José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Atentados legales

19/08/2022

Recorrí el tramo del Duero, río arriba, desde el Puente de los Arrieros hasta el De Santo Domingo. Sabía que no me iba a gustar lo que vería por las referencias que tenía sobre la restauración de esta histórica construcción. Aun así me quedé de piedra.

Este puente medieval, muy próximo al campamento juvenil que ahora se utiliza como espacio para festivales, obtuvo hace un par de décadas la declaración de Bien de Interés Cultural. El premio consistió en una reconstrucción parcial, tan agresiva, que no hay manera de ver ni el más mínimo vestigio la estructura del siglo XII. No gustó a nadie porque, además, el puente no era accesible desde ninguna de las dos márgenes. Sencillamente dejaron a medias el proyecto.

El caso es que entre el ayuntamiento de Covaleda y la Junta de Castilla y León resolvieron que fuera transitable para peatones y bicicletas con una ocurrencia de nota. Sobre la estructura de piedra,-piedra nueva que sugiere cualquier cosa menos que estamos ante un puente de 900 años,- se ha construido una pasarela de madera. Para definir el esperpento final no encuentro calificativos en el diccionario de la Real Academia de la Lengua. Mejor vayan y vean. Si conocían el original pregunten a Mafalda, en que farmacia venden su famoso Nervocalm.

Es cierto que el Puente de Santo Domingo estaba en una situación precaria. Había sido destruido en parte para dejarlo más estrecho y que no permitiera el paso de vehículos. Cosas de la Guerra Civil, me contó un covaledense cuando hace unos treinta años conocí por primera vez ese lugar. La verdad es que no he podido verificar con datos históricos este testimonio pero parece bastante verosímil. Como quiera que no soy arqueólogo ni arquitecto, me limito a constatar la enorme chapuza perpetrada por los responsables que sí lo eran pero, como aportación a toro pasado, me permito recomendarles que, si se acercan a Fuentepinilla, pregunten por el Puente de las Cabras. También medieval, de un amplio vano y en situación algo comprometida. Ese sí fue magníficamente restaurado y consolidado. No ha perdido su identidad.

El puente de Santo Domingo de Covaleda ya no existe. Sólo se me ocurre compararlo con el Ecce Homo de Borja. En internet hay algunas, muy pocas fotos de antes de la primera intervención. Les servirá para hacerse una idea cuando recorran aquel maravillo paraje entre los pinos y el Duero infantil que estos días es poco más que un arroyo.

Si quieren rematar el disgusto y volver a casa con la vena asesina a flor de piel, vayan a Castroviejo, en Duruelo. Lo han llenado de metal para crear unos estúpidos miradores demoledores para este sistema rocoso. Inversiones destructivas.