«Habrá un cambio si el voto de centro-derecha es para el PP»

Benjamín López (SPC)
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Adolfo Suárez Illana defiende que el Partido Popular es el único equipo capaz y con experiencia para evitar que España vuelva a entrar en crisis

«Habrá un cambio si el voto de centro-derecha es para el PP» - Foto: JUAN LAZARO

Un impactante retrato de su padre preside su despacho de la calle Génova, en la séptima planta de la sede del PP. La mirada intensa del que fuera presidente del Gobierno en la Transición persigue al que le mira, desde cualquier esquina de la habitación. Y esa mirada, confiesa Adolfo Suárez Illana, le hizo volver a la política activa y asumir la responsabilidad que le ofreció Casado para intentar llevar de nuevo al PP al Gobierno de España. 

El PP insiste en la idea de que en estas elecciones España se juega su futuro. ¿Por qué creen que estamos en un momento tan trascendental para nuestro país?

Porque una de las opciones, el PSOE de Sánchez, está dispuesta a pactar con los bildu-etarras y con el secesionismo catalán sin importarle el precio que tenga que pagar por ello. Frente a esa opción, la única que de verdad supone un muro de contención contra todo ese proyecto es la del PP.

Las encuestas publicadas ponen en duda que PP-Ciudadanos y Vox puedan alcanzar la mayoría suficiente para gobernar. ¿Manejan ustedes otras?

Yo lo veo con otros ojos. Lo que de verdad dicen las encuestas es que la mayoría de los españoles quiere cambio, no quiere a Sánchez en La Moncloa. Y para eso, insisto, solo hay una opción, que es la del PP. Efectivamente, si se divide el voto no conseguiremos que el espectro mayoritario ahora mismo de la sociedad, el centro-derecha, consiga el Gobierno. Si el voto lo conseguimos unir en torno al PP, lograremos el cambio.

Pero Vox está ahí y parece que va creciendo. ¿Tienen un plan anti partido de Abascal?

El PP tiene un plan pro PP y no anti nadie. Yo ya he visto muchos partidos nacer con grandes expectativas que luego se han quedado en nada o incluso han llegado a desaparecer. Nosotros hacemos propuestas de Gobierno, realizables, planteamos una opción seria de Gobierno. Hay otras opciones menores que si consiguen un determinado número de votos pueden debilitar las opciones del centro-derecha. 

En Vox sienta muy mal la apelación al llamado voto útil que hacen desde el PP porque dicen que es falso. ¿Qué dice usted?

La evidencia es la evidencia. Hoy nos dicen todos los estudios que el voto del centro-derecha, en el que se ha introducido un partido como Ciudadanos, que realmente es de centro-izquierda, es mayoritario en España. Y si no llega a ser mayoritario también en escaños es porque está dividido. Esa es la realidad. El votante de Vox que de verdad quiera que Sánchez no llegue a La Moncloa debería votar al PP. Unificar el voto en un partido, con nuestra ley electoral, significa fortalecer ese partido. No hay vuelta de hoja. 

Las encuestas dicen que hay un alto porcentaje de indecisos. ¿Hasta que punto considera que la campaña puede ser decisiva?

Si hay entre un 30 y un 40 por ciento de indecisos, como dicen las encuestas, lo que es evidente es que la campaña va a ser extraordinariamente importante. Por lo tanto es muy difícil aventurar qué es lo que va a ocurrir. Por eso yo no hablo de voto útil porque no hay un voto inútil. Lo que hacemos nosotros es un llamamiento al voto de la responsabilidad. Jamás se está al cien por cien de acuerdo con una opción política. Nosotros lo que hacemos es llamar a la unidad del voto en torno al proyecto más cercano a los intereses del ciudadano pero que a la vez pueda ser un dique de contención contra aquello que no quiere que ocurra. 

Hay otra opción posible si da la suma de escaños, que es PSOE-Ciudadanos. Rivera insiste por activa y por pasiva que no va a pactar con Sánchez. ¿Le cree?

No tengo por qué creer en un adversario político. Lo que tengo es que ver qué ha hecho en el pasado. Y Ciudadanos ha hecho una cosa y la contraria casi en cada tema que se le ha planteado. Dijo que no pactaría con el PP y pactó. Dijo que no pactaría con el PSOE y también pactó. Dijo que no a la ley de prisión permanente revisable y ahora dice que hay que ampliar los supuestos. A las pruebas me remito. Mirad lo que han hecho y veréis lo que harán. 

Antes de la convocatoria de elecciones, el debate político giraba en torno a Cataluña, el 155, la unidad de España. Sánchez ha conseguido que eso pase a otro plano menor y que se hable ahora de otros temas como el aborto y la eutanasia. ¿Es mérito de Sánchez o demérito de ustedes?

No lo comparto. Una cosa es el empeño de Sánchez de no hablar de Cataluña, porque sabe que le perjudica, y otra es que los demás no hablemos permanentemente de ese asunto primordial. Yo no hago mítines, hago charlas y coloquios con unos centenares de personas. A mí de lo que me preguntan es por Cataluña, la lengua, la educación... Jamás por la eutanasia y pocas veces por el aborto. Una cosa es lo que el PSOE, con el señor Redondo a la cabeza, intenta colar en la campaña y otra son las preocupaciones reales de los españoles. 

El PSOE se ha negado a un debate cara a cara Sánchez-Casado. ¿Qué opina?

Eso indica el valor del presidente y el respeto por el interés de los españoles. Me parece una falta de respeto absoluta a los españoles que quieren ver al presidente del Gobierno debatir con el otro líder que también puede ser presidente sobre los temas que de verdad interesan a la gente. 

Respecto a Cataluña, Casado se ha comprometido a aplicar el artículo 155 en cuanto llegue a La Moncloa, pero para eso hace falta tener mayoría absoluta en el Senado. ¿No cree que, en aras de eso, el PP, Cs y Vox deberían haber presentado listas conjuntas?

Nosotros hemos tendido la mano a nuestros adversarios todo lo que ha sido posible y más en el momento que había que hacerlo, antes de cerrarse el plazo para la presentación de las candidaturas. Y ni unos ni otros han querido. Solo hemos conseguido un acuerdo en Navarra. Me cuesta mucho trabajo creer en ese patriotismo del que hablan algunos cuando no son capaces de renunciar a intereses partidistas en aras del bien común. 

Desde ese punto de vista le pregunto. ¿Qué es más importante para España, que Pablo Casado sea presidente o que PP, Cs y Vox sumen lo suficiente como para formar Gobierno?

La ciencia ficción no funciona en política. La única opción que nos indican todos los sondeos es que quien lidera el centro-derecha es el Partido Popular y Pablo Casado. No le demos más vueltas. Y el único equipo capaz, proyecto capaz y formación con experiencia es el Partido Popular. 

Otro compromiso del PP es la revolución fiscal, la bajada de impuestos masiva que promete Pablo Casado. ¿Cómo es compatible eso, bajar impuestos, con mantener el Estado de bienestar?

Merece una reflexión un poco profunda. Este país se constituyó en 1978 como Estado social y democrático de derecho. El primer apellido es social y eso es entender la nación como un compromiso para ayudarnos los unos a los otros. Eso, para nosotros, se fundamenta en una cosa: ser capaces de manejar la economía y las crisis orientando todo a la creación de puestos de trabajo. No hay política social más importante que esa. Cuando se dice que el PP solo trabaja para los poderosos es radicalmente mentira. Una buena gestión de la economía beneficia sobre todo al más débil. El poderoso tiene mil recursos para protegerse. Nos vamos a enfrentar en breve plazo a una de las crisis más duras de la Historia y por eso es tan importante que al frente del Gobierno de España haya personas con solvencia.

¿Cree que estamos a las puertas de una nueva y profunda crisis?

Las creencias son para la fe. Yo constato lo que nos está diciendo todos los grandes organismos internacionales, los bancos y centros de estudios. Señalan que estamos a las puertas de una crisis que si no es manejada con acierto puede afectar muchísimo a la economía mundial. 

Respecto a la España autonómica, ¿el Partido Popular propone recentralizar competencias como la de Educación?

España es un Estado de derecho. El imperio de la ley es fundamental y en democracia no nos debe dar miedo nunca aplicar la ley. Y eso implica, siempre, proteger al débil frente al fuerte. No significa quitarle competencias a nadie sino que cada uno cumpla con aquellas que tiene atribuidas en derecho. No hace falta tocar las competencias de Educación para que en toda España se estudie Lengua, Literatura, Geografía e Historia de la misma forma. Lo mismo sucede con el resto de atribuciones asignadas.