Un mes de agosto lleno da aire al turismo soriano

N.Z.
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Satisfacción en hoteles, restaurantes, casas rurales, establecimientos de eventos... tras un verano de casi normalidad pero, avisan, un mes bueno no compensa las pérdidas

Un mes de agosto lleno da aire al turismo soriano - Foto: VALENTIN GUISANDE

El turismo de interior impulsado por la pandemia ha salvado la temporada alta en Soria, que cierra con todos los indicadores al alza tras un agosto en el que Soria ha colgado el cartel de ‘lleno’. Es sin duda un balón de oxígeno para un sector al límite pero, no obstante, hablar de recuperación se antoja todavía complicado. 

Hosteleros, restauradores, responsables de casas rurales, agencias de viajes, el sector de los eventos, guías turísticos, comerciantes... comparten el mensaje: un mes bueno no podrá compensar las pérdidas acumuladas en el año y medio que se extiende ya esta pandemia. Y, aunque este verano ha sido de algún modo un punto de inflexión, nadie ignora que empieza la época dura y que el semáforo de sus negocios en los próximos meses no vendrá marcado solo por su trabajo, sino por la evolución de contagios y el avance de la vacunación.

El sector de la hostelería «ya nota el descenso en el número de turistas» tras el verano y ahora mira ya hacia el otoño, «que no se prevé halagüeño», avisan desde ASOHTUR. A estas alturas, las reservas para septiembre suponen apenas el 15% y la previsión es que esta próxima temporada sea «más floja que ningún otro año». No obstante, los profesionales de la hostelería confían en que se siga manteniendo la tendencia de las reservas de última hora, una práctica que se ha impuesto en pandemia. 

más demanda tras la covid.  El mensaje se repite desde el ámbito rural, donde se ha vivido un agosto de pueblos llenos con «muy buena ocupación». Pero «el verano no compensa las pérdidas acumuladas y tardaremos en recuperarnos», reconocen desde TurSoria, la Asociación de Turismo Rural de Soria. No obstante, destaca su presidenta, Beatriz Calavia, «hemos sido valientes resistiendo y, si hemos llegado hasta aquí, tenemos que seguir. Siempre unidos para crear en Soria un sector de calidad». 

En esta línea, considera que «la pandemia ha hecho que el turista cambie su forma de pensar y de actuar» y la afluencia de turismo a Soria de los dos últimos veranos «nos dice que nuestra provincia desde el COVID es y será cada vez más demandada», por lo que «nos tiene que hacer replantearnos que Soria tiene futuro en este sector». «Tenemos mucha competencia pero debemos creer en nuestro potencial y darlo a conocer», aboga, apostando siempre por la calidad y por trabajar más la promoción, tanto a nivel privado como desde las administraciones. 

Tras la experiencia vivida el año pasado -«vivimos un verano muy bueno, seguimos con un otoño muy bueno y, de repente, todo se truncó con una normativa COVID desde la Junta por la que era imposible trabajar»- , desde TurSoria reconocen que cuesta ser optimistas. No obstante, confían en las últimas medidas anunciadas  -la Consejería de Cultura y Turismo pone en marcha el 15 de septiembre unos bonos turísticos para atraer turismo a la Comunidad- sea una señal de que «no habrá cierres perimetrales y este año será diferente a las medidas sufridas en el 2020».

vuelven los eventos. En el sector de los eventos comienzan a ver la luz tras más de un año prácticamente sin ingresos. Aunque la parte del negocio vinculada a empresa, congresos, eventos institucionales... sigue totalmente suspendida, han vuelto las bodas, comuniones, bautizos, celebraciones familiares... casi como antes de la pandemia y, en términos generales, en el sector apenas han anotado este verano un descenso del 10% en el número de eventos celebrados respecto de ante de la pandemia. Eso sí, con un matiz, porque ahora son citas más reducidas, más familiares, lo que compromete la rentabilidad de un negocio que, cabe recordar, parte «de cero» en cada evento y su beneficio va directamente vinculado al número de comensales. 

Es pronto para adivinar si esta tendencia ha venido para quedarse pero el portavoz del sector en ASOHTUR, José Antonio Benito, avisa que «después de una gran crisis siempre hay cambio de tendencias» y «puede ser que las bodas multitudinarias pasen a la historia». Habrá que ver la evolución y «cómo nos adaptamos», aventura Benito, quien espera que, si no cambia la situación sanitaria, el negocio pueda empezar a remontar ya que, por lo que está observando en su propio negocio, la gente está anticipando las reservas y el próximo año ya tenemos gran parte del año cerrado». Y todavía quedan eventos anulados de 2019 que se han ido retrasando.

otoño incierto. Los guías turísticos han vivido su segundo año en la cuerda floja. Sin sus principales clientes, los grupos organizados, han tenido que«diversificar» e ir a la ‘caza’ del turista individual, una opción que no resulta sencilla porque la mayoría de la gente opta por conocer la ciudad por libre pero, además, porque esa oferta ya está cubierta por la propia Oficina de Turismo. No obstante, en un verano de ‘lleno’ como el vivido ha habido clientes para todos, lo que ha permitido «salvar los muebles». «No ha tenido nada que ver con otros años porque este año no ha habido grupos, pero ha servido para subsistir», apunta la presidenta de la Asociación de Guías Turísticos de Soria, María Rupérez. Superado este punto de inflexión, las miradas se centran ahora en el otoño, que es realmente su «temporada fuerte» ya que «aquí jugamos con un turismo que combina naturaleza y patrimonio y el otoño es la mejor etapa para disfrutar de ambos». «Esperamos que vuelva a resurgir y vuelvan a llegar los grupos y reservas», confía la portavoz de los guías turísticos, quien recuerda que antes de la pandemia Soria vivía un momento dulce y «el otoño se alargaba hasta diciembre y se trabajaba muy bien».

También a lo que suceda en los próximos meses y la flexibilidad de algunas medidas miran las agencias de viajes, que siguen teniendo parte de su plantilla en ERTE. Ese recorte de gastos en personal está evitando de momento cierres en Soria ya que «no hay ingresos», avisa su portavoz, Alfredo Tundidor.  Aunque este verano han vendido «mucha costa, algo de isla y algún viaje de novios», hasta agosto el negocio ha caído un 80% respecto de un año preCOVID. 

Sin  el ‘colchón’ de la temporada alta, la baja que viene se aventura complicada ya que ni hay ni se esperan los viajes de grupos, de empresa, escolares... que suelen salvar estos meses. En este escenario, el futuro queda en manos de los viajes del Imserso, el Club de los 60 (si cambia el modelo y lo gestionan las agencias) y, sobre todo,  del avance de la vacunación a nivel mundial para que «se abran más los viajes». «La gente quiere salir pero tiene miedo de los confinamientos, cierres... Sería bueno que, al menos en Europa, todos los países tuviéramos las mismas normas», aboga el portavoz de las agencias de viajes.