toda la confianza depositada… y no devuelta. Esa es la táctica psicológica de Simeone, consciente de que Griezmann, acusado (no sin razón) de ser a veces demasiado frío, es un fuera de serie cuando está en forma y liberado de presión. Así actúa en Francia, donde otros se llevan los focos y acumulan las expectativas mientras él, como señaló Deschamps, «es una especie de líder en la sombra. El que nadie espera… pero siempre aparece». En Cádiz, este pasdo jueves, el francés fue el único en jugar los 90 minutos. 

Salvo volantazo inesperado en la libreta del 'Cholo', Joao Félix y Griezmann será la dupla ofensiva del Atlético que viene. Apretarán fuerte Cunha y Correa (la competencia es fiera) y queda por dilucidar el futuro de Morata, agarrado a una cuerda donde conjunto colchonero y la Juventus juegan al tira y afloja. Pero si le tuvo fe ciega en un curso de sequía, ahora que «va a ser su año» no hay dudas.